Capítulo: 54 "Dolor 3"

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Feliz Dí de Reyes

Preparen su clorox por que lo necesitaran, a partir de aquí empieza lo sad. 

Mo XuaYu cargaba pesadas cubetas llenas de agua, todas las mañanas bajaba al río y acarreaba agua para que sus tíos y primo se asearan, más de nueve vueltas tenía que hacer, era obligado a levantarse temprano cuando los gallos le cantaban al sol y adormir tarde cuando la luna estaba en medio del cielo, aunque la mayoría de las veces no podía dormir, sino que terminaba inconsciente por agotamiento físico como emocional.

Después de acarrear el agua y preparar las tinas de baño, debía ayudar en la preparación del desayuno, comida y cena, también era su obligación limpiar y cuidar los jardines y los establos, todo el día, por todos los días era obligado a servir como sirviente o mejor dicho esclavo y no como un integrante de la familia Mo, algunos sirvientes se conmovieron de su miseria, pero les tenían prohibido ayudarlo o hablarle, solamente si era del trabajo.

Sus ropas eran negras con gris, con distintivos rojos, sus túnicas estaban sucias, deshiladas, podrían pasar por harapos viejos, su rostro mostraba cansancio, frustración, tristeza y dolor, como si las ganas de vivir se drenaran por su cuerpo, de su alma, como si se estuviera marchitando en una completa oscuridad.

Las mañanas eran duras y rápidas, de un lado para el otro, de arriba a abajo, limpiando, cocinando, acarreando, lavando, entre otras más tareas, siempre estaba ocupado, sin tener tiempo para pensamientos y sentimientos, el dolor provocado por la amarga soledad que se transformaba en dagas ardientes atravesando su corazón, su alma, como si estuviera consumiéndose en feroces llamas, el dolor lo quemaba volviéndolo en un puñado de cenizas, su madre había muerto, el padre que nunca lo crió como debería ser lo había expulsado de la secta y no quería saber nada de él, sus tíos abusaban de su persona, explotándolo al punto de hacerlo sangrar y quedar inconsciente, su primo disfrutaba de verlo sufrir, le encantaba humillarlo junto a sus fieles sirvientes Ting y Ding, lo golpeaban, lo sobre explotaban con trabajos, a veces lo acosaban, manoseándolo e insultándole.

Sin embargo deseaba que los días nunca acabaran, odiaba cuando el sol se ocultaba por detrás de las montañas, repudiaba a la luna y las estrellas, la oscuridad lo aterraba, debido a que siempre, todas las noches era abusado sexualmente por su primo, su tío e incluso era vendido, ofreciéndole como mercancía para el desahogo de los deseos de los hombres, como un esclavo sexual, un muñeco sin voluntad propia, sin voz, un inofensivo cordero en un mundo repleto de lobos hambrientos y sádicos, que degustan de torturar a su víctima, al igual que un malvado felino con su comida.

La agonía que debía padecer noche tras noche, hombres gordos, barbudos, con piel arrugada y el pellejo colgando, forzándolo a abrirse a ellos, poses desagradables, exponiéndolo como un pedazo de carne ante un hambriento carnívoro, no importara cuento se negara o se resistiera, pues el resultado era peor, el pobre doncel probó la amargura del látigo contra su piel, las cuerdas estrangulado su cuello, golpes en su pecho, piernas, brazos, las punzantes agujas incrustadas en su carne, a veces fue drogado para tenerlo calmado y pareciera un muerto y así poder complacer a los despreciables y asquerosos "juegos" de esos degenerados, pero algunas veces tuvo que presenciar las más torcidas y despeadas torturas que un mortal pueda recibir, aunque llorara desesperado y pidiera piedad, nunca se le fue otorgado; tuvo que soportar el filo del cuchillo abriendo su carne, sangre fluyendo, inundándolo hasta el punto en que se ahogaba en su propia sangre, quedando inconsciente; el calor del fuego y la fría agua también se volvió popular para torturarlo, su cuerpo ya estaba corrompido por la inmundicia humana, marcado por la cruel realidad, en algunas ocasiones fue tentado por la muerte a que la acompañara, ya que esta se había apiadado de su sufrimiento dándole una salvación a su agonía, pero este la rechazo en todas las ocasiones, debido a que había algo a que aferrarse, algo por lo que debía de seguir resistiendo, algo por lo que hacía latir su corazón, lo hacía respirar, sentir un cálido sentir en su alma, y eso era amor, un amor no correspondido o mejor dicho nunca correspondido.

El amor que sentía por su medio hermano era feroz, inquebrantable Jin ZiXuan era el amor de su vida, pero no él era para él, y eso no le importo para aferrarse a ese amor prohibido, mientras él estuviera feliz, él también lo sería.

Quería verlo de nuevo, aunque sea de lejos, a hurtadillas, necesitaba verlo, ver su sonrisa, sus sonrojos, lo necesitaba para poder seguir soportando lo que le rodeaba, necesitaba disculparse por haber intentado deshonrarlo.

Este era su castigo por intentar haber hecho eso a su hermano, aunque no recordara sobre lo sucedido, habían testigos que lo corroborarán, así que esto debía ser pagado, debía sufrir por lastimar al amor de su vida. ¡Debía cumplir esta penitencia por sus acciones! 

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elvis- Sempai

El doncel del amor y la cultivaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora