9 de enero de 1976. Louis estaba metiendo las últimas cosas que iba a necesitar en la bolsa. Un pijama, calcetines, ropa interior, cepillo de dientes, etc. No iba a mentir, estaba nervioso, más de lo que le gustaría. Pero era inevitable. Iba a casa de Harry, iban a estar completamente solos. No sabía qué iba a pasar, pero fuera lo que fuera, estaría dispuesto a ello.-¿Lo tienes todo cariño?- Jay le sacó de sus pensamientos y cerró la bolsa mientras sonreía.
-Sí.
-¿Seguro que no te han puesto ninguna pega en el supermercado?
-Mamá, no te preocupes por nada. Simplemente me han cambiado el turno a tarde. -Jay asintió y abrazó a su hijo. -¿Estás bien?
-Sí, es solo que es la primera vez que duermes fuera de casa. -Louis se rio y negó levemente. Era verdad, nunca había dormido fuera de su casa, y hasta ese momento no se había parado a pensarlo. La casa de Harry era el primer hogar donde dormiría que no fuera el suyo. Harry estaba consiguiendo todos las primeras veces de Louis sin siquiera pedirlas.
Cogió la maleta y se la colocó en el hombro. Antes de salir le dio un beso en la mejilla a su madre y se despidió de toda su familia. Hecho eso emprendió el rumbo a casa de Harry. Fue caminando por mucho que estuviera a media hora.
Podía coger el tranvía e ir, pero eso significaba estar con mucha gente, y Louis no mentía cuando decía que estaba muy nervioso por esa noche con Harry. Así que prefería ir andando e intentar calmarse de camino.
Llegó a la dirección que Harry le había escrito en un papel y se quedó parado al ver unas puertas enormes que daban paso a un jardín que mínimo tenía 100 metros cuadrados. Louis pudo ver una piscina de unos veinte metros a la derecha de la enorme casa. Esta contaba con unos tres o cuatro pisos por lo que Louis pudo observar, y era realmente grande.
Se quedó parado sin saber muy bien qué hacer, se sentía un estúpido por querer entrar allí. Llevaba esa bolsa que le costó cinco libras en un mercadillo, rota por un lado. Quería irse, sabía que no era culpa de Harry todo aquello, pero sintió como si ese no fuera su lugar.
Pero antes de poder hacer nada, un hombre vestido con un traje negro se le acercó.
-¿Nombre?
-¿Cómo?
-Si quiere entrar necesito saber su nombre.
-L-Louis Tomlinson. -El hombre asintió y abrió las puertas que daban paso al jardín.
-El señor Styles le está esperando dentro, ¿necesita que le acompañe o puede llegar solo?- ¿Señor Styles? Fue lo único que pensó Louis. Realmente aquella era la vida de Harry. Lujos, gente trabajando para él, y todo el dinero que él quisiera. Y aún así, se sentía más vacío que cualquier persona trabajando allí.
-Puedo ir solo, gracias. -Atinó a decir Louis y empezó a caminar hacia la casa. Al llegar, subió los tres pequeños escalones que había frente a la entrada y, cogiendo aire, presionó el botón del timbre. Se oyeron unos pasos corriendo, un "abro yo" con la voz del rizado y diez segundos después, la puerta se estaba abriendo.
Se quedaron callados durante un momento, como cada vez que se veían. Y es que ambos se quedaban impregnados con la belleza del otro, y juraban que cada día se volvían más y más guapos. Aunque probablemente estaban exactamente igual y aquello solo existía en sus cabezas.
Harry sonrió ampliamente y le cogió la bolsa a Louis, colocándola a un lado de la puerta. Se acercó a él y le dio un corto beso.
-Hola. -Dijo susurrando el ojiverde. -No me puedo creer que hayas venido.
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1975
Romance1975. Esa era la fecha que iba a cambiar la vida de Harry y Louis para siempre. Para ellos solo era un concierto de su banda favorita, lo que no sabían es que a partir de ese uno de diciembre nada volvería a ser igual.