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Me quedé pasmada ante tal confesión.
–Se te va a meter una mosca–Alex me miraba con una sonrisa socarrona–si tan solo supiera.
no me tragare ninguna mosca alex–refunfuñe, el solo asintió y miro detrás de mi hombro.
Gire mi cuerpo por completo frente a mi estaba Francisco con esa mirada característica. A veces creía que podía saber qué pasaba detrás de esa mirada chocolate, parecía en ocasiones tan abierto, reía por todo lo que decía y le encantaban mis pláticas elocuentes y sin sentido.
Si, yo podía hablar de la clase anterior y seguir con mi mañana para ir a la escuela y una anécdota de la infancia hacia cómo de algún platillo que me gustaría probar o cocinar y terminar con alguna historia de las que escribía...no tenía ni pies ni cabeza al narrar algo,lo sigues sin tener.
Pero el...el parecía una caja de rubic decifraba la mitad de un color cuando me hacia mover otro cuadro y desarmar lo que llevaba pero me intrigaba,demasiado,quería saber todo de el. Y cuando tenía una idea en la cabeza la hacía.
Sonreí –hola Francisco– el solo asintió pensativo
–chicos me despido- Alex se levanto de su lugar, beso mi mejilla y desordenó más mi cabello rebelde y chocó los puños con Francisco. Ya solos...
–a tí te sucede algo
–no
–si
–no
–si
–tal vez
–¿Que te pasa?–su mirada estaba triste, no quería averiguar del todo pero...–no me agrada verle con cara de funeral–
–que sincera–abri los ojos, lo había dicho en voz alta
–yo...uhm...lo siento
–no te preocupes, eres de las pocas que sabe que tengo ¿Sabes?, Además confío en ti para que logres verme así.
Y al final termino por contarme que no la llevaba tan bien con sus materias de grado y que en el equipo donde jugaba había peleado con su mejor amigo, iba a decir más pero el timbre nos interrumpió y cada uno se fue a clase.

Mi teléfono vibro

¿Te gustan las adivinanzas muequitas?

Te Lo Digo Por Un ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora