Parte 45

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La tormenta no era algo de todos los días. Seúl no acostumbraba a contener tanta agua en tan poco tiempo. Pronto, las calles se encontraban inundadas, provocando que les sea imposible a las personas transitar en ellas. Como todos los días, miles de pacientes ingresaban y salían del lugar, eran operados, eran salvados. No era un día cualquiera para el hospital, el agua no sólo había inundado las estrechas calles que se encontraban en cada rincón de la ciudad, sino que también ésta había logrado tomar parte del hospital —por supuesto, la planta baja— provocando que los pacientes y enfermeros estén completamente alterados. ¿Cómo hacían las ambulancias para salir del hospital y partir a su destino? ¿Para buscar a alguien, quizás una embarazada o una persona con una muerte cerebral? ¿Cómo podían salir los curados, y cómo podían ingresar los enfermos? ¿Qué ocurría con la electricidad, con las personas conectadas a una máquina? Muy bien, sinceramente el agua que había ingresado al lugar no era mucha, pero lo que había causado era un severo problema. Muchos televisores se quemaron a causa de ésta terrible inundación, así como también la luz se había cortado. A oscuras, así se encontraban. Muchas personas estaban alteradas, habían gritos. <<Demasiados gritos>> Pero... ¿qué podían hacer? ¿a quién debían culpar?

Muchas cosas ocurrían allí, y fue en el mismo instante del terrible caos cuando Min Yoongi despertó. Bien, no había ocurrido mucho tiempo desde la última vez que estuvo consciente, pero... ¿es que acaso nadie se había enterado? Sus pequeños ojos rasgados abrieron sus párpados ligeramente, pero para sorpresa, todo estaba negro. Oscuridad. Gritos. Silencio. De vuelta los gritos. Esperó unos minutos, y los gritos continuaron. No era un buen regreso, ¿verdad?

La cabeza de Yoongi daba vueltas, se sentía mareado. No era de esperar, Min Yoongi se encontraba despertando de un coma, ¿cómo se suponía que debía estar? Intentó moverse, pero fue inútil. Sus débiles y delgados brazos estaban inmóviles, ya que no tenía fuerza alguna. Volvió a intentarlo, una y otra vez, quizás unas diez veces, pero era inútil. Gimió. No tenía fuerzas, no tenía comida, no tenía a nadie. ¿Qué debía hacer en ese momento?

Los gritos aún continuaban —si bien no eran con la misma frecuencia o intensidad que antes, continuaban— provocando que el joven comience a sentir... ¿nervios? Bueno, quizás no eran exactamente nervios. No podía describirlo con claridad. Sentía una leve pero a la vez brusca presión en el pecho, y de pronto, su aire comenzaba a faltar. Ansiedad. Yoongi la había padecido desde sus 13 años de edad, de vez en cuando la tenía. Su corazón de a poco comenzaba a agitarse rápidamente y su respiración profunda en busca de oxígeno aumentaba. Sentía que se ahogaba. Una vez más, se ahogaba. Sus latidos eran muy rápidos, y realmente no eran buenos síntomas para un hombre que recién lograba despertar de varios días sin reaccionar. Intentó calmarse, pero parecía no tener control sobre sí mismo. Pasaron varios minutos, hasta que finalmente se calmó poco a poco. ¿Cuál fue la razón? Park Jimin. Pensar en su sonrisa, en su mirada, en su voz... eso era lo que necesitaba Yoongi en esos momentos. Quería verlo y abrazarlo, decirle curserías, esa clase de cosas. Sin embargo, era imposible. ¿Cómo iba a poder hacerlo, si ni siquiera se podía mover, si ni siquiera Jimin se encontraba allí? Bueno, hay que admitir que fue un buen método de supervivencia para auto-calmarse, y eso permitió que su cuerpo y mente se vuelvan a relajar.

De pronto, logró moverse. Su brazo se extendió, quién sabe a qué dirección, pues todo allí era oscuro. Se extendió, y logró tocar algo, algo duro y frío. Continuó haciéndolo por un par de segundos, y logró comprender lo que era: un mueble algo metálico. Bueno, no precisamente un mueble, sino una máquina. Para sorpresa nuevamente, ésta se encontraba apagada. No había electricidad, ni en todo el vecindario. Rendido, retiró su mano de aquella máquina y la volvió a posicionar en la camilla, donde yacía acostado. Sacando fuerzas de donde no las tenía, logró levantarse. Asimismo, desconectó los cables que tenía en sus brazos y se alejó de la camilla.

Asomándose a la puerta, recordó algo muy importante... ¿qué había ocurrido con Seokjin, Taehyung, Namjoon o Youngjae? Él no estaba consciente de lo que había ocurrido, ni de su situación en los días restantes.

Antes de que pueda abrir la puerta, ésta ya había sido empujada del otro extremo del lugar por un grupo de personas. Luces. Un par de luces se asomaron cuando la puerta se abrió de repente, y al mismo tiempo, alumbraron a Yoongi. Eran tres luces provenientes de unos teléfonos. Las tres personas que provenían del pasillo alumbraron a Yoongi, y no dudaron en gritar de alegría al verlo. ¡Eran Kim Namjoon, Kim Seokjin y Kim Taehyung!

- ¡No puedo creerlo, al fin despertaste!- Taehyung abrazó fuertemente a Yoongi, mientras éste no podía asimilar todo lo que ocurría.

- Taehyung me llamó hace un rato con información de que un enfermero notó que habían cambios en ti, y que posiblemente despertarías en cualquier momento. Me alegra verte de vuelta.

- Yo...

- No tienes que decir nada, Yoongi- interrumpió Seokjin, pero antes de que pudiera continuar hablando, otra persona más apareció en el pasillo junto a los chicos.

- ¡Min Yoongi, que alegría me da volver a verte!

- ¿Kim Seokjin?

La flor de la Navidad; {BTS}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora