Capítulo 8 "Una flor del Sahara"
-Permiso. ¿Estas ocupado?
La mañana del sábado tenía un color y aroma distinto, Marinette había decidido salir del palacio y distraerse de aquel mundo al cual se le había obligado estar y que poco a poco había comenzado aceptar.
-Deseas algo cariño.
Adrián se encontraba en la enorme biblioteca mientras leía unos documentos y peticiones de aldeanos, cuando su madre no se encontraba él se encargaba de los asuntos de palacio.
-Solo quería preguntarte si podría ir a la villa a visitar a mis padres, Tikki me acompañara, estaré antes del almuerzo.
-Claro Marinette. Haré que te preparen un carruaje para que vayas.
-Muchas gracias. Adrián, ¿Te encuentras bien?-Pregunto tímida- desde ayer estas algo distraído.
El chico sonrió y extendió su mano hacia la chica, ella camino hacia el y tomo su mano la cual apretó cálidamente, no le gustaba verlo así, extrañaba su sonrisa y el brillo en sus ojos verdes, aunque nunca lo dijera.
-Si puedo ayudarte en algo... solo dilo.
-Hazme galletas de chocolate.
La chica lo miro sorprendida ante aquellas palabras, jamás pensó escuchar aquel comentario.
-Tus galletas de chocolate son las mejores, haces para todos incluso para Chloe que no te agrada y aunque no lo diga se que ama tus galletas.
No supo porque pero aquel simple halago provoco unos deseos por dejar su paseo para el siguiente día y consentir a su joven prometido, sonrió ampliamente en señal de agradecimiento y a la misma vez con melancolía, esa receta había sido aprendida por la misma persona que un día decidió no hablarle más.
-Ahora mismo iré a la cocina y te preparare las galletas.
-Marinette... te quiero.
-Permiso, en un momento tus galletas estarán listas.
La incomodidad se sintió en el ambiente ante aquellas palabras, la chica aun no se sentía lista para poder repetir aquellas palabras que su novio le había dicho , aun tenia miedo; miedo de que le volvieran a romper el corazón. Salió de la biblioteca camino a la cocina encontrándose a Chloe quien le sonrió y siguió sin insultarla o fastidiarla, le pareció extraña esa actitud mas no le presto atención a lo que la rubia pudiese maquinar en su mente.
-Princesa. Necesita algo.
-Por favor, ya eh dicho que no deseo que me llamen así, solo díganme Marinette.
-Imposible- dijo una de las cocineras- para nosotros Ud. será la próxima reina y desde ya hay que tratarla como tal.
-Esta bien- dijo Marinette- entonces su princesa quiere un delantal, una cuchara, una cazoleja, harina, huevos, azúcar, levadura y leche... ah, busquen a Tikki por favor.
-Como ordene princesa; aunque ahorita que lo dice Plagg tampoco ha sido visto y el príncipe pronto lo llamara.
-Tampoco esta Plagg- dijo Marinette sospechando- yo la buscare, cuando vuelva quiero todo lo que pedí por favor.
-Así será.
La pelinegra comenzó a buscar aquellos dos chicos entre los jardines, establos o cualquier otro lugar donde pudiesen estar, llego a los cuartos de la servidumbre y observo una puerta entreabierta se acerco y antes de abrir escucho dos voces muy conocidas.
-Plagg vete, alguien puede venir.
-No me importa.
-Plagg, no hagas esto más difícil.
ESTÁS LEYENDO
lección de amor MLB
RomanceMarinette odia al príncipe Adrián por obligarla a casarse con él, sin saber que recibira la más importante lección de amor. Pasen y leanlo