≫ Capítulo #9 ≪

254 28 7
                                    

(°᷄°᷅)(>؂•̀)テヘ

Cuatro horas.
Habían pasado cuatro horas donde ricitos de oro platicaba cómodamente en la sala con Iwaizumi.

Y ese mismo tiempo había pasado Oikawa en su habitación. Molesto, solo y frustrado.
¡Jamás se había sentido de esa manera!

Incluso tenía ganas de lanzarse de la ventana si eso ayudaba a olvidar la escena de la chica.

«¡Iwa-Chan tonto! ¡Dijiste que ayudarías y mírate! Estás a gusto con ella platicando de sabe qué», aventó sus peluches al suelo y jaló sus cabellos para caer en la cama.

—Tal vez... ¿será qué estoy celoso? —parpadeó— Iwa-chan jamás tuvo interés en alguna chica; siempre rechazó confesiones y se molestaba cuando yo estaba cerca de ellas.
¡Ya sé! Debo estar así por culpa de mi popularidad; después de todo, ¿quién estaría con un niño? Mis encantos y cualidades de ligar desaparecieron, gracias a ello, las mujeres van tras Iwa-chan.

Asintió.

—Sí, debo estar celoso porque no me miran como antes. Que afortunado Iwa-chan~. —canturreó.

—¡Aún así! —terminó sentándose en la cama— ¡Me molesta la presencia de ricitos! —bufó.

Su estómago también protestó haciendo un ruido extraño; recordó no haber ingerido nada desde el desayuno y trató de callarlo llevando sus manos a dicha zona.

—Uh... —hizo un puchero— Si salgo, la veré. Si me quedó, moriré de hambre.

Miró la puerta y bajó de la cama dirigiéndose a la salida.

—¿De qué me oculto? —sonrió— Oikawa Tōru no será vencido por esa zorra, es hora de enseñarle a ricitos quién es mejor; después de todo, se encuentra en desventaja.

Confiado, abrió la puerta encontrándose con un  par de ojos puestos en él; Iwaizumi lo había ignorado, ambos jóvenes estaban molestos, uno por la actitud que tomó y él por meter una arpía en casa.

—Tōru-kun, ¿estás bien? —Reiko miraba al niño con preocupación.

«Geh. No eres la única que sabe actuar», sonrió.

—¡Sí! —respondió animado corriendo hacia el regazo de la chica.

Si no podía alejar a su amigo de ella, alejaría a Reiko de Iwaizumi. Y sabía muy bien como hacerlo; la chica estaba enamorada de él, ¡era obvio! Así que, si quería ganarse al moreno, debía ganarse a su familia.

Y Oikawa fue presentado como parte de su familia.

Abrazó las piernas de la chica, lo siguiente que debía hacer era inclinar la cabeza... sin embargo, un rey jamás se inclina ante nadie.

—Siento mi comportamiento... Reiko-chan salió herida por mi culpa, ¡ella no lo merecía! Yo soy un niño malo... no quería separarme de Iwa-chan por eso pateé. —miró su rodilla, la cual estaba vendada.

El as presenciaba confuso a su capitán, nunca imaginó que pediría disculpas y no sabía si realmente estaba arrepentido o era otro de sus trucos para ligar.

Pequeño DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora