"El chico de la biblioteca" (Luxembourg)

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Johan Von Luthemberg, será el nombre que utilizaré para Luxemburgo.

Llevabas horas sentada en un banquillo de la biblioteca, devorando libro tras libro, te gustaba mucho ir a leer a ese lugar, era muy tranquilo y tenía libros muy interesantes, cada día (a excepción de los domingos), llegabas en punto de las cinco de la tarde a disfrutar de aquellas historias que te hacían viajar y soñar.
Hoy no era la excepción, llegaste a la biblioteca y buscaste un libro que llamará tu atención.

-Este se ve entretenido.- dijiste en voz muy bajita mientras leías la contraportada de aquel libro, que habías elegido para tu deleite. Sin más lo llevaste contigo para sentarte en tu banquillo favorito, aquel que estaba cerca de la ventana y el cual era cómodo y tenía un forro acolchonado en la parte de la espalda, era perfecto para pasar el tiempo leyendo, sin embargo está vez lo estaba ocupando un chico de cabellos castaños, eran muy claros casi dándole a un tono rubio, su apariencia te llamó la atención estaba muy bien vestido y su postura para leer lo hacía parecer totalmente uno de esos aristócratas que describían en los cuentos.
No podías hacer nada en cuanto a la situación del banquillo, simplemente debías sentarte en otro lugar y tal vez esperara a que se fuera para poder tomar ese banco, te dirigiste hacía otro banco cerca de él, con la finalidad de estar cerca para que cuando se fuese tu pudieses tomar el lugar, sin más abriste el libro y comenzaste a leer, pasaron unos minutos y la curiosidad de saber que libro leía el chico te comenzó a consumir, volteabas discretamente a ver al joven, que se encontraba muy concentrado en la lectura, cuando volteaste por cuarta vez el dió la vuelta a la página y se percató de que tus ojos estaban clavados en el libro, sonrió ligeramente y tú decidiste volver tu mirada hacia tu libro, estabas muy avergonzada seguramente creyó que le estabas coqueteando o algo así. Decidiste no volver a mirarlo, sin embargo el se paró de su asiento y se dirigió hacia tí.

-Necesitas el libro?- preguntó amablemente ofreciéndote aquel texto.

-Eh? Ah! no, no...- dijiste aún avergonzada y sonreíste tímidamente.

-Oh, llevabas tiempo observándolo, creí que lo necesitabas para una tarea o algo así. Sí es así no hay problema yo lo leo por gusto, ya tendré más tiempo de seguir con está lectura.- dijo y volvió a ofrecerte el ejemplar, te sonrojaste mínimamente por la vergüenza que te causaba, él se había dado cuenta de que llevabas tiempo mirándolo.

-No, muchas gracias de verdad...s-solo lo estaba viendo porque me llamó la atención...no te preocupes.- en tu rostro se dibujó una sonrisa tensa al pensar en lo maleducada que habías sido, mirando a ese chico por tanto tiempo.

-Vale... si lo necesitas no dudes en pedírmelo.- sonrió y volvió a su lugar, antes de que el libro desapareciera de tu vista, alcanzaste a leer el título "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". -Pablo Neruda!!- exclamaste bajó ante la empatía que te causo saber que ese apuesto joven y tú compartían un escritor en común.

(.....)

Desde ese día te estuviste encontrando mucho con ese chico en la biblioteca, incluso se empezaban a saludar y a veces platicaban un rato sobre temas triviales, aunque sus pláticas eran cortas debido a que ninguno de los dos quería interrumpir la tranquilidad de los demás lectores.
Era un martes por la tarde cuando llegaste en busca de un libro en específico, te habían dejado de tarea una reseña de una obra muy conocida, buscaste entre aquellos ejemplares y finalmente lo encontraste. -Aquí estás!- exclamaste y una segunda voz te hizo coro, ambos tomaron el libro con una de sus manos, rápidamente volteaste a ver el rostro de la persona que quería llevarse aquel texto tan indispensable para tu tarea. -Ah, hola.- saludaste al ver que se trataba de aquel chico ojiverde.

-Oh, lo siento señorita, ocupa usted este libro?- preguntó sonriendo con amabilidad.

-Sí...- dijiste perdiendote en aquella sonrisa del chico.

-Me lo puede prestar solo por unos momentos...es que es para una tarea importante.- dijo avergonzado sin soltar el ejemplar.

-Owwwts... yo también lo necesito para una tarea.- dijiste de igual manera sin despegar tu mano de aquella obra.

-Le causaría alguna molestia si lo compartimos?- propuso.

-No, en lo absoluto!, Es una gran idea.- aceptaste gustosa y ambos se dirigieron a una mesita, tomaron sus respectivas sillas y se sentaron juntos para comenzar con la lectura. Nunca habías compartido un libro de esta manera, era interesante como las ideas de ambos se complementaban y ayudaban a la tarea de ambos, terminaron haciendo de ese problema una experiencia única, al terminar ambos regresaron el libro a su lugar.

-Finalmente terminamos...- suspiraste aliviada y sonreíste ante aquel logro.

-Finalmente...- sonrió él observando tu rostro. -Oye, sé que sonara un poco atrevido...eres una chica muy atractiva.- al escucharlo te sonrojaste y carraspeaste la garganta algo apenada. -Eh....no me refiero a físicamente, quiero decir eres interesante, digo! También eres atractiva físicamente...pero me gustaría conocerte mejor...- dijo algo nervioso pero intentando mantener su postura.

-Nhahaha...muchas gracias, a mi también me pareces un chico interesante.- le sonreíste haciéndole saber que estaba todo bien.

-Ahm...Johan Von Luthemberg...- dijo presentándose formalmente, y estrechando tu mano.

-______(t/n) ______(t/a)...- te presentaste de igual forma.

-Te apetecería ir por un café? Aún es relativamente temprano.- comentó el chico con algo de entusiasmo.

-Me encantaría.- respondiste y ambos tomaron camino hacia la cafetería.
Después de ese día las cosas entre ustedes empezaron a cambiar, ahora solían quedar de verse en distintos lugares, solían ir a distintos café y visitar varias librerías, uno de esos días llegaste a la biblioteca donde lo habías conocido, ya que se habían citado ahí, él aún no llegaba por lo cual mientras lo esperabas irías a buscar un libro para pasar el tiempo, mientras te dirigías a los estantes notaste que un libro se había caído y decidiste recogerlo para llevarlo a su lugar, cuando lo levantaste una pequeña hoja cuadriculada sobresalió de él, llevaba escrito tu nombre, por ello te pareció curioso y decidiste abrirlo, sacaste la pequeña hoja y comenzaste a leer justo en esa página, se trataba de un poema romántico de Sabines. -Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo, 
tú lo tienes. 
El puño de mi corazón está golpeando, llamando.- leías en voz baja aquel hermoso verso, de pronto una voz te interrumpió, comenzó a leer el poema por tí.

-Te agradezco a los cuentos, 
doy gracias a tu madre y a tu padre, 
y a la muerte que no te ha visto... - ambos terminaron de leer el poema juntos al final cerraste el libro y volteaste a ver al chico.

-Johan...es un poema muy hermoso.- lo miraste con una sonrisa.

-Es lo que siento por ti...desde que te conocí empecé a sentir cosas que jamás me pude explicar, quiero estar contigo.- sonrió sonrojado y te tomó de la cintura.

-Yo también quiero estar contigo.- posaste tu mano libre sobre su hombro y te acercaste a el.

-Te amo.- confesó para después besarte apasionadamente, le seguiste el beso mientras él acariciaba tus mejillas con una de sus manos, al separarse se miraron sonrientes.

-Hay que escribir nuestra propia historia juntos.- lo abrazaste y el te correspondió.

-Será la historia más hermosa jamás escrita.- susurró contra tu oído.
Ambos pasaron la tarde en un café, celebrando su nueva unión.

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Gracias por leer! ^^

A las personitas que me hicieron pedidos, una disculpa por no subirlos aún :c prometo hacerlo lo más rápido posible. :'D

Nos leemos pronto!! >w<

By: Miyu :D

&quot;Mochilera Por El Mundo&quot; [Hetalia x Reader] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora