YO

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CHEEKY:

Todo se rompió, ya nada importó, cuando mi súper héroe, mi príncipe, mi padre le fue infiel a mi madre, yo sola lo descubrí, todos intentaban ocultarle a la niña tonta de nueve años lo que su súper héroe había hecho. Me rompí y jamás volví a repararme, dejé enterrada a la niña que abrazaba a todo el mundo, que era adorable con sus vestiditos y era amigable desde los 4 años que pudo hablar bien; me hice una niña desconfiada, egoísta, dura para con los demás, egocéntrica. Él nunca entendió que lo esperaba cada maldita tarde después del trabajo, como jamás he vuelto a esperar a alguien, lo tocaba con mis pequeñas manos por todo su rostro, me gustaba apretar sus mejillas y jugar con sus parpados, porque estaba feliz de que ese hombre fuese mi padre aún cuando tenía un serio problema con el alcohol, pero le valió una tonelada de mierda. Pidió una disculpa y se fue un tiempo para enmendar su error, pero cuando regresó, yo lo odiaba más que nunca, dormía con mamá porque sentía asco de que la tocara, no compartía la mesa para comer, si el llegaba, yo me iba; tiré todo lo que nos traía de sus viajes, yo me imaginé que los elegía con su amante, pero lo que me dió el tiro de gracia fue cuando una tarde cuando regresé del colegio un hombre toco a la puerta y llevaba el mensaje de Joseph (mi padre) de recoger todas sus cosas. Él nos iba a bandonar, mi madre se negó, la pude escuchar con la voz cortada diciéndole "no te daré nada, dile a él que venga", mientras yo miraba por el enorme ventanal que había en el segundo piso de la antigua casa. Darcy llegó minutos más tarde deshecha, le dijo a mi madre que había visto a mi padre a dos cuadras de la casa, con su amante, esperando sus cosas, cuando aquella mujer vio a Darcy, salió del coche y corrió, Darcy no la pudo ver.

Lo odiaba por hacer llorar a mamá y que ni siquiera pudiera llevarme a la escuela o recogerme porque estaba sumida en una enorme tristeza, casi siempre acostada o durmiendo. Lo odiaba por hacer que Betsie dejara de comer y bajara tanto sus calificaciones que los maestros tuvieron que llamar a mi madre para saber qué estaba sucediendo. Le odiaba porque todos me ocultaban la verdad.

Fue a esa corta edad que decidí cerrarme como una ostra, ya no quería ser la niña tierna y dulce con coletas onduladas y vestidos con animalitos estampados. Yo ya no recuerdo; aprendí que no tenía que ser una carga para mi familia, y comencé a llorar en secreto, no permitía que nadie se me acercara o tuviesen muestras de afecto, comencé a enfermar de todo, primero migraña fue una etapa muy dolorosa, era como estar en el infierno, la luz de una simple bombilla hacía que la cabeza casi me estallara, los susurros de mi madre preguntando si ya quería comer o antes vomitar un poco más, me martillaban la cabeza, así que obviamente no soportaba que nadie me hablara, los vomitos eran incontrolables, entonces viví en un cuarto oscuro, el silencio y la oscuridad eran mis mejores amigos, siempre estaba durmiendo, no me quedaban fuerzas de nada más, sentía que iba a morir y lloraba mucho, me sentía fatal.

En la secundaria odiaba a todos, seguía mal pero aún me controlaba, pero yo quería tener novio como las demás chicas de mi edad, pero tenía miedo de ser lastimada. Cuando estaba en tercero de secundaria, Bianca entró a la universidad y yo me llené de actividades, cualquier cosa era bueno si no estaba en casa, era mejor. Conocí a Gigi, la chica más alegre que jamás conocí y conoceré vivía casi en su casa, sólo llegaba a dormir a la mía, a mi madre eso le disgustaba pero jamás me dijo nada. Gigi me dio alas, me hizo saber que había algo bueno que tenía que seguir luchando, pero también me dejó caer desde la cima del universo, me abandonó cuando más la necesitaba, me cortó las alas. Aprendimos a fumar una noche en la terraza de su casa, nos sentíamos invencibles queríamos vivir la vida de un skate, famosos en nuestros tiempos, nos reíamos a carcajadas porque nos atragantábamos con el humo, pero al final aprendimos; nos íbamos a fiestas y bebíamos tanto, que a media noche nos sacábamos los tacones y bailábamos por toda la pista nos estábamos comiendo al mundo, me sentía jodida mente feliz bajo las luces riendo y sintiendo la rugosa textura del suelo en mis pies, la gente nos miraba y reía tipo "quisiera ser joven otra vez", o tal vez era la perspectiva que me daba el nivel del alcohol en mi sangre, más tarde cuando su madre nos recogía no hablábamos para no cagarla.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2019 ⏰

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