PARTE 2 "EL DESPERTAR DE SARAÍ"

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La noche paso tranquila y Kaliq descanso su cuerpo, pero no su mente, desde que su madre le dijo que la joven se llama Saraí, que despertó y menciono que era de otras tierras, unas que fueron abatidas por la violencia y la sed de sangre de un ejército oscuro (claramente el ejército de los Coyotes Rojos, con un líder amargado y cruel), él solo deseo que despertara de nuevo para escuchar de ella muchas cosas que despejarían sus dudas y que tal vez le permitan devolverla a sus tierras y familia y así quitarse las palabras perforadoras de su madre de la cabeza.

- Madre, parto ahora hacia mis soldados

- Espera hijo mío, no te vayas sin probar bocado, tengo para ti unos deliciosos Naquilos con gahwa y están recién sacados

- No me lo pierdo por nada, ¿y ese buen humor? Qué paso que no me entere

- Lo estuve meditando y sin importar las horas oscuras que me muestren las estrellas, sigo muy orgullosa de ti y de tu buen corazón y sé que al final la oscuridad nunca gana cuando la luz de un corazón bueno esta allí, venceremos estoy segura

- ¡Oh! Madre no me lo has dicho todo, ¿qué has visto en las estrellas?

- Desayuna tranquilo, luz de mi vida y a entrenar fuerte, no necesitas saberlo todo, solo confiar en quien te ama

- Hay madre, tú y tus misterios

Kaliq sale al camino con el estómago alegre y la mente tranquila, con el positivismo a flor de piel.

Van pasando los días y todo continua su curso, Kaliq en sus duros entrenamientos y cuidando a Saraí en las noches mientras duerme a su lado y a pesar del cansancio no le descuida el sueño y a veces cuando entre sueños habla dormida él le escucha atento, para ir armando la historia ya que ella solo despierta a veces y siempre cuando él no está en casa. Pero esa noche no sería igual, él se acuesta con una sensación extraña, una ansiedad y una opresión en el pecho que no comprende da vueltas y vueltas en su tendido para dormir pero no logra conciliar el sueño, comienza a pensar en los momentos felices de su infancia, cuando su padre les acompañaba, sus largas cabalgatas a su lado y los concejos que siempre le daba y que con recelo atesoraba, poco a poco se fue quedando en un sueño tranquilo y profundo, horas más tarde un resplandor que entra por la ventana y brilla justo en su rostro le despierta, se cubre los ojos con las manos y acopla la vista a esa luz directa

- ¿Qué? una silueta humana en la ventana – no comprende, pero se incorpora rápidamente y enciende la luz – Ella, ¡esta despierta! – dice para sí – Oye ¿estás bien?

- ¡Mmm! Sí, eso creo ¿Quién eres tú?

- Kaliq, estas en mi casa

- Es cierto, tu madre me ha hablado mucho de ti, a propósito, gracias por recogerme del camino, de no ser por ti hubiera muerto allí seguramente

- No te preocupes por eso, ya paso. Pero ¿te sientes mejor? De verdad estabas muy mal herida y la fiebre te subió muchísimo

- Siento debilidad y está herida en el costado aun me duele mucho, pero ya de esta me salve para pesar de los Coyotes rojos

- ¿los Coyotes rojos? De que hablas fueron ellos quienes te lastimaron

- Si, ellos... - se viene al piso como una pluma, su cuerpo no ha recuperado la fuerza suficiente, Kaliq reacciona rápidamente y la sostiene antes de caer al suelo y la recuesta sobre la cama

- ¿Mejor? – ella asiente – por favor continua

- Yo pertenezco a la tribu de los Lezkano, mi padre era su líder y guía espiritual, aunque éramos una tribu pequeña por la plaga que mato a muchos de nuestros niños y dejo por mucho tiempo secas a las mujeres para parir nuevos hijos, éramos felices y poco a poco nos recuperamos de todo aquello

- ¿Éramos? ¿Qué paso?

- Llegaron los Coyotes rojos, nos masacraron – comienza a llorar – atacaron en la noche sin luna y por sorpresa, quemaron la casa de los guerreros y así nos dejaron indefensos, tomaron rehén a mi padre y a mi hermano, los amarraron en el centro y los obligaron a ver como decapitaban a todos los hombres y los niños mayores, mientras a las mujeres y los recién nacidos nos subieron a carretas enjauladas, era obvio que para llevaros con ellos porque sus mujeres no pueden parir nada con vida, después azotaron a palos a mi padre y hermano –el llanto le ahogaba la voz, Kaliq se sienta a su lado la consuela con un abrazo - pero decían que su plan era dejarlos vivos para sufrir por haberse negado a entregarles hace tres lunas la mitad de nuestras mujeres fértiles, incluyéndome a mí. No soporte más ver como los golpeaban y comencé a revelarme, salte de la carreta y corrí a ellos y un Coyote me tomo del cabello, me lanzo al suelo y comenzó a patearme en las costillas, mi padre se levantó de inmediato y trato de impedirlo, pero, pero... - cambia del sollozo al llanto a ríos -

- Llora, llora todo lo que quieras, sé lo que significa perder a un padre – trata de consolarla Kaliq mientras la sostiene fuerte en sus brazos, de verdad comprende su dolor – continuaremos cuando te sientas más tranquila

Después de un buen rato Saraí se calma un poco y se percata que en todo ese tiempo Kaliq no la soltó ni ella a él, un poco apenada pero muy reconfortada SaraÍ pregunta si quiere que le termina el relato, siente la necesidad de sacárselo todo para no pudrirse por dentro, Kaliq acepta

- Cuando los Coyotes vieron que mi padre no se detendría y que lucharía con todas sus fuerzas y también mi joven hermano lo haría para salvarme, decidieron decapitarlos ahí mismo y no dejarlos vivos como pensaban hacerlo, grite, luche y forcejee todo lo que pude sin lograr nada, bueno excepto más golpes y bofetadas, pero ni siquiera así lograban apaciguarme, entonces el líder se me acerco y se rio de mí, me dijo yegua indomable y le escupí la cara con furia, él no lo pensó dos veces y me clavo su lanza, ordeno que me envolvieran en mantas para que nadie me ayudara, me subieron a la carreta con las demás mujeres, luche y grite cuanto pude pero iba perdiendo mis fuerzas, después una voz conocida me dijo "No dejaremos que te hagan más daño, te lanzaremos de la carreta cuando no nos vean y con la ayuda de nuestro Dios que alguien te va a rescatar" después desperté aquí, mientras tu madre me limpiaba y con tanto cariño que me conmovió

- Así es mi madre, un manojo de ternura – se queda mirándole y le seca las lágrimas que corren por sus mejillas – Ahora todo irá bien, estas con nosotros y no permitiré que te suceda nada

- ¿Y las mujeres y bebes de mi tribu? ¿Los vas a salvar y a proteger a ellos también?

- Lamento decirte que no es tan fácil, debes saber que los Coyotes rojos no se quedan mucho tiempo en el mismo lugar y menos si recién atacaron algún reino

No puedo creerlo,pobre de mi pueblo – lamenta y mira suplicante a Kaliq, que no lo resiste y lepromete enviar un grupo de vigilancia a todos los alrededores a investigar,sabe que también debe asegurar su reino, esa es su misión-    

CON TU LUZ EN LA OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora