Este ensayo tratará sobre la problemática que conlleva el pertenecer, socialmente, a un género, particularmente el género femenino, durante la existencia del patriarcado. Este es un debate necesario tanto a nivel nacional como a nivel mundial ya que la discriminación basada en género es un fenómeno que traspasa barreras. Es un tema que tiene que ser planteado urgentemente teniendo en cuenta la gran cantidad de atrocidades, en algunos casos de forma diaria, que sufre la mujer a causa del machismo. Tan solo en la Argentina, durante el año 2016 y según las estadísticas brindadas por la Oficina de la Mujer perteneciente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, un total de 254 mujeres sufrieron lo que la sociedad llama femicidio, es decir que murieron en manos de un hombre, y, durante el 2017, la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación recibió un total de 10.723 casos de denuncia por violencia de género en sus hogares.
El género es "una condición política, social y cultural que ha sido construida históricamente"1 y que guarda relación con los significados sociales que se le atribuyen a las diferencias biológicas que conocemos como "sexo". Según Alda Facio (jurista feminista, escritora, docente y experta internacional en género) y a Lorena Fries (abogada suiza nacionalizada chilena que se especializa en derechos humanos) "el concepto de género alude, tanto al conjunto de características y comportamientos, como a los roles, funciones y valorizaciones impuestas dicotómicamente a cada sexo a través de procesos de socialización, mantenidos y reforzados por la ideología e instituciones patriarcales"2
A partir de estas definiciones se puede comenzar a comprender la discriminación basada en género. Ésta es la atribución de características, comportamiento y roles para cada uno de los sexos, por lo cual dichas asignaciones que les son dadas a las mujeres muestran menor valor y/o reconocimiento que los que son reservados para los varones. Por lo tanto, desde el punto de vista femenino, las diferencias planteadas por el término de "género" generan una gran desigualdad de poder y de oportunidades que solo conforman la base de este tipo de discriminación.
La discriminación o la violencia contra la mujer no son fenómenos propios de la época actual ni exclusivos de determinadas culturas; es un anómalo conjunto de conductas que se producen en el género humano desde tiempos tan pretéritos como universales. En el año 2009, la arqueóloga española María Jesús de Pedro, conservadora del Museo de Prehistoria de Valencia, analizó tres cráneos de mujeres, hallados en España y datados en la Edad del Cobre (hacia el año 3000 antes de Cristo) que demuestran, a juicio de De Pedro, la posibilidad de que la mujer sufriera violencia por parte de un hombre desde la Prehistoria, ya que presentan fisuras procedentes de heridas sin cerrar, probablemente "agresiones" que "les causaron la muerte"3. Por lo tanto, es posible decir que muchas mujeres han sufrido, y sufren hasta el día de hoy, una tangible diferencia en cuanto roles, funciones, obligaciones y derechos respecto al hombre en las distintas esferas de la vida social, política, económica y cultural. Los principales rubros en los cuales actualmente es posible apreciar esto es en el trabajo (principalmente, la diferencia de cargos y de salario), en la sindicalización (la mujer cuenta con una representación casi nula y, dentro de los gremios, son muy pocas las que ocupan los cargos de dirigentes, salvo que se trate de la Secretaría de la Mujer, allí siempre el puesto es ocupado por una dirigente), en la educación (en un pasado, la mujer no podía estudiar; y en la actualidad, aunque esto se revirtió y las mujeres pueden estudiar libremente, en los programas oficiales de estudio no encuentran lugar los hechos históricos protagonizados por mujeres: no se escuchan, por ejemplo, las voces de las heroínas que participaron en la independencia latinoamericana; también en los colegios se originan momentos en donde la ideología machista, indirectamente, se hace presente en las aulas: en las clases de literatura, por ejemplo, la mayoría de los libros leídos son escritos por hombres y solo una parte muy pequeña son escritos por mujeres; de todas maneras, es importante expresar que escritores como Manuel Puig en Boquitas Pintadas o Julio Cortázar en Rayuela abordan el tema del machismo desde una mirada crítica, como un síntoma propio de la cultura), en la salud sexual y reproductiva (a la mujer, en algunos casos, no se le respeta el derecho a decidir sobre su propio cuerpo en temas como cuándo tener hijos, cuántos, etc.), entre muchas categorías más.
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FEMINISMO, en busca de la igualdad.
Non-FictionEl feminismo, un movimiento que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en cuanto a salario u oportunidades, que lucha por el Ni Una Menos. Una ola de mujeres fuertes y hermosas que se cansaron de ser oprimidas, que se cansaron de mantenerse c...