C a t o r c e

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Desperté y vi que ya no estaba Stephan, supuse que era tarde y se había ido a trabajar

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Desperté y vi que ya no estaba Stephan, supuse que era tarde y se había ido a trabajar. Fui al baño a hacer mis necesidades y lavar mis rostro junto con mis dientes. Salí de la habitación y baje por algo de desayuno.

Ya en la cocina en sorprendí al ver su espalda musculosa desnuda mientras estaba desayunando sentado en un taburete cerca de la la isla de la cocina.

—Buenos días — dije y él volteó a sonreírme con los cachetes llenos de su desayuno el cual observe era cereal con leche, carcajeé y me senté en un taburete a su lado.

—¿Dormiste bien dulzura?— asentí y vi cómo se levanto, en un tazón sirvió cereal y leche, me lo tendió y lo tome. Él volvió a ocupar el lugar a mi lado mientras prosiguió con su desayuno.

—¿Trabajarás hoy?— dije y luego lleve un bocado del cereal húmedo a mi boca.

—Por la noche en el Club, tengo que organizar unas cosas— yo abrí los ojos como platos y mire a los lados masticando aún el cereal— no te preocupes Peggy Lyn está haciendo mercado para que tú no mueras de hambre aquí, le pedí exclusivamente mucho té para ti.

—Entonces el Club si es tuyo— él asintió y yo seguí comiendo.

—El Club es la fachada de Night Red[1], el lugar donde todos los peleadores clandestinos, matones  y gente con dinero apostando al peligro asisten para ver las peleas más sangrientas de Los Ángeles.

—Si esa es tu campaña publicitaria, pues aplausos porque verdaderamente es aterradora— él ríe y me sigue contando.

—Mi presencia ahí es anónima, soy el jefe pero nadie sabe realmente quién soy. Mi mano derecha, pronto lo conocerás, es quién se encarga de dar rostro al negocio; pero también soy Adonis, un peleador anónimo que muchos aclaman —me mira y mueve sus cejas—. Te cuento esto porque ahora mismo es algo estable, no hay peligros latentes  y confío en ti, también en el contrato que firmaste.

Suspiro algo abrumada, confía en mi, y eso es un peso muy grande.

—Dijiste que quieres estar involucrada ¿no?—asentí algo temerosa y nerviosa, sus ojos tenían una chispa de peligro inigualable— tú harás el trabajo más complicado pero al mismo tiempo nadie sospecharía de ti, haciéndolo más fácil e indetectable, tú serás mi pequeño mensajero. Todo lo que se hable en Night Red, tú debes enterarte, serás público, apostadora; tú mostrarás ser alguien de clase alta haciendo verte intocable.

Mi corazón latía a mil por hora esto era tan excitante que no me imaginaba cómo sería estar allí todas las noches oyendo todo lo que era popular entre la gente peligrosa que asistía al Club.

—¿Hablas ruso? —su pregunta me tomó por sorpresa y asentí, él se levanto y llevo su tazón al lava trastes.

—A la perfección... pero ¿No es algo sin sentido que yo hable ruso en un Club con puros estadounidenses?— Stephan me sonríe con sus labios cerrados.

Devil in meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora