XXII. Campanas Fúnebres

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Kings Landing

En las afueras del castillo, las campanas empezaron a repiquetear sin tregua.

A esa hora, sólo podía significar la muerte de alguien importante: el Rey, la Reina, la Mano o el Lord Comandante de la Guardia Real.

«El Matarreyes —pensó asustada— Lo descubrieron sacando a su hermano de las celdas y lo han asesinado.»

La muerte de su esposo la dejaba a merced de Lord Tywin, a voluntad de Cersei.

Harwyn se revolvió nervioso en la cama, Lorean se acercó a él antes de que pudiera despertarse.

«Lorean... Gracias a los Dioses lo tengo a él». Por un momento se sintió aliviada, pero luego cayó en cuenta que él era sólo un hombre, y que no podría enfrentar a todo el ejército Lannister.

—Voy afuera, veré qué ocurrió —le dijo Lorean.

Empuñó la espada que Lord Wyman le había obsequiado: era de afilado acero negro, con la empuñadura tallada con todas las criaturas del mar, a la cabeza estaba un tritón blandiendo su tridente. Un millar de pequeñas esmeraldas adornaban el mango. Al dársela, Lord Manderly le hizo prometer que la usaría para proteger a su hija y a su nieto.

«Quién diría que tiene que cumplir esa promesa tan pronto.»

Ellys pensó en detenerlo, pero no sería sensato. Necesitaba saber que había ocurrido, y nadie era tan hábil como Lorean para escabullirse en medio de la noche.

Los minutos se hicieron eternos, las campanas no cesaban y la gente empezaba a alborotarse. Se asomó por la ventana, buscando algo, lo que fuera que le diera señal de lo que ocurría. Pero todo estaba cargado en tinieblas, y el exterior no era más que una bruma espesa lejana al amanecer.

Entonces la puerta de la habitación se abrió, Lorean estaba sudoroso y hablaba con dificultad.

—Tyrion Lannister escapó... Mató a su padre antes de irse...

—¿Y el Matarreyes?

—Nadie me ha dicho nada de él, supongo que debe estar cumpliendo con su labor —respondió.

«Gracias a los Dioses». Respiró aliviada.

—¿Puedes explicarme qué ocurre? —Lorean se limpió el sudor con uno de los pañuelos de seda de Jaime— ¿Por qué pediste que venga a ésta hora?

—Yo no pedí que vinieras, fue Jaime... Dijo que sería una noche agitada.

«Y vaya que ha sido muy agitada.»

—Entonces debería irme —el rostro de Lorean era imposible de descifrar, ¿acaso estaba molesto o fastidiado por algo?

—Aún no —contestó Ellys— Me siento más tranquila cuando tú estás cerca... —tras una breve pausa, continuó— De Harwyn.

—¿Sólo de Harwyn? —sus ojos oscuros se veían débiles. «Es el sueño, sólo eso, la falta de sueño.»

—No es momento de hablar de eso —Ellys volvió a acercarse a la ventana, no para buscar algo, sino para alejarse del muchacho.

—¿Y crees que alguna vez podremos hablar de lo que pasó?

—¿Qué pasó? Nunca hubo nada entre nosotros.

—En Harrenhal planeamos dejar Westeros. No lo has olvidado —afirmó con escabrosa seguridad— Harwyn, tú y yo seríamos una familia en las Ciudades Libres.

Los Últimos Reyne II | Fanfic GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora