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Himeko recogió los papeles y se dirigió fuera de la habitación mientras ella metía a Anthoniko en su camita. - Voy a entregar el informe a los profesores y vuelvo. - Dijo desde el pasillo. La más alta entró al baño y justo escuchó unos pasos.

- Con permiso. - Susurró una chica entrando de puntillas.

- Esta no es tu habitación. - Apareciendo a su espalda.

- ¡UAH! Me-Mei..

- ¿Qué haces aquí? Te dije que volvieras enseguida a tu habitación.

- Que--quería seguir con la conversación de antes...

- Ya es hora de irse a dormir. Si tienes algo que decirme, déjalo para mañana. - Andando dirigiéndose a su cama.

- Por favor, Mei. Será sólo un momento.

- Vete.

- Seré rápida.

- ... - Por un momento dudó - No. No haré excepcio... - Paró al oír los pasos dirigiéndose a la habitación.

- ¡Rayos! - Dijo la rubia asustada. - ¡Momokino-san! - La morena apagó las luces, tiró a la rubia en su cama y la cubrió con la manta. - ¿Eh?¿Mei? - La chica del pelo rizado entró y se sorprendió un poco al ver todo apagado.

- Veo que estás cansada. Buenas noches, MeiMei.

- ... - Estuvo un rato en silencio atenta a algún movimiento de su compañera de cuarto, hasta que finalmente susurró. - Escúchame. Cuando Himeko se duerma te marchas de aquí.

- S-sí. - Poco a poco la mayor de las hermanas estiró los brazos y abrazó a la menor. La cual se estremeció. El calor de Yuzu la estaba embarullado. - Oye, Mei... - Tenía los ojos apretados, intentando mantenerse firme. - Me... - Comenzó a besarla el cuello, subiendo lentamente, cuando estaba a punto de llegar a los labios, Mei abrió los ojos, la puso la mano en la boca y la alejó.

- Sal de aquí. - Lentamente la rubia bajó de la cama y se dirigió gateando hacia la puerta, la abrió con cuidado y salió.

¿Por que Yuzu se empeñaba en hacer todo más complicado? Suspiró mientras intentaba relajarse. La mañana siguiente tenía una cita y debía estar tranquila. Poco a poco el sueño se apoderó de ella. Se despertó bastante pronto. Minutos después también lo hizo Momokino. Las dos se prepararon y fueron a desayunar.

- Presidenta, ¿qué planes tiene hoy? Ya que es nuestro día libre había...

- Quede con alguien.

- ¿Cómo? Te refieres a...

- Voy a ir a la estación de kyoto con una chica de otro instituto.

- Ah, haciendo nuevas amistades... me alegro por... - Una chica albina bastante alta seguida de otra algo más bajita la interrumpio.

- Hey, Mei, buenos días.

- Buenos días.

- Espero que cuides bien de mi hermanita en la cita de hoy.

- ¡Nina! - Dijo la de menor altura, luego se giró hacia la morena. - Sentimos haber interrumpido.

- No importa, ya habíamos terminado.

- Entonces... ¿Nos vamos ya?

- Esta bien. - Se levantó. - Himeko, adiós. - Y se fue junto con Sara.

- Adiós, MeiMei.

Hicieron casi todo el camino hasta la estación en silencio, solo roto por algún comentario de sara sobre el paisaje a lo que la más alta se limitaba a asentir. Pensaba que estar con otra persona la ayudara a olvidar. Y a pesar de que la chica que la acompañaba fuera buena y amable, su mente no dejaba de traerla el recuerdo de otra. Una vez en la estación fueron al mirador de la torre. Allí miró al horizonte y se perdió una vez más en sus pensamientos. Entonces se percató de que Sara la miraba fijamente desde atrás.

¿El sueño que le salvó la vida? [Citrus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora