Natalia se fue a la cocina para librarse, siendo claros, del calentón que llevaba encima. Cogió un vaso de cristal que había sobre la encimera y lo llenó de agua, bebiendo después. En su mente volaban palabras, razones de peso que la obligaban a ceñirse al plan establecido, el cual se basaba en no sucumbir a los encantos de la rubia que se encontraba solo a unos metros de ella.
¿Y si Mikel se enteraba? Podría hacerle la vida imposible. Seguía tan resentido por aquellos rumores que corrían por allí que era capaz de hundirla gratuitamente. Él estaba dolido por cosas que no eran verdad, y ella estaba dolida porque él se lo creía todo menos lo que salía por su boca. Con el corazón a mil y los ojos inquietos, Natalia se cruzó de brazos apoyando la espalda sobre el mueble tras ella. Después de unos minutos, volvió al salón haciendo como si no hubiera pasado nada.
Se sentó en el sofá, donde Alba se había incorporado. Ésta la miró extraña, pero no dijo nada. Natalia se puso en el extremo contrario, parecía no poder siquiera girar la cabeza, pensativa, y permanecía atenta a la película de la cual no había visto ni dos minutos seguidos. Alba se acercó a ella disimuladamente, pretendiendo dejar algo en la mesa y recolocándose después. Natalia se relajó ante su ternura.
—Te toca hacerme cosquillas. —se remangó y extendió el brazo sobre las piernas de Alba, mirándola inocente.
—Vale, pero sólo porque vas a dormir conmigo hoy.
Natalia se tranquilizó al sentir sus uñas en la piel, acariciándola con cariño. Se le olvidó todo lo que le preocupaba, como siempre ocurría cuando estaba con Alba.
—Es bonito este lunar que tienes aquí. —Natalia señaló uno de los dedos de Alba.
—Tú sí que eres bonita. —susurró Alba de vuelta. Natalia levantó la mirada hasta sus ojos brillantes.
—Me sacas los colores.
«y los que me gustaría sacarte» pensó Alba, aunque no dijo nada.
Cuando terminó la película, los chicos se fueron despidiendo uno a uno de las anfitrionas, y María sonrió triunfante cuando se percató de que Natalia había decidido quedarse a dormir.
—Es que, bueno, como vivo a un par de calles de aquí mañana puedo irme pronto sin problema. —justificó Natalia mientras miraba a Alba buscando aprobación, sin querer mostrar que en realidad se quedaba porque ansiaba estar cerca de la rubia.
—Claro, claro... Es lógico. —vaciló María, acariciándole el brazo a la morena—. Alba, ayúdame a recoger la cocina, anda.
—Vale. Espera, que le dejo a Natalia algo para dormir y voy.
Alba fue a su habitación con Natalia siguiéndola. La morena observaba a la otra chica mientras buscaba en su armario algo para ella. Alba se puso de puntillas para llegar a la balda más alta, y Natalia se fijó en la forma de su trasero bajo ese vestido ceñido. Alba se dió la vuelta y se percató de la situación. Y ahí estaba otra vez, la personalidad de Alba que parecía que de un momento a otro va a arrancarte la ropa y a hacerte ver las estrellas. Era la misma chica que hace veinte minutos se escondía en el sofá muerta de miedo. Natalia desvió la mirada, queriendo cortar la tensión con unas tijeras.
—Toma, aquí tienes. Puedes cambiarte en el baño si quieres. —dijo Alba acercándose hacia Natalia, la cual estaba sentada en el borde de la cama. Alba quedaba mirándola desde arriba, imaginándose mil escenas en su mente con la morena mirándola desde abajo así, esa mirada en sus ojos y su boca entreabierta. Le dejó la ropa en las manos y se fue de la habitación. «Alba, no. No lo eches todo a perder. No es el momento.» Se repetía una y otra vez al salir de allí con la cara ardiendo.
—¡Pero si ya lo has recogido todo! —dijo sorprendida al llegar a la cocina y ver a María sentada en una silla.
