Yo, Lily Potter empiezo mis cursos en Hogwarts

En el andén 9 y 3 cuartos.

No todo salió como era de esperar, el coche no arrancaba y mi padre tubo que hacer magia para arreglarlo.

A mi lechuza no le gustaba nada estar encerrada, ya que siempre la dejaba en el jardín. Empezó a revolotear y emitir ruidos insoportables, hasta que, a mitad de camino tuvimos que hacerle un hechizo para que se durmiera un rato.

  Llegamos a la estación de tren y, a punto de cruzar la barrera, me acordé de que me había dejado el uniforme en el coche.

Corriendo fui a cogerlo, me despedí de toda mi familia y corrí hacia el muro que separaba el andén 9 del 9 y 3 cuartos.

El día no empezaba tan bien como esperaba.

Al entrar en aquel tren tan maravilloso no sabía a dónde ir. No conocía a nadie y eso le daba la oportunidad de hacer nuevos amigos. Me senté en el último vagón y vio a tres chicas que parecían muy simpáticas.

-¡Hola! yo soy Lily Potter, ¿cómo os llamáis? - dije yo intentando romper el hielo.

-Yo Susan Clear. Encantada de conocerte.

-Yo soy Juliet. ¿Qué tal?

-Y yo soy Claire. ¿Cómo estás?

-Muy bien gracias. - respondí muy complacida.- ¿Es vuestro primer año en Hogwarts?

-Sí - me dijeron todas.

- El mío también- respondí algo colorada.

-Oye, ¿en qué casa queréis estar?  Yo en Griffindor.

-Yo también.

- Y yo.

-¡Y yo! ¡Vaya qué de cosas tenemos en común!

-Y que lo digas. -dijo Susan.

Sentí que esas chicas serían mis mejores amigas. Algo noté en mi corazón que me hizo muy feliz.

  El trayecto se me hizo muy corto, ya que nos hicimos muy amigas en seguida y estuvimos charlando todo el tiempo.         Conocí a algunos chicos y también probé las famosas ranas de chocolate. Al final no parecía ser tan mal día.