Sus miradas estaban conectadas, fijas la una a la otra. Mientras una buscaba percibir los sentimientos ajenos, la otra sólo intentaba llenarse de la belleza frente a ella, preguntándose si era suficiente para aceptar llevar a cabo aquella locura.
Margaret era preciosa, sin duda. Sexi, elegante, intrigante. Era oscura.
Y a Dylan le seducía aquella oscuridad.
Mientras pensaba, sus dedos se apretaban contra el colchón de la cama con barrotes, tiras y restricciones de cuero.
Podía imaginarse haciendo el amor en aquella cama, utilizando los intrincados artilugios que coronaban las paredes y que sabía también, que estaban escondidos en los cajones de las comodas que adornaban las estancia.
- No estoy seguro. - dijo en voz baja.
- ¿De qué no lo estás? - Le respondió Margaret.
- No estoy seguro de querer hacer esto.
- ¿Lo has hecho antes, cierto?
- Si, pero yo...
- Tu eras el dominante. - Terminó por él.
- Si, lo era.
- ¿Y te gustó?
- Es algo nuevo, tal vez refrescante, tampoco es que no pueda vivir sin hacerlo.
- ¿Sabes por qué piensas aquello?
- Lo sé, es porque no me gusta.
- No, raggazo mio. Piensas esto porque no ocupaste el papel que te correspondía.
- Eso es...
- Eso es cierto. Dylan, no eres dominante, eres sumiso.
- Eso es ridículo.
- ¿Ridículo? - Parecía molesta al repetir sus palabras.
- Lo siento. - Se disculpó de inmediato.
- No eres dominante, eres sumiso. - Repitió. - Y que mejor manera para descubrir que tanta vocación tienes como sumiso que dejarte entrenar por una dominatriz experta.
- Maggie...
- Aquí adentro soy Margaret, más adelante seré sólo mi señora.- Aquello le molestaba, que ella hablara como si ya hubiese aceptado. Dando por echo que ya era su sumiso.
- Debo pensarlo. - Dijo. Miró la puerta por la que habían entrado he hizo ademán de dirigirse a ella.
- Si te vas ahora no volveré a verte. - Eso lo hizo detenerse y girarse hacia ella. - No puedo esperar más, llevo meses sin compañía y una mujer tiene sus necesidades. Como viste al entrar, llamé la atención de muchos hombres, sé distinguir entre un sumiso y un dominante y allí habían alrededor de diez sumisos expertos que esperan ser elegidos... por mí. Es ahora o nunca. Te he dado demasiadas oportunidades.
- Nos hemos acostado una vez. - Le dijo molesto. - Me has dejado pensarlo pocos días. Me sueltas de sopetón que crees que soy un sumiso y luego esperas...
- No creo que seas sumiso. Eres un sumiso.
- Basta.
- Esta bien. - Margaret también pareció molestarse. Fue ella quien se dirigió a la puerta, Dylan se adelantó y la agarró por el brazo para detenerla, la acercó y colocó una mano en su mejilla.
- Yo sólo quiero...
- No quieres una relación. - Afirmó.
- No tengo tiempo para eso.
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EL SUSURRO DEL SUMISO-PAUSADA-
Romance«-¿Que tienes que decir? -Na...na...da. -No te oigo, Dylan.-Margaret, detrás de el, giro e hundió aun mas el dedo en su trasero tocando aquel punto jamas tocado. Dylan apretó los ojos y tenso las nalgas en acto reflejo preparándose por el golpe que...