ón para vivir

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Ana María Vaccaro

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PRÓLOGO

Durante varios años se han sucedido hechos descreídos por unos y sufridos por

idealistas utópicos, conocedores y esperanzados en una vida libre.Nada ni nadie

podían frenar sus ansias de libertad, luchaban más allá de sus limitaciones y más allá

de sus limitaciones fueron exterminados, odiados y despreciados.

Esta novela no pretende ser histórica, pues de esta labor se han ocupado

esmeradamente historiadores y periodistas que lograron sobrevivir a esa cruenta

etapa de la historia argentina. Ésta es simplemte una historia de vida como tantas

otras pudieron haber sido y no lo fueron por el atroz capricho y la mirada hostil de

quienes veían en ellos el engendro más temido para una sociedad que debía vivir

ciega, sorda y muda.

Nos decían:”el silencio es salud”, sólo unos pocos supieron leer esta frase, algunos

decían que los autos no debían tocar bocina, no sabían o preferían mantener una

mirada indiferente a la realidad que significaba no hablar de más, no ver más allá de

lo que se permitía. Todo era perfecto, irreprochable e incuestionable, de hecho era

común escuchar “no te metás” y esto hacía que cada individuo se ensimismara

negando lo que mostraba la realidad.

Sólo algunos se animaron a terminar con esa arrogancia y en esa gallardía

sucumbieron a la peor pesadilla.

LA AUTORA

2

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO I

Era el 8 de julio de 1976 a las 23 horas de una noche gélida de invierno cuando Daniel y

Laura caminaban por una calle del barrio de Saavedra en la ciudad de Buenos Aires de

regreso a su casa luego de una jornada de estudio en la facultad de medicina de la

Universidad de Buenos Aires, Laura lo había ido a buscar como todas las noches sin

imaginar que no iba a ser una noche como todas las anteriores.

Al llegar a la esquina de su casa, una esquina oscura como todas las de la zona

pudieron ver a lo lejos que se acercaban a ellos seis hombres calzados con botas e

indumentaria que presagiaba lo que les podía ocurrir. Sin detenerse a pensar Daniel

tomó de la mano a Laura y la hizo esconder con él en un gran cesto de basura que

había en esa esquina.

__ ¿Porqué nos escondemos? preguntó inocentemente Laura.

__ Hoy en la facultad se llevaron a varios compañeros míos, a mí no me llevaron

porque me demoré esperándote adentro mientras hacía tiempo hasta que vos llegaras

pero vi como se los llevaban, creo que me están buscando.

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