Capítulo 1

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Castillo de Eilean Donan Bautizo de Brodick.

Durante los últimos días la música y las risas habían llenado los muros del castillo de Eilean Donan. El bautizo del primer hijo de Lindsey y Kendrick tenía a todo el mundo sumido en una fiesta continua.

Desde la llegada de Leslie al castillo entre ambos se había creado una especie de vínculo y atracción que ninguno podía ni quería obviar. Por las mañanas, tras desayunar ambos salían a recorrer los alrededores del castillo.

Una mañana, mientras estaban sentados en una roca mirando el lago que rodeaba el castillo Andrew le empezó a relatar su pasado a Leslie, la cual, al terminar el relato tenía lágrimas surcando sus mejillas.

- ¡Oh Dios! -. Gimió Leslie al tiempo que con el dorso de sus manos se secaba las lágrimas bajo la atenta mirada de Andrew-. Siento mucho todo lo que ese hombre te hizo a ti y a tu clan. Ni... Ni siquiera puedo llegar a imaginarme por un momento lo que debiste haber sentido al llegar a tu hogar y encontrar a tus padres, tu mujer, tu familia en esas condiciones.

- Es mejor que no lo imagines siquiera. Durante estos años la venganza fue lo único que nos mantuvo a mis hombres y a mí cuerdos, y capaces de sobrevivir a la nueva vida que fuimos obligados a aceptar-. Dijo Andrew desviando la vista hacia el lago-. Durante todo este tiempo mis hombres y yo hemos tenido que buscar la forma de sobrevivir en ese claro del bosque, siempre con los ojos clavados a nuestra espalda, esperando el momento en que nos descubrieran y tuviéramos que luchar contra esos animales.

<< Durante mucho tiempo el placer de dormir se convirtió en una verdadera agonía para mí, como Laird del clan mi deber era velar por mis hombres, y procurar que todos volviéramos a casa sanos y salvos cuando el rey nos devolviera mis tierras. Y hoy por fin, puedo decirles a mis hombres que la lucha ha merecido la pena.

- ¿Qué quieres decir con eso Andrew?

- Quiero decir-. Comenzó a decir Andrew mientras volvía la cabeza hacia la joven muchacha que tenía a su lado-. Que esta mañana temprano ha llegado un mensajero del rey con una carta, en la cual se me reconoce como propietario del castillo Tantallon y de sus tierras.

- Tú... ¡Oh Señor! -. Murmuró Leslie incrédula-. ¿Tú eres el Laird de Tantallon?

- Así es. Y ahora que tengo el apoyo del rey, haré que mi hogar vuelva a ser lo que era antes de que los McFallen nos atacaran-. Comentó Andrew mientras volvía a dirigir la vista hacia las oscuras aguas-. Ya puedo imaginarme a los niños corriendo por el patio del castillo, las mujeres divididas en las diversas tareas del castillo, el dulce olor de la comida, la calidez del castillo gracias a la lumbre en las chimeneas.

- Eso que dices suena muy bien Andrew-. Dijo de pronto Leslie sacándolo de su ensoñación-. Pero, según tengo entendido muy pocos niños, y sobre todo aún menos mujeres sobrevivieron al ataque, por lo que tienes un largo trabajo por delante para poder cumplir todos tus sueños futuros.

- Si, tienes razón Leslie-. Añadió Andrew cabizbajo-. La mayoría de mis hombres perdieron a toda su familia, pero los pocos que quedamos somos suficientes para crear una nueva. De hecho, ya lo hicimos durante todos estos años en el claro, ahora solo queda trasladarse a Tantallon, y reorganizarnos y todo lo demás se irá viendo con el tiempo.

- Me gusta como piensas, y sobre todo que no te hayas dado por vencido después de todo lo que pasasteis. Eres muy valiente Andrew-. Susurró Leslie colocándole la mano en su brazo.

- En eso te equivocas-. Respondió Andrew viendo fijamente la mano de Leslie apoyada en su brazo-. No soy valiente, al igual que mi gente solo soy un sobreviviente, que ha tenido que cargar con todo a sus espaldas para que a los míos no les falte de nada. Ellos son los valientes-. Siguió diciendo Andrew ahora con los ojos fijos en los de Leslie-. Sin ellos, sin su apoyo yo no podría haber aguantado todo lo que aguante. El miedo a que nos tendieran una emboscada en medio de la noche y terminaran lo que no habían logrado hace unos años. Que todos esos niños vivieran con miedo, y sin querer alejarse de sus madres o padres por miedo a que los malditos McFallen volvieran y les hicieran el daño que les ocasionaron a sus amigos y familiares-. Andrew volvió a dirigir la vista hacia el lago mientras seguía hablando-. Lo peor de todo sin lugar a dudas, era mirar a esos pobres niños a los ojos y ver el sufrimiento y el miedo que los McFallen les habían ocasionado, y mis entrañas se retorcían de rabia y de dolor al pensar en todo lo que han vivido siendo unos simples niños, cuando todo lo que debieron tener era tranquilidad y diversión.

Enamorada de un ProfugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora