-Lissa… - escuché que me llamaban.
Abrí poco a poco mis ojos, y estaba Carmen mirándome sonriente.
-Lissa cariño el medico vendrá dentro de un rato… no creo que le guste que estés ahí – río Carmen y yo con ella.
Me levanté de la camilla, y me senté en una silla, dejando el sillón para Carmen, miré la hora y eran casi las dos.
Mierda, Rubén… voy a llamarle.
Le dije a Carmen que volvería en unos segundos, y salí al patio del hospital
*LLAMADA*
-Hola Lissa
-Hola Rubén
-Eh que te pasa?
-Nada
-No me mientas… se te nota en la voz que te pasa algo.
-Es que Fred ha tenido un accidente, y he tenido que volver a Valencia para estar con él, y te llamaba para que supieras que está tarde no podré quedar contigo.
-Tranquila, no te preocupes… ¿Y estás sola?
-Sí, porque Frank se ha ido a un evento en Alemania.
-¿Quieres que vaya allí contigo?
-No, tranquilo, no es necesario
-Dime que hospital es y allí estaré en unas horas.
-Rubén… no hace falta que vengas…
-Sí que hace falta, dime que hospital es
-Rubén…
-¡Lissa! ¡Dímelo! ¿Quieres que me enfade contigo?
-Jajaja pareces mi madre.
-jajaja
-Hospital la Fe, habitación 175
-En una hora me tienes allí.
-Vale pesao, Adiós
-Adioh muyayah
*FIN LLAMADA*
Volví a la habitación con Carmen y Fred.
* * *
Eran casi las 7 de la tarde, el doctor había dicho, que mi visita le había hecho recordar muchas cosas y que sería buena idea quedarme con él unos días más.
Ahora estaba yo sola en la habitación, Fred dormía, y yo me aburría mucho.
La puerta se abre, y entra Rubén por la puerta con una enorme sonrisa en la cara. Cuando lo veo, no puedo evitar sonreír, me levanto y camino hacia él.
Nos abrazamos y me da un beso en la mejilla.
Nos sentamos y empezamos a hablar sobre cosas sin sentido. Nos quedamos mirando, y como la primera vez que lo vi en el tren, sus ojos marrones verdosos me hipnotizan. Él poco a poco se va acercando más a mí. Noto su respiración chocando contra la mía. Y noto como sus labios se posan en los míos dándome un tierno beso, echaba tanto de menos sus labios…
Pero… Mierda Frank.
Me separo rápidamente de él, y me mira con el ceño fruncido.
-Rubén no… tú… em… yo ten…- en ese momento la puerta de la habitación se abrió, era Carmen.
-Hola chicos.
-Hola Carmen – saludé yo – él es Rubén un amigo que ha venido a hacerme compañía.