Hace tiempo dos amantes existieron, hijos de Dioses y Reyes, uno brillaba con intensidad iluminando todo el mundo y dando calor a este, la otra hija de un Rey y la Diosa de la noche ilumina la oscuridad enclarenciendo el firmamento y contando mil historias con las estrellas.
Después de siglos sin conocerse el destino decide unirlos, un banquete entre hombres y dioses da inicio, y por arte de magia el listón rojo les unio, y por un día ambos vieron lo más hermoso que jamás pensaron encontrar
El vio a una dama como ninguna de piel clara y cabellos plateados que ondulaban y dansaban con el viento, con una voz tan hermosa y cautivadora que los ruiseñores y las mismas ninfas y musas envidiaban, y en esos bellos ojos todo el reflejo de las estrellas, la diosa y la reina del cielo nocturno cautivó al joven sin opción a resistir.
La dama igual que el caballero quedó impresionada, por un joven de melena dorada y de piel morena, en su mirar el azul de los cielos y la luz de los dias, en su sonrisa el blanco de las nubes, el rey y descendiente al trono de los cielos, hijo de dos deidades, y portador de los destellos del alba cautivó a la dama y robo su aliento, su mirar y sus latidos
Al pasar el tiempo tanto Reyes como Dioses comenzaron a partir a sus reinos y ambos jóvenes veían su inevitable separar, pero como dejar ir a aquel ser que hoy gobernaba su corazon, que con un solo día se demostró la existencia del verdadero amor, como se pararse... ambos en un afán por complacer su desear optaron por permanecer unos días en los recintos, olvidando todo lo ajeno y decidiendo conocerse, decidiendo entender el porqué de ese latir....
Siete días y seis noches pasaron o eso es lo que debió suceder, pero los días son el rey de los cielos no brillan, y las noches sin la reina de las cielos se siente fría y solitaria, los días fueron opacos y oscuros, y las noches frías y tristes, sin el sol que iluminase, y sin la Luna para que el firmamento brillase, el mundo fue perdiendose poco a poco...
En la séptima noche mientras ambos se amaban como sólo ellos podían, los Dioses y Reyes irrumpieron en los recintos y exigieron su separacion, ambos no podían estar juntos, no podían amarse, ¿Que estaba mal?, los dioses separaron a la pareja y los confinaron a cada uno al otro lado del mundo, separados, incapaces de verse y oirse, volviéndose locos por el deseo... lloraron y gritaron clamando piedad, rogaron por verse una vez mas. Entonces sólo el viento escucho su plegaria y por miles de millas llevo sus mensajes, sus palabras y sus deseos a oídos de ambos amantes, y en medio de este una doncella, una princesa escucho a ambos amantes, lloro al escuchar de las palabras, tan llenas de amor, de pasión, de tristeza y así vez de alegria, la joven rogo a los Reyes intervenir, rogo no por dos dioses, rogo por dos amantes que debían estar unidos, hablo en nombre de los dos corazones que se buscaban en la distancia.
Los Reyes entendieron que el amor
no puede ser separado por la distancia, y entendieron el daño causado a los amantes, con la decisión en mano optaron por hablar con los dioses y suplicar por el perdón de ellos, pidieron y tocaron para que se les permitiese verse una vez mas, estos conmovidos por los mortales hablaron, "un día... un solo día otorgaremos... ellos son dioses, y por ende no deben descuidar sus obligaciones, sin importar cuanto se amen", los Reyes suplicaron por más tiempo pero los dioses sólo sedieron a un solo día cada cincuenta años...
Desde entonces cada cincuenta años el sol y la Luna se unen para reafirmar su amor , inundando el mundo tanto con luz como oscuridad, un solo día cada cincuenta años, es un precio pequeño por ver a ambos amantes reunidos...
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Los Dioses también aman
Romansabreve relato de dos deidades patronas y su amor que surge a primera vista