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—Si, debo volver —aseguré.
Blythe tomó el arma y la guardó.
—¿Quieres quedarte en mi casa por ahora? —preguntó.
—No, estoy bien pero...
Me miró confundido.
—Alex. Es decir, Rose.
—¿Qué con ella? —frunció el ceño.
—Oh no lo sé... Quizás que ella se está quedando aquí contigo —mi sarcasmo salió.
—¿Y? —volvió a preguntar.
¿Este chico puede ser más idiota?
—Que está en la escuela ahora y se suponía que debía venir contigo —suspiré—. No sabe como venir.
Algo en la cabeza de Gilbert hizo 'click' y pudo comprender la situación. Salió corriendo y gritando un 'Olvidé a Rose'.
¿Por qué dejo a mi hermana en su cuidado? Inspeccioné el lugar un poco más. Vi el cajón donde Gilbert guardó el arma. ¿Por qué no? De cualquier manera, yo soy la que debería tenerla.
No, es algo de su padre, no lo robaré.
Pero la podría necesitar. No sabemos lo que puede pasar el día de mañana.
Aunque en mi familia me enseñaron valores y respeto.
¿A quién engaño? Se que la agarraré de todas formas. La tomé y vi si estaba cargada, pero estaba vacía. Decidí buscar balas en la habitación de él.
Entré y había una cama, un armario y un escritorio. Todo estaba perfectamente ordenado. El armario tenía pocas prendas y la cama tenía solamente unas sábanas blancas junto una almohada pequeña.
En el escritorio había pilas de libros. De medicina y otras cosas de la escuela, también había de poesía y unas cartas que me dieron mucha curiosidad. Las tomé para leer quien la enviaba o mandaba; me sorprendí al leer el nombre de Anne en ellas, en cada una. Tiré las pequeñas cartas con enojo sin importarme que no queden en el mismo lugar y seguí buscando.
Vi una grieta en el piso y me asomé. Saqué la losa negra y vi municiones, las agarré y le dejé unas cuantas. ¡Ja! ¿Quién diría que ambos guardábamos cosas debajo del piso?
Me fui de la casa y seguí el camino hasta el colegio de Avonlea, iba despreocupada y segura, ya tenía un arma.
Vi a Gilbert y Rose desde lejos, discutiendo.
—¿Qué tal tu primer día?—pregunté con sarcasmo.
—Pésimo. Odio aquí.
Reí pero Blythe bufó.
—Lo siento pero debiste seguirme cuando me fui.
—Excuse me?—respondió indignada.
—¿Está hablando en otro idioma?—me preguntó y yo rodé los ojos.
Rose podía ser muy infantil a veces. Caminamos hacia la cafetería donde me encontré con ella mientras Gilbert nos contaba como se enteró que su padre venía del futuro.
—Espera, ¿ya lo sabe?—Rose se giró a verme y asentí.
—Bueno un 1% de mi decía que eras una espía pero luego me regañaba al pensar eso ya que es una locura.
—Pero es verdad—afirmé.
—Bueno —hizo una breve pausa—, es que a veces también sospechaba de Miss Stacy.
Paré mi caminata y lo miré.
—¿La profesora Stacy? ¿En serio?
—Si—contestó—. No tengo pruebas pero tampoco dudas.
Rose y Gilbert pararon de caminar también.
—¿Qué tal si... en verdad lo es? —pregunté.
Blythe, confuso, negó con su cabeza.
—No, una vez investigué su casa—lo miré sorprendida—. No tenía ninguna clave.
—¿Clave?—preguntó mi hermana.
—Algo que traes de tu tiempo para mantenerte con vida y con tu edad. No hablo de ropa o algo así, debe ser algo esencial como el teléfono que le diste a tu hermana mayor. No me sorprende que no les hayan dicho sobre eso en la agencia.
Ignoré la última parte. Aún no me sentía cómoda con la idea de que la compañía de espías no era lo que pensaba.
—No me cayeron bien desde que no me enviaron al E-5—habló Rose cruzada de brazos.
—¿Blythe?—llamé su atención— ¿Cuánto tiempo puedes no tener la llave?
—Exactamente 5 meses.
—¿Hace cuánto tiempo está la señorita Stacy?—interrogué.
—Llegó el 24 de mayo, lo recuerdo bien. Aunque no estaba aquí.
Aguarden. Hoy es ...
—¡24 de Octubre!
Salí corriendo hacia la casa de la profesora Miss Stacy mientras los otros dos me seguían. Recuerdo que estaba de camino a la casa de Ruby. Corrí con todas mis fuerzas, no era tan lejos.
—¡Aquí!
—¿Que haces?—preguntó Gilbert cansado.
—Comprobar si es verdad tu teoría.
—¿Qué le dirás si no es así?
—Que vinimos a disculparnos por no ir a las clases avanzadas antes de las clases.
—Oh, cierto. Las había olvidado—rió—. Es buena mintiendo—mi hermana asintió.
La puerta estaba abierta y entramos los tres. Vimos a la profesora muy cansada buscando algo.
—Señorita Stacy parece muy preocupada.
—¿Podemos ayudarla?—le preguntó 'Alex'.
—Chicos. No deberían estar aquí—dijo sin mirarnos.
"Debe haber algo aquí" susurró. Tosió y tosió. Cayó al suelo sin fuerzas y nos acercamos rápido.
—Me siento muy mal—tosió devuelta.
—Blythe. Pasaron 5 meses sin la clave—afirmé y él asintió comprendiendo la situación.
El chico se agachó y agarró la mano de la profesora.
—Sabemos que es de JEI.
—¿Qué? ¿Yo no...—tosió— Yo solo estoy enferma.
Sabíamos que mentía. Seguía tosiendo hasta que en un momento dejó de hacerlo.
—Ya me siento mejor—sonrió.
Blythe negó—Fue una buena profesora.
Lo siguiente que vi fueron lágrimas de parte de Gilbert, Stacy cerrando sus ojos por última vez y gritos de sorpresa de Rose.
No pudimos hacer nada. Se había ido. Yo estaba en shock, procesando todo en silencio y mirando un punto fijo. Algunas cosas empezaron a desaparecer, seguido de ella.
Blythe sollozó y se levantó—¿Aún estás del lado de JEI?
