-¿Por cuanto me lleva a la Universidad Privada?
-En 20 nomás
-Dale, pero vamos volando que llego tarde, por fis -dijo Aly, cerrando fuertemente la puerta del taxi para salir rápidamente a la universidad
En realidad, conociendo bien a la muchacha, cualquiera diría que tomaría el bus para llegar hasta allá, pero Aly ni siquiera tenía idea donde quedaba el lugar. En algún pequeñísimo pero extraño rincón de su subconciente recordaba el lugar, pero su cerebro no lograba unir los recuerdos en ese lugar. Tampoco es que sea una chica de recordar cosas... la verdad no, necesitaba de esas libretitas bien anticuadas para recordar.
-¿No le ha pasado esa sensación de nostalgia cuando escucha una canción? -odiaba los silencios incómodos, y la verdad era muy divertido saber que le soltaban los taxistas en sus momentos. Inconcientemente empezó a tararear esa canción que tanto le sonó en la cabeza en sus días de "soledad"... Como llamarlos si siempre los pasaba, le gustaba decirle "Mi dulce, amada y fiel compañera Soledad", era como un cliché repetido de mala suerte, no sabría explicarlo.
Hasta que por fin se dislumbro la fachada moderna de la Universidad, (y sí, los recuerdos de lejanos de Aly volvían hasta su conciencia activa). Cuando Aly bajó del taxi, tuvo que entrar muy deprisa, ya que llegaba 15 minutos tarde.
-Sala Magna, sala Magna, sala Magn... Sala Magna!
Por suerte no habían empezado, pero el lugar si estaba lleno de estudiantes. Todos con el mismo propósito que ella, aunque Aly no lo mencionaba mucho. Era una conferencia para jóvenes que les intereseba la política, debatir y pues plantear propuestas para mejorar el mundo. Pero a quién mas que a ella y a esos chicos les interesaba.
Dislumbró lejanamente una o dos caras conocidas hasta que decidió sentarse en un lugar, ni muy cerca, ni muy lejos... perfecto. Todos los presentes se reunieron con sus típicas camarillas de amigos, conocidos, contactos... Le importaba una mierda la verdad. Lo único que hizo fue sentarse, observar lentamente y al notar una cara muy conocida dejó de pensar en todo y un escalofrío incómodo recorrió todo su cuerpo.