Prologo

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"Sombras & cenizas"
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Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Apocalipsis 20:10

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La lluvia golpeaba contra las ventanas, hacia frío, era la peor tormenta que podía recordar y aún así, está era la mejor noche de su vida. Desde que May murió dejando solo a Peter, el chico había tenido que vivir en un orfanato, había tenido que aprender a compartir sus cosas, había tenido que aprender a levantarse al alba para hacer la limpieza correspondiente, a rezar tres veces al día de rodillas frente al altar y a sobre llevar las rigurosas horas de estudio diarias. Esto último era lo que más le gusta a Peter ya que él tenía cierto talento para la escuela, especialmente en química, biología y matemáticas. Era un alumno exelente; sin embargo eso no le era suficiente.

Él no era el único niño en el orfanato, y en este punto de su vida era conciente de que las monjas por más que le quisieran y esperarán lo mejor de él, no tenían el sustento para pagar sus estudios a un nivel superior. Ese fue el principal motivo por el que había presentado una solicitud para ingresar al Instituto Stark; sabía perfectamente que la escuela ofrecía una sola beca una vez cada tres años por lo que sus posibilidades de conseguirla eran mínimas, sin embargo ya no tenía más opciones, era eso o terminar convertido en un monje, y definivamente él no servía para vivir su vida encerrado en una iglesia.

Fue así que durante dos meses estudió como nunca antes lo había hecho en su vida, y es que no le bastaba tener una buena calificación, tenía que ser perfecta.

El día de la aplicación del examen se encontró con cientos de chicos que luchaban por un lugar en esa escuela, el mismo que él estaba precisando. Mirarse entre ellos fue incómodo, todos o en su gran mayoría, tenían puesto el uniforme del colegio al que pertenecían y en su defecto, ropa de vestir. Él no tenía nada de eso, llevaba unos vaqueros negros ya muy despintados y una sudadera roja que ya empezaba a desilacharse de los puños. Fue uno de los primeros en entrar al aula y uno de los últimos en retirarse, claro que él ya había terminado su examen mucho antes pero había repasado tantas veces sus respuestas que incluso se había aprendido parte de este.

Un mes paso, estaba comenzando a ponerse ansioso, todos los días preguntaba si había llegado alguna carta para él pero la respuesta seguía siendo la misma «Ten paciencia Peter.» repentian las monjas como rosario. Comenzaba a resignarse al hecho de que quizá esa carta jamás llegaría pero un día la hermana Grace le tendió un sobre blanco con detalles azules; con manos temblorosas había abierto su carta y apenas leyó las primeras líneas sus ojos se llenaron de lágrimas.

"Por medio de la presente nos complace informarle que usted a sido aceptado en el Instituto Stark."

Tenía una beca completa para uno de los internados más exclusivos de Londres. Y por fin el día había llegado; apenas los primeros rayos de sol se asomaron por la ventana, Peter se había levantado y había corrido directamente a ducharse, apenas le importó que el agua estuviera helada, tampoco le importó el regaño de la hermana Lucía por haberse saltado el protocolo de limpieza programado. Hoy era su día y nada podría arruinarlo. Tardó poco en colocarse se uniforme nuevo (Todo cortecia de Stark, claro.) Este constaba de un pantalón de vestir negro, camisa blanca, corbata negra, chaleco gris oscuro y un saco azul marino que tenía bordado a un costado con letras plateadas el escudo de la escuela. Se había arreglado lo mejor posible el cabello, y una vez pudo mirarse en el espejo no pudo reconocer al chico que durante dos años había estado usando la ropa vieja de los otros chicos. - Si tío Ben y tía May pudieran verme.- Pensó con nostalgia, sin embargo no tuvo mucho tiempo para seguir en eso porque la hora por fin había llegado.

El instituto Stark 🍷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora