Fast Lane – Bad Meets Evil
Tristan se termina por mí el Cerdo Satay, ya que parece ser que su comida no le ha gustado tanto como esperaba. Fiona y yo estamos sentados en el sofá y Jeff y Tristan a ambos costados de la mesita en unas sillas. Mis piernas no caben entre el sofá y la mesa, así que me veo obligado a mantenerlas abiertas, provocando que Fiona tenga que encogerse un poco en su lugar. Ella me asegura que no le importa con una sonrisa tranquilizadora, pero, aun así, intento cerrarlas un poco para darle más espacio.
Las miradas de Jeff y Tristan han estado puestas en nosotros durante toda la cena. De vez en cuando, se miraban entre ellos con complicidad y sé que están pensando cosas similares a las paranoias de Doug. En algún momento de la cena, Tristan y Fiona han comenzado a hablar de tatuajes y ella ha comentado que el gusta el que tengo detrás de la oreja izquierda. Mientras tanto, yo me he mantenido concentrado en mi comida, por eso me ha pillado por sorpresa sentir la yema de su dedo en mi piel. He dado un bote en el sofá y casi tiro mi comida. Fiona se ha disculpado por asustarme, pero le he restado importancia. He mantenido la cabeza gacha, sintiendo que mi cara ardía, evitando las miradas de mis amigos, y con sensación de hormigueo en el lugar que ella ha tocado.
Cada pocos minutos, le ordeno a Brutus que se mantenga sentado en su cesta y que no se acerque a la comida. Kelsey sí que sabe cómo tocar las pelotas sin estar presente. Ésta no es la jodida responsabilidad de Fiona, que está claro que no ha tenido un perro en su vida. Ella me sonríe agradecida cada vez que le doy una orden al perro y éste la cumple.
—Entonces, Fiona, ¿te cae bien éste cascarrabias? —Pregunta Tristan con burla—. Puedes ser sincera, te entenderemos si no es así —ríe.
—Oh... Me cae muy bien —responde y se ríe un poco de su broma—. Sé manejar a los cascarrabias.
Jeff me da una mirada cómplice con una sonrisa mientras termina de comer.
—Vaya... Enhorabuena, no es fácil aguantarle.
Fiona frunce el ceño y me mira.
—¿Por qué? —Le pregunta a Tristan—. Es simpático.
—¿Desde cuándo? —Pregunta él.
—Desde que hay alguien en este grupo que no me provoca dolor de cabeza —respondo con una sonrisa falsa—. Cállate o te quito la comida.
Tristan me mira alarmado y sigue comiendo en silencio. No quiero que la atención esté en Fiona y en mí. Me incomoda el hecho de que vayan a relacionarnos en algún momento de la forma equivocada. Todo sería demasiado incómodo para sobrellevarlo y, tal vez, eso cause que seamos incapaces de llevar charlas como las de hace unas horas, antes de que ellos llegaran.
—Estoy deseando que llegue el viernes —suspira Fiona antes de darle un gran sorbo a su gaseosa.
Jeff la mira con curiosidad.
Mierda.
—¿Por qué? —pregunta él y suelta el plato de plástico ya vacío sobre la mesa.
Cuando le dije a Fiona de ir al Reed's el viernes fue sólo un intento de sacar un tema de conversación. Es decir, me apetece la idea, pero los chicos aún no saben nada y si le dice que ha sido mi idea pueden llegar a pensar que lo he hecho para estar a solas con ella o algo por el estilo.
—Terrence me ha propuesto ir al Reed's. Vosotros también vais, ¿verdad?
Ellos vacilan al responder, mirándome a la espera de que yo les diga lo que deben responder. Resoplo y asiento con la cabeza. Joder, parece que a estas alturas todavía un chico y una chica no pueden tener nada que no sea romántico o sexual.
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𝐅𝐢𝐨𝐧𝐚 © [F #1]
RomansaLa vida puede ser una jodida perra contigo desde tu miserable infancia y seguir machacándote durante tu adolescencia y tú no podrás hacer nada para evitarlo. Eso te convertirá en un gilipollas con razones, pero a la gente eso no le importa. A nadie...