Skin to Skin ; 十遊

I

Después de ganar a Z-one, y salvar a la ciudad de una nueva explosión, los amigos de Yusei decidieron ir por diferentes caminos, mientras que el líder del ex-Team 5D's, decidió continuar su vida en la ciudad.

Todo iba bien..., pero, al chico de los ojos cobaltos le preocupaba algo, quizá era producto de su imaginación,pero algo estaba pasando, algo que deseaba recordar y no podía, eso lo tenía molesto. Muchas noches sin poder dormir por romperse los engranajes de su cabeza e intentar pensar que lo tenía así. Un día, la marca de su dragón carmesí apareció en su brazo, sin la intención de llamarlo. Yusei se preguntó, ¿si algo estaba pasando? ¿o qué?

El dragón solo le guió hasta su motocicleta... ¿para qué?

Sin pensárselo dos veces se subió a ella. Quería acabar con aquello que le atormentaba de una vez. Recibió la señal de que debía viajar al pasado de nuevo, a un lugar en concreto.

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Seúl, la ciudad generadora de automóviles innovadores, donde la cirugía plástica, cosméticos y moda, destacaban. Donde, Yusei aterrizaría con su D-Wheel, frente a unos pisos bajos. Suspiró de alivio al ver que nadie se percató de su llegada, pues se armaría un escándalo.

Una vez aparcara, se bajó de la motocicleta y se dirigió a la calle, la cual estaba repleta de transeúntes. Yusei caminaba mirando a sus alrededores, observando cada letrero llamativo a pesar de no entender el idioma, y los escaparates de las tiendas. Seúl era realmente una ciudad futurista con su alta tecnología.

Fue entonces cuando, entre la multitud, avistó a un joven con una chaqueta roja que le resultó bastante familiar. ¿Podría ser...?

—¿Judai-san? ¿Qué hace él aquí?— Pensó frunciendo el ceño.

Estaba seguro de que era él. Atravesó la odisea de personas torpemente y consiguió alcanzarlo. Tenía su espalda a pocos centímetros, pero cuando iba a agarrarle...

— Un sujeto trata de atacarte por detrás. — Advirtió Yubel a Judai.

En un acto reflejo, los ojos del castaño se tornaron dicromáticos y giró para plantar un puñetazo al estómago de Yusei, así dejándole en el suelo. Al reconocer su rostro, Judai ahogó un grito y se agachó para ayudarle.

— ¡Y-Yusei-san! Lo siento mucho... ¿te encuentras bien? — Preguntó alarmado.

— Sí, tranquilo... — Dijo en babia el de cabello azabache. Analizó el rostro de Judai, estaba igual de lindo que la última vez que le vio. Se sobo un poco su vientre, se notaba la cara de culpa del otro chico.

Judai le agarró la mano para ayudarle a levantarse, sin evitarlo, sintió lo mismo que Yusei cuando estrechó su mano en la azotea aquella vez, sus ojos brillaron.

— Lo siento de verdad, Yusei-san— se podía notar cierto tono de culpa en la voz del pelicastaño.

— No importa, y llámame solo Yusei. — Dijo con cierta dulzura, dándole una sonrisa tranquilizadora. .

— Está bien, Yusei, lo mismo te digo. — Le esbozó una sonrisa.

Ambos se fijaron en sus manos, las cuales seguían agarradas y enseguida se separaron avergonzados, sus mejillas se sonrojaron de manera traicionera.

— Bueno, ¿por qué estás aquí, Judai-sa... Judai? — preguntó el de pelo azabache con titubeo.

— Vine por una misión. Llegué aquí hace un mes, pero como seguía sin encontrar nada, decidí hospedarme durante un tiempo. ¿Qué hay de ti?

— He llegado hace un rato por lo mismo. Llevo un tiempo tratando de encontrar algo que mi mente no deja de darle vueltas... No sé aún qué es pero tengo que descubrirlo cuanto antes — Suspiró —. Es por eso, que mi marca del dragón carmesí me ha llevado hasta aquí.