Epílogo

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Un joven castaño de ojos grises, está enfrente de la puerta de la chica que ama. Toca el timbre y espera que abran.

Su respiración se corta cuando ella atiende. No la veía hace tres semanas y seguía igual de hermosa.

— Elle. — suspira su nombre como lo más hermoso que él ha oído.

— Caleb. — dice ella en cambio, con una voz fría y cortante.

— Se que seguramente debes estar molesta, porque sabes que no soy así, no soy de ocultarme y menos a través de cartas y una falsa identidad. — ella abre la boca para decirle algo pero él la calla. — Y también se que te molesta que tuve que ocultar mis sentimientos por ti a través de eso. Y es por eso que estoy aquí. Te vengo a dejar la última carta del chico que te observaba siempre. — le entrega un sobre en la mano, se despide con un beso en la mejilla y se va.

La chica sin saber cómo actuar, solo cierra la puerta y abre la carta.

¡Hey, Enana!

Lee ella y se ríe de todos los recuerdos que tiene, de cada una de las cartas de él que comienzan así y como Caleb se burlaba de si mismo por empezar así siempre.

Aunque ahora sabe que él se reía de si mismo, no como antes.

No sabes lo difícil que me va resultar escribir esta carta. Creo que va a hacer la más larga de todas. Pero tiene que ser así porque aquí te explicaré por qué empecé con las cartas y por qué nunca me animé a decírtelo.

Bueno se empieza por el principio ¿no?.

¿Recuerdas aquella tarde de invierno en el parque?

Claro que lo hacía fue cuando se conocieron.

Ese día fue donde nos hicimos amigos, los únicos niños que estaban en el parque con la tarde más fría de ese año. Que locos que ya estábamos ahí.

La pequeña niña rubia se acercó a mi y me preguntó si quería jugar con ella, yo le dije que no. Era un niño muy aislado de los demás, tu insististe tanto – fuiste a hablar con mis padres para que jugara con vos — que tuve que aceptar.

Gracias por no rendirte y siempre lograr lo que te propones. Porque quizás hoy, si no hubieses sido una niña terca, tú y yo no seríamos amigos. Gracias por eso.

Pasaron los años y seguimos siendo amigos, nos convertimos en los mejores amigos. Tú sabias todo de mí y yo de tí. Éramos un gran equipo para las travesuras y en la hora de encubrir al otro.

Te seré sincero, no sé cuando, dónde y ni en qué momento me comenzaste a gustar.

Su sonrisa que había estado persistente en su rostro desde que empezó a leer, vacila y comienza a ponerse nerviosa.

Solo pasó, pasó con los años, con los momentos, como todo lo que tenemos vivido juntos. Pasó me enamoré de mi mejor amiga. Es inexplicable como sucedió, pero sucedió.

De un día a otro, mis celos aumentaron cuando te veía con alguien más, las ganas de verte todos los días aumentaba y solo cuando te quería como amiga, pasó a ser algo más. Me enamore de ti y no sé cuando, donde ni hora.

Y cuando me di cuenta de eso, comencé a escribirte cartas, porque si no aceptabas mis sentimientos o la forma en que te escribía y me rechazabas sin saber quien soy, iba a hacer menos doloroso y ahora que lo sabes. Creo que de todas formas hubiese sido doloroso. Me hubieses causado el mismo dolor que ahora.

Se que no hablamos desde hace semanas y que no me diste una respuesta de que si te gusto o no. Es por eso que hoy tienes el momento para decidirlo.

Si no te gusto, por favor sigamos siendo los mismos que éramos antes, de que lo sepas.

Si te gusto, veremos que pasa.

Te quiero enana.

Atte: el chico que te observa siempre, Caleb.

Termina de leer Elle e inmediatamente llama a su mejor amigo. Apenas contesta, ella habla:

— Ven ahora mismo. — y corta sin dejarlo hablar.

Ella está ansiosa por la llegada, no sabe cómo decirle que él también le gusta, pero no desde hace unos meses o años, desde que lo vio aquella tarde en el parque. Desde ese día ella se enamoró de él. Por eso fue terca en que él jugara con ella, porque se había enamorado y aunque ella no lo sabía a esa edad, lo fue descubriendo pasando los años.

Ella también fue cobarde en nunca decirle sus sentimientos a Caleb, y aunque el diga que fue cobarde por no decirlo de frente, ella lo fue más por nunca dar un indicio. Él por lo menos le escribía cartas, las cuales tiene guardadas en una caja.

El golpeteo de la puerta se hace presente en la vacía habitación. Elle abre rápidamente y se lanza en los brazos de Caleb sin dejarlo reaccionar, cuando ella lo besa. Él le sigue, es un beso corto pero lleno de sentimientos. Y con eso solo bastó para saber que ella también está enamorada de él.

Que ambos se enamoraron aunque uno antes que el otro, es un amor verdadero que confundieron con amistad.

*FIN*

¡Hey Enana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora