XXI. Hermanos

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Kings Landing

Al oír ruidos al otro lado de la gruesa puerta de su celda. Tyrion Lannister se dispuso a morir.

«Ya iba siendo hora —pensó— Vamos, vamos, acabemos de una vez —Se puso de pie. Había estado sentado sobre las piernas y se le habían dormido. Se inclinó y se las frotó para calmar los pinchazos— No pienso llegar ante el verdugo tambaleándome

La luz de una antorcha le iluminó la cara. Se protegió los ojos con las manos.

—Vamos ¿es que te da miedo un enano? —demasiado vino de Dorne le había dejado la garganta seca— Acaba de una vez hijo de una puta piojosa.

—Ésa no es manera de hablar de nuestra señora madre —el hombre se adelantó. Llevaba una antorcha en la mano izquierda.

Por un momento Tyrion se quedó sin respiración.

—¿Has venido a matarme?

—De verdad eres ingrato... Si vas a ponerte tan antipático, te dejaré aquí para que te pudras.

—No creo que el destino que me reserva Cersei sea la putrefacción m

—La verdad, no. Quiere tu cabeza clavada en una poca antes del mediodía.

—Oye, tienes que ayudarme con lo de las últimas palabras, no se me ocurre nada interesante —Tyrion se echó a reír.

—No harán falta últimas palabras. He venido a rescatarte —la voz de Jaime tenía una extraña solemnidad

—¿Quién te ha dicho que necesito que me rescaten?

—¿Sabes una cosa? Casi me había olvidado lo insoportable que llegas a ser. Ahora que me lo has recordado, me parece que dejaré que Cersei te corre la cabeza.

—Eso no me lo creo —salió de la celda— ¿Es de día o de noche ahí arriba?

—Hace tres horas que pasó la medianoche. La ciudad duerme.

Jaime volvió a poner la tela en el aplique del muro que separaba dos celdas. El pasadizo estaba tan mal iluminado que Tyrion casi tropezó con el carcelero, que estaba tirado en el duro suelo de piedra. Le dio un golpecito con el pie.

—¿Está muerto?

—No, dormido. Igual que los otros tres. Varys me ayudó, les puso sueñodulce en el vino, dice que no los matará. Te está esperando en la escalera, vestido con una túnica de septón. Vas a ir por las cloacas hasta el río, te aguarda una galera en la bahía. Varys tiene agentes en las Ciudades Libres que se encargarán de que no te falte dinero... Pero intenta no llamar mucho la atención. No me cabe duda de que Cersei enviará hombres a buscarte. Harías bien en adoptar otro nombre.

—¿Otro nombre? Claro, que buena idea. Y cuando los Hombres sin Rostro vengan a matarme les diré: «No, no, se equivocan de hombre, soy otro enano con una espantosa cicatriz en la cara.»

Los dos Lannister se echaron a reír ante lo absurdo de la situación. Luego, Jaime se arrodilló y le dio un rápido beso en cada mejilla; sus labios acariciaron el tejido cicatrizado.

—Gracias, hermano —dijo Tyrion—. Me has salvado la vida.

—Tenía... una deuda contigo. —La voz de Jaime era extraña.

—¿Una deuda? —Inclinó la cabeza a un lado—. No te entiendo.

—Mejor. Hay puertas que están mejor cerradas.

—Cielos —dijo Tyrion—. ¿Por qué, hay algo muy feo al otro lado? ¿Será que alguien hizo alguna vez un comentario cruel sobre mí? Trataré de no llorar. Dime de qué se trata.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora