"No fue un beso muy largo,
y desde luego no fue uno de esos de pelicula, pero fue maravilloso a su manera. Lo único que recuerdo es que, cuando nuestros labios se rozaron, tuve la certeza de que jamás olvidaría aquel instante."Nicholas Sparks
Despacio, acerco mis labios de los suyos y me quedo por un instante tan cerca que puedo sentir su respiración contra mi piel, una exhalación cálida, húmeda. El deseo que esta mujer despierta en mi me marea y no puedo pensar en otra cosa que no sea la boca que apenas estoy rozando. No puedo aguantar mas el juego y el beso llega brusco y violento, estoy invadiendo su boca y me contesta con la misma pasión. Mis brazos presionan su espalda pegando su cuerpo del mío con fuerza. Noto que se queda sin aire pero no puedo parar. Su mano sube por mi cuello y sé desliza entre nuestros labios intentando alejarse. Se desprende con un movimiento brusco y pega su cara de mi pecho intentando recuperar el aliento. Sus dedos quedan pegados de mi boca y aunque me cuesta respirar, no la aparto. Le acaricio suavemente el pelo y siento como poco a poco se tranquiliza.
- ¿Quieres subir...?
Se le escapa un gemido, se aparta de mi sin levantar la mirada y se queda en silencio mirando el pavimento.
- Es una locura...
- Lo sé...
Sólo pasan segundos pero me parecen horas. Y el silencio se vuelve ensordecedor.
- Con una condición...
- Dime...
- Sin promesas...
- No estoy seguro que lo entiendo.
- No me prometas nada, Alex...
Termina la frase susurrando mi nombre, con el rostro muy serio. Asiento con la cabeza sin saber muy bien que decir, estoy un poco sorprendido por esta petición nada usual. Es lo opuesto a que esperas de una mujer al principio de una relación. Y las promesas, los juramentos, ¿ los cuentos de hadas...? Pero ella se adelanta a toda mi frustración, como si supiera que estoy en ese momento de mi vida en que pocas promesas podría hacer...
- Carla... tengo una vida complicada...
- Alex... no... por favor, para...
Me acaricia la cara con suavidad y su mirada parece que me atraviesa. Una sonrisa empieza a brotar en sus labios y no me puedo resistir en responderle.
- Me gusta tu sonrisa...
- Eres un mentiroso...pero eso es bueno para mi orgullo.
- ¿Otra vez irónica...? Eres lo peor...
- No...eso te gusta...
- ¡Arrogante!
- ¡Acosador!
Empezamos a reír, y la tensión que había entre nosotros se disipa.
Entramos en el hotel cogidos de la mano, sin hablar. Estoy nervioso y no recuerdo la última vez que me sentí así con una mujer. Cruzamos la recepción y nos dirigimos hacia los ascensores sin siquiera pensar que sería más rápido coger las escaleras hasta la primera planta. Las puertas se abren, entra primero y casi me arrastra dentro del ascensor. Entro en el juego y la empujo contra la pared pegando mi cuerpo del suyo. La beso con hambre, me lo devuelve con una pasión que me sorprende. Entrelaza los brazos detrás de mi cuello y sube para llegar a la altura de mi boca. Nos cuesta sincronizar los movimientos y todo se vuelve un poco caótico. Se desprende y mira por encima de mi hombro y casi me grita:
- Pulsa el maldito botón!
- ¡Joder! Se me olvidó completamente.
Estiro el brazo y le doy al botón sin desprenderme de ella.
- ¿Y ese grito? A ver si aparte de friki, resulta que eres histérica!
Empiezo a reír mientras intenta tapar mi boca con una mano. Forcejea para liberarse de mi, y se lo toma en serio, con todas sus fuerzas.
- Eres una niña mimada...
- Te odio...
Las puertas se abren y me empuja en el pasillo, sonriendo. Se adelanta intentando adivinar cuál es mi habitación pero en unos pasos me pego de su espalda, le rodeo la cintura con mis brazos, besando suavemente su cuello, hasta llegar a la puerta. Estoy buscando la llave en el bolsillo mientras mis labios bajan por el cuello hacia su hombro. Mi otra mano se insinúa por debajo de su camisa acariciando su abdomen, mis dedos emprenden un recorrido hacia arriba, hasta llegar a sus pechos. Me paso la mano por encima del sujetador como si me costase decidir sobre cuál descansar, envuelvo con delicadeza su seno derecho, que perece encajar perfectamente en mi mano, echa la cabeza para atrás, soltando un gemido.
- Alex...
Abro la puerta y hacemos unos pasos a oscuras buscando el interruptor.
- Deja la luz apagada...- Carla... quiero mirarte...
Me estiro buscando la mesita de noche y enciendo la pequeña lampara. Me quedo por unos segundos mirándola y me parece preciosa con el pelo suelto. Un botón de su camisa esta abierto dejando a la vista el escote. Sigue mi mirada y, al darse cuenta, sube la mano tapándose con timidez. Me acerco y la beso con pasión, como si mi vida dependiera de ello. La empujo con todo el peso de mi cuerpo, tengo sus dos muñecas en mi mano, inmovilizadas contra la pared. Me retiro un poco y con la otra mano le abro uno a uno los botones de la camisa, sin prisa. Bajo la mano lentamente hasta llegar entre sus piernas, intenta moverse pero no la dejo. Abro la cremallera de sus vaqueros y con un poco de esfuerzo consigo bajarlos, subo por su pierna, me paso la mano por encima de sus braguitas y empieza a temblar. Le aparto las piernas con un movimiento brusco, mis dedos se deslizan por debajo de la tela, la noto empapada y eso me excita muchísimo. Dibujo un círculo presionando su clítoris y siento como todo su cuerpo vibra en mis manos. Busco su boca y muerdo suavemente sus labios, mis movimientos se aceleran en un delicioso vaivén entre sus piernas hasta que un arollador orgasmo sacude su cuerpo y siento como se deshace en mis manos jadeando mi nombre...- Alex...
CITEȘTI
Debajo de los tilos
Romans¿Bebí tanto anoche...? ¿Anoche...? ¡Si ni siquiera sé dónde estoy! Con los ojos entreabiertos, estoy intentando ubicarme con la poca luz que se filtra por la ventana. Mi maleta deshecha, mis vaqueros colgando sobre la mesita de noche, la ha...