95. One-Shot

8.7K 454 52
                                    

Tu le enseñaste a amar

Estabas en la gran sala de la mansión Malfoy, hablando con Narcissa de temas diversos, hasta que Draco apareció en la conversación.

—¿Que hacen mis favoritas? —preguntó agarrándolas por sorpresa.

—Hablamos cosas de chicas —dijiste entre risas ya que esa respuesta siempre dejaba a Draco con la duda.

Él te miró incrédulo y luego sonrió.

—Voy a salir un momento con mi padre —anuncio y se volteó a su madre—. Por favor, no me avergüences

Narcisa se rio, era obvio que no le iba a hacer caso. Draco se fijó en ti y te dio un beso corto.

—Te amo —susurró para que solo tú lo escucharas. Luego se dirigió a su madre para besarle la frente y marcharse.

Lo miraste en todo el trayecto hasta la gran puerta, sin parar de sonreír en un instante.

—Es otra persona —comentó la señora Malfoy haciéndote salir de tu trance.

—¿Cómo?

Narcisa suspiró.

—En los últimos años Draco no nos hablaba, no tenía convivencia con nosotros. Siempre se mantenía distante. Pero llegaste tu y cambió por completo.

Sonreíste ante aquella declaración. Habías conocido a Draco en el peor momento de su reputación. Al principio no fue el más amable de los chicos que conociste, pero mientras más tiempo pasaron juntos mejor se fueron llevando. Y entonces fue cuando ambos aceptaron los que sentían.... Cuando Draco Malfoy se dió cuenta que estaba perdidamente enamorado de una chica que lo completaba.

—No para de hablar de ti —siguió—. Cuando comenzaron a tener algo siempre se lo veía con una sonrisa. Se paseaba por la mansión tarareando canciones y con algún brillo en los ojos.

—Nunca me lo contó —aseguraste.

Narcissa asintió.

—No lo haría. Posiblemente le daría vergüenza. Pero ten por seguro que es verdad. Todos me lo dicen, Draco es diferente.

—Yo... solo soy yo —murmuraste.

—Le trajiste felicidad. Una que ni su padre ni yo pudimos —te tomó las manos y miró a los ojos—. Y siempre voy a estar agradecida por eso.

No sabías que decir. Desde que conocías a Narcissa que se habían llevado excelente, solían hablar de tu novio, pero nunca con esa profundidad. Muchas veces te dijeron que Draco se veía diferente desde que estaban juntos, pero no era lo mismo si te lo aceptaba la mujer que lo había traído al mundo.

—Mamá, te pedí que no me avergonzaras —reprochó alguien desde el otro lado del salón. Draco estaba apoyando en una de las columnas del lugar. Ambas voltearon a verlo.

—Creo que los elfos me llaman desde la cocina —anunció la mujer dejándolos solos en un instante, y produciendo una leve risa ante su poca disimulación.

—¿No ibas a salir? —inquiriste, acercándote a él con los brazos cruzados sobre el pecho. Estaba ligeramente colorado y nervioso.

—Tenía curiosidad... —se excusó.

—Me gusta saber eso —dijiste de improvisto. Draco te miró desentendido—. Que alguien tan importante en tu vida me diga que soy la causa de tu felicidad.

Draco sonrió mirándote a los ojos y suspiró.

—No conocía ese sentimiento hasta que llegaste a mi vida —admitió—. Creía que todo se basaba en el dinero y el triunfo, pero no era así.

—Draco —susurraste conmocionada.

—No no, déjame terminar —pidió—. Me enseñaste un lado de la vida que creía que sólo estaba en los cuentos de hadas —volvió a suspirar—. Y se supone que los cuentos de hadas no son reales, lo mismo dicen los muggles sobre la magia. Pero para mi cada día a tu lado es como estar a en una de esas historias maravillosas. Y espero que vivamos felices para siempre —concluyó con cierta timidez.

Sonreíste, como una tonta enamorada ante aquello, y tomaste sus mejillas para que te mirara. Estaba notablemente colorado, pocas eran las veces en las que se mostraba así de profundo.

—No sé que decir —declaraste mordiéndote el labio, aún sin creerlo, y acercándote para darle un tierno beso.

—Estuve muchas semanas preparando esa frase —admitió en una risa antes de volver a besarte.

Lo querías, lo querías mucho. Y sabías que él sentía lo mismo por ti.

𝑯𝑨𝑹𝑹𝒀 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹: 𝑰𝑴𝑨𝑮𝑰𝑵𝑨𝑺 𝒀 𝑷𝑹𝑬𝑭𝑬𝑹𝑬𝑵𝑪𝑰𝑨𝑺 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora