Thiago se sintió feliz en el momento que vio los amigos de Paris darle la sorpresa. Lo había tomado por desprevenido aquella mirada de desilusión que había visto en el señorito Diva, no era común en él. Pero supuso que no importaba lo fuerte que fuera su coraza, siempre algo la iba a penetrar sin su permiso.
Aparto la mirada del grupo de amigos y la fijo en su madre. Ella lucia hermosa el día de hoy, y no dejaba de sonreír como una niña pequeña. Thiago sintió orgullo recorrerlo, al saber que él era causante de esa sonrisa.
-Quería invitarte a cenar, pero me gustaría ir a esa pequeña fiesta-. Comento ella alegre-. Claro, si tú quieres.
-Sería descortés no ir.
En ese momento Celeste y sus padres se acercaron a él.
-Estuviste maravillosa, cariño-. Dijo la señora Miller antes de darle un beso en ambas mejillas-.
-Muchas gracias, señora Carmina.
-Buen trabajo, hijo-. El señor Miller le dio un apretón de mano-. A Caleb y a Charlie les encanto la obra.
-¿Dónde están ellos?-. Pregunto observando el lugar a su alrededor. Había visto a Caleb cuando le entrego las rosas a Paris, pero ni rastro de donde estarían los niños ahora-. Se han adelantado a la fiesta con unos amiguitos. Los veremos allá.
-¿Nos vamos juntos?-. Preguntó la madre de Thiago a sus consuegros-.
-Claro-. Respondió la señora Miller-. No hemos tenido la oportunidad de compartir algo de tiempo.
Los padres se adelantaron y Thiago fue unos pasos más atrás con Celeste. Ella iba callada, y parecía no estar dispuesta a decir palabra alguna. Seguramente había visto el beso que había compartido con Paris, y con las sospechas que ya tenía acerca de su novia, no esperaba que ella estuviera muy feliz.
Todo el camino se mantuvieron sin decirse una palabra, y Thiago tuvo miedo de que las cosas pudieran acabar. Amaba a Celeste, era u princesa, la primera chica de la que en verdad se había enamorado. Ella era única. Thiago no era tanto, sabía que tenía lo suyo, y había conocido algunas chicas, pero con ninguna había sentido aquella emoción tan fuerte que sentía por Celeste.
Y tenía miedo de que todo acabara.
Llegaron al lugar donde era llevado a cabo la fiesta. Era un salón de uso exclusivo para la organización, era enorme y por dentro estaba bien ordenado. Había mesas por todo el lugar, música y una pista de baile.
Caleb y Charlie vinieron corriendo hacia ellos al verlos llegar.
-¡Estuviste fantástico, Thiago!-. Chillo emocionado Caleb-. Fue todo muy hermoso.
Thiago acaricio su cabecita y sonrió.
-Me alegra que te haya gustado.
-Quiero un día participar en una obra como esa.