Cuando llegamos a su casa, abrió el portón, metió la moto y lo volvió a cerrar. Después dijo:
M: seguime- mientras tomaba mi mano, subimos unas escaleras que estaban en su patio, y llegamos a lo que sería (en algún futuro) su departamento arriba de su propia casa.
M: todavía está construyendose, pero algún día voy a tener todo listo para vivir acá arriba.
A: tiene linda vista - dije sonriendo y mirando la plaza que estaba enfrente.
M: ya lo creo - dice tomándome la mano y girandome a él. Quedamos cerca y sonreímos antes de besarnos.
A: bueno, ya entendí, para, ¿No íbamos a merendar?- dije entre besos, tratando de frenarlo.
M: no quiero- dijo cómo nene chiquito, atrayendome más a él, sentándose en el piso, y haciendo que me siente en un hueco entre sus piernas. Cada vez eran más largos los besos, y cada vez nos enredabamos más, hasta que nos hizo falta oxigeno, y finalmente paramos, me salí de donde estaba y me senté a su lado.
M: bien, cómo lo prometido es deuda, la comida- dijo sacando una bolsa que tenía las facturas y el jugo que compramos.
A: gracias - le dije con alegría, mientras sacaba una de las facturas y me disponía a degustarla.
Pasamos un buen rato comiendo, tomando y riéndonos, mientras nos contábamos chistes, y momentos graciosos.
Cuando apaciguó el hambre, guardo las cosas en la bolsa, la cerró bien, y me dijo:
M: yo sé que vos debes estar confundida, porque se que querés mucho a Gabriel, pero no soy idiota, y no vas a negar lo que nos pasa a ambos.- dice tomando mi mentón y haciendo que lo mire a los ojos.
A: no hay nada que negar. No tengo idea de cómo, pero, prácticamente de la noche a la mañana, me doy cuenta que me encanta alguien que apareció de casualidad. Pero tengo miedo, no quiero lastimar a nadie, él es un gran chico, y no sé si quiero seguir con esto.
M: sé cómo te sentís, pero, se también que lo que nos pasa no es cualquier cosa, y la verdad puedo sonar egoísta, pero no puedo ni quiero dejar de verte.- No pude más y lo rodee con mis brazos, y lo bese con desesperación. Él correspondió el beso, y volvió a ponerme entre sus piernas, intensificandolo aún más.
Los besos y las caricias estaban cargadas de pasión, pero había algo nuevo para ambos, ¿Amor, quizás?. En cada beso, sentían que dejaban el alma.
M: no puedo -BESO- parar de -BESO- hacerlo -. Dice volviendo a besarme, y con la respiración acelerada.
A: tampoco -BESO- yo - y -BESO- no -BESO- quiero -BESO- parar.- Nos dimos un beso tan profundo y tierno, que sentí una corriente eléctrica por todo el cuerpo. Juro que nunca había sentido algo así.
Cuando paramos, ambos estábamos con los labios hinchados, la respiración agitada, y una sonrisa en los rostros.
M: nunca pensé que el atardecer iba a ser tan lindo, dice abrazándome, y mirando a la plaza.
A: lo mismo digo.- agrego mientras me acurruco contra su cuerpo, sentada entre sus piernas.
El resto de la tarde/noche, la pasamos hablando, besándonos, riendo, y abrazados, hasta que llegó la hora de irme.
M: ¿En serio tenés que irte? Quédate conmigo.
A- lo miro y sonrió- me encantaría, pero eso es muuuuy difícil.
M: mmm, no quiero que te vayas.- me acerca a él, y rodeándome con sus brazos, me pide que lo mire y dice- prométeme que lo de hoy, y todo lo que nos está pasando, no es algo a la ligera.
A- mirándola insegura, siento que estoy por cometer una locura, pero... - lo prometo. Y un beso, sellando la promesa, hace que bajemos al patio, y nos vayamos de ahí.
Abrazándolo en la moto, sintiendo finas gotas de la ligera lluvia que empieza a caer, me siento en paz.
Una vez en mi casa, nos despedimos con un beso, y una promesa de seguir hablando.
Y ese era un día de muchos que vendrían...
ESTÁS LEYENDO
Hilo Rojo ↔
Roman d'amourY si esa vieja leyenda fuera cierta, ¿nos jugariamos por amor, o nos quedariamos con quien nos conviene y que, a pesar de querer de corazón, no amamos en verdad?