Yo estaba en el fondo de mi casa. Era de día, y estaba arreglando cosas. Sillas, basura, mesas, baldes... Se me ocurre darle atención al cielo, el cual estaba nublado y noté una especie de agujero el cual era más claro que las nubes presentes.
Había una especie se escalera hecha con tablas, pero cuando intenté tomar una foto, ya se había esfumado. Luego seguí poniendo las cosas en su lugar, y cuando el viento comenzó a soplar más fuerte, volteé hacia el agujero blanco y noté de nuevo la escalera. Esta vez eran maderas formando una escalera de verdad. Al avanzar más, tomé un ángulo en que claramente podía ver el centro. Habían sillas, camas, sábanas, tablas, hasta una planta de casa entera flotando en el cielo, dentro del agujero blanco en forma de armonía.
Dependiendo del tamaño formaban un espiral perfecto, de chico a más grande. Luego de ver ese espectáculo shockeante, vuelvo a casa para decirle a mi familia lo sucedido. Y de ahí paso a otro momento, como un pestañear. De nuevo estoy afuera, pero en un día soleado. Todo está ordenado , la mesa grande en su lugar, con sillas a su alrededor, hasta las plantas estaban prolijas.
Frente a mi hay un conejo blanco está vestido con una chaqueta roja y un sombrero del mismo color. Parecía de juguete por lo inexpresivo que era su rostro. Veo su mano, y está sosteniendo una cuchilla de cocina del mismo tamaño que el, e intenta acercarse. Exclamo ayuda a mi padre, e inesperadamente veo un agujero negro con bordes rojos en su frente.
El le disparo con el rifle de caza.
Luego de lo sucedido, decido llevar el cadáver del conejo a la cocina. No recuerdo mis intenciones pero seguramente no se trata de cocinarlo. Notaba algo raro en su cadáver. Aunque haya muerto, yo lo sentía vivo. Como si fuera su segunda oportunidad. Lo llevé adentro y por miedo tomé una cuchilla de cocina y lo corté en dos, dejé un trozo aparte. Uno de los trozos lo volví a cortar en dos. Lo mismo de nuevo.
Al observar los trozos noté que se entonaban en un color claro, muerto. Cuando tomo el primer trozo (el que dejé aparte) y al tocarlo, vi claramente que producía una especie de humo, y a su vez tomaba un color más vivo. Mientras lo tomaba para examinarlo bien, sentí una voz interna, dentro de mi mente sentí que yo misma era ese conejo, y escuché:
"Duele..., ¿sabes?".
Automáticamente solté el cuchillo y me detuve a ver como el conejo se volvía a formar. Yo gritaba "¡Papá, papá!" con mucho miedo, pero él no escuchaba. Temía que volviera a tomar el cuchillo y lastimarme. O acabar con mi vida. Pero simplemente se puso frente a mí, tal como aquella reciente vez , estaba igual, sólo que sin el arma en la mano.
Firme, quieto e inexpresivo.
Simplemente lo miré, y sentí cariño hacia el. Lo llevé afuera, al mismo lugar donde "murió", el fondo de casa. Lo senté en la mesa y mis dos gatos lo vieron. Por miedo a que lo comieran, los agarré y los llevé al frente. Cuando vuelvo decido llevar al conejo dentro de casa y volver a arreglar el desorden del fondo, ya que un viento fuerte comenzó a desordenar las cosas...
Y desperté.
01/03/2016