—Claro que sí, imbécil. Era para hablar contigo sin ella delante. Entonces qué, ¿Hay tema? ¿Vais a follar? Si quieres te puedo dejar algo...
—¡María, por favor! ¿Pero qué dices? Baja la voz, coño. Nos va a oír. —se acercó y le tapó la boca entrando en pánico.
—Vale, vale. Tranquila fiera. Pero cuéntame.
—A ver, no. Antes hemos hablado en el baño, y me ha dejado claro que no va a pasar nada. No sé. Yo creo que aún quiere a su exnovio. O igual simplemente no quiere nada conmigo y pone la excusa de que está pensando en otras cosas. No sé, Mari...
—Alba, yo lo veo clarísimo. Te mira que se le caen las bragas, te lo digo yo. Siempre te digo que no te hagas ilusiones, y te digo lo mismo ahora, porque igual es de las que pilla contigo y luego se olvida. Pero querer contigo, quiere. Aunque no sea ahora, eso pasará.
—Ay Mari... Qué hacemos con esto. Ahora tengo miedo de entrar allí otra vez.
—Coge toda tu mierda y pa'lante. —le dijo mirándola a los ojos.
Le dió un abrazo, un golpe en el culo y se fue. Alba volvió a la habitación con el corazón a mil, y al entrar vió a Natalia de pie, con su camiseta rosa larga, enfrente de su escritorio.
—Hola.
—Hola. —Natalia se giró—. Me dibujaste en el campo.
Alba se acercó y cerró su cuaderno de dibujo, el cual estaba Natalia observando. Nerviosa, lo cogió y lo guardó en un cajón.
—Eso es mi intimidad.
—Perdona, yo... No pensé que te fuera a molestar. Lo siento. —Natalia se disculpó preocupada. Estaba tan guapa con su camiseta, con el pelo despeinado y desmaquillada que a Alba se le pasó enseguida la molestia.
—No pasa nada. Ahora pensarás que soy una acosadora. Es sólo arte, nada más.
—No lo pienso. Yo también escribo canciones sobre personas. Es sólo arte.
Sobre personas. ¿Habría escrito Natalia alguna canción sobre Alba? La idea le calaba los huesos.
—¿Sabes lo que también es arte? —preguntó Alba—. Dormir.
Natalia sonrió cansada y asintió. Alba sacó un colchón de debajo de su cama y puso sábanas nuevas. Le ofreció a Natalia que durmiera ella en su cama, pues dormir en el suelo era bastante más incómodo. A Natalia le pareció un detalle adorable.
Al meterse en la cama, Natalia cerró los ojos ante la sensación tan agradable que le proporcionaban, junto con el olor de Alba impregnado en el edredón.
—Buenas noches, Natalia. —susurró Alba en la oscuridad, tras apagar la luz y acostarse en el colchón del suelo.
—Buenas noches.
El silencio ocupó la habitación. Natalia no podía parar de pensar en la otra chica, a escasos centímetros de ella. Recordó cómo sus ojos la habían mirado esa noche, cómo sus labios pedían a gritos un beso, una lengua entre ellos, un gemido. Cerró los ojos con fuerza y su pulso se aceleró. Juntó las piernas con fuerza, intentando parar lo que subía por su cuerpo como un terremoto, buscando algo de fricción. Se mordió el labio y suspiró dándose la vuelta. Su respiración se escuchaba por todo el cuarto, al mismo son que la de su compañera.
Lo que no sabía era que Alba también emanaba calor bajo las sabanas.
hola!!! bueno, lo primero lo siento mazo por tardar tanto en actualizar, soy un disaster :( lo segundo, espero que os guste este capítulo, aviso que se vienen cosas más intensitas. lo tercero, muchas gracias por leer esto!!! me encanta que comentéis y esas cosas jeje bueno un besito sed good
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Twist of Fate × ALBALIA
ФанфикAlba siempre ha vivido inmersa en sus cuadros, su arte, sus pensamientos y su torpeza. Siempre sensible como un ser de luz, atrae cosas bonitas, entre ellas una nueva vida en la capital. Natalia nunca ha hablado demasiado de sí misma, sólo en canci...