"Reise"

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Capítulo XII


°Viaje°



La boda había sido un tanto intensa pero hermosa, me la pasa súper bien lo único que me gustaría omitir seria las múltiples amenazas de mi padre a mi ahora marido Carlisle. De un momento a otro me había trastornado completamente como su hubiese tenido un choque contra la realidad, pues era momento decisivo lo que iba a pasar una vez llegando a tan misterioso lugar.

¿Me dejaría con las ganas?, o ahora si me quitaría la tarjeta "V" aún no lo sé, pero será mejor prevenir los dos casos prepararme mentalmente para lo que venga, por lo pronto y lo más idóneo sería concentrarme en otras cosas antes de terminar excitada en plena carretera.

- ¿En qué tanto piensas?, no me digas que te estas arrepintiendo tan pronto - aunque Carlisle iba manejando, no dejaba de verme con una sonrisa burlona que solo él sabe cómo hacer, su sonrisa que pareciese inocente, pero es todo lo contrario.

- Puede ser, la verdad es que no, pero mejor dime ¿Dónde vamos? -solo puedo voltearlo a ver.

- Es una sorpresa – respondió sonriente.

- ¿Me vas a volver a secuestrar? - indague con una ceja levantada.

- Muy graciosa, yo jamás te he secuestrado - aclaro con un apretón de manos luego de unirlas conmigo.

- Pues yo si recuerdo una vez, querido esposito mío - me rio por su cara y me acerco para besarle en la mejilla.

- Deberías dormir aún queda tiempo para llegar cariño – sugirió.

- Solo te aviso, soy ciudadana mexicana y residente estadounidense así que si piensas pasar alguna otra frontera y nos detienen no es mi problema, pues el que avisa no traiciona -le sonreí con burla - Pero aun así te amo.

- Ya está todo listo, pequeña ilegal - dice Carlisle mientras aprieta una de mis mejillas.

- ¡Me ofendiste Shek, me ofendiste regacho! – le digo en español, algo que claramente no entendió mi vampiro sexy.

Técnicamente no soy ilegal, pero lo dejare pasar pues tenía mucho sueño asique mejor decidí dormir, no sé cuánto tiempo exacto dormí desperté hasta que sentí un gran frio que carcomía mis huesos.

- ¿Qué pasa? – pregunto de nuevo, con el ceño fruncido.

- Tengo mucho frio, ¿Cuándo me has puesto esta cobija? – pregunté pues no recuerdo en lo absoluto el habérmela puesto.

- Cuando pasamos la frontera de Canadá, si tienes mucho frio pequeña pinte la chamara que empaque - Carlisle sin dejar de conducir me paso una chamara que estaba en la parte media del auto, yo muy apenas me podía dormir por el dolor de huesos a causa del frio.

Una vez calientita, me dedique a ver el paisaje que me mostraba el recorrido, como si fuese lo más interesante del mundo. No era como que no quería hablar con Carlisle, pero aun tenia sueño y eso me ponía siempre de malas. Desperté al día siguiente, aun estábamos en el carro.

- Buenos días señora Cullen - dice mi marido mientras me toma de la mano, que raro se escucha decir mi marido cuando juraste y perjuraste nunca decir eso o en mi caso nunca casarme.

- Buenos días señor Cullen, amaneció usted más guapo - Carlisle sonrió mientras me domaba as fuerte de la mano - oye cariño, falta mucho para llegar, porque algo me dice que has conducido toda la noche.

Mi verdadero Amor - Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora