Se mudaban nuevamente, aunque esta vez la madre de Jimin le había prometido que sería la definitiva. No la culparía si no fuera así, él comprende perfectamente sus obligaciones y sabe que desde que su padre los dejó las cosas son más complicadas. Su trabajo era exigente y continuamente le imponían cambiar de localidad para asentarse en otra diferente, ser reportera de noticias generales era bastante duro.De verdad que no le importaría, era su madre después de todo, procurando mantener su bienestar y cuidándolo. La amaba y como la amaba tanto aceptaba cualquier mandato suyo. Tenía 18 años y la tensión creciente por su último año de preparatoria era palpable, en un año tendría que asistir a la universidad. Por eso su madre hacía todo lo que podía para dotarle de la mejor educación posible y así adquirir una muy buena media y nota de corte. Si no hubiese sido por aquel padre irresponsable del cual no se hablaba...Si no hubiese tirado 17 años de matrimonio a la basura él estaría ya cursando sus estudios en la universidad, realizando su carrera en filología inglesa. Aunque prefirió mezclar su modalidad con artes escénicas.
Es cierto, aquel año se retraso y por culpa de ello perdió el trimestre entero, a sus 17 años no hizo más que encargarse junto a su madre de su labor y el papeleo. Aunque ya no importaba, se conformaba con acabar tranquilamente su bachiller, donde fuera, pero acabarlo. Por suerte habian encontrado una buena academia que se ajustaba a su institución anterior, además, le ofrecian ciertos avances. Tecnicamente en aquella facultad de artes, cursar danza le suponía 3 años, en vez de dos como las demás; pero a él para que puediera ir con su año correspondiente lo inscribieron en tercer grado, aunque a cambio tenía que examinarse con algunas materias de primero y segundo.
Su madre lo llamó, ya habían llegado a su respectiva casa. Detuvieron el coche y bajaron llevando las cajas hacia el interior de la edificación, pocos minutos después el camión de la mudanza arrivó también y comenzó a transladar las cosas. Les tomó poco tiempo el meter las cajas y una vez se quedaron ellos solos, se sentaron en el sofá, ambos cansados por una mañana agetreada.
—Terminaremos de ordenar todo en unos días, seguro.—La madre de Jimin sonrió satisfecha, acariciando levemente la cabeza de su hijo. El muchacho se levantó del único inmueble que de momento tenían, estirándose un poco para despejarse. Se aseguraría de hacer acuerdo a su madre para comprar sillones y demás.
—Entonces comencemos o sino se nos hará eterno.—Dijo gestualizando exageradamente, la progenitora sabía que lo hacía aposta, por lo que se rió levemente. El chico cogió dos cajas que correspondía a sus futuras habitaciones y las fue llevando al segundo piso, la madre le imitó, alcanzando a subir una minoría antes de que su teléfono empezara a sonar. La mujer miró la pantalla y chasqueó la lengua al ver el nombre.
—¿Diga?—Contestó, el pequeño detuvo sus acciones observando la llamada que mantenía su madre. Cuando vió que el ceño femenino se fruncía supo que algo no iba bien.—Mierda...—Murmuró por lo bajo y tomando sus llaves y el bolso fue saliendo de la casa.—Sí, ahora mismo me presentaré, gracias.
—¿La empresa?—Preguntó el de cabellos claros. Ella lo miró suspirando, odiaba dejarlo solo.
—Al parecer se ha retrasado un artículo. Intenta avanzar un poco con la reforma, cariño.—Él asintió y depositándole la fémina un beso en la mejilla se despidió a toda prisa.—No tardaré en venir, lo prometo. Cualquier cosa, envíame un mensaje o tímbrame.
La puerta se cerró, el chico suspiró cansado, hacían trabajar demasiado a su madre, debería denunciar la dichosa compañía por explotación al personal. Le molestaba de sobremanera porque ni siquiera estaba su madre en algunos días de descanso (mayormente los fines de semana).
Le restó importancia e hizo lo que le ordenaron, después se dirigió a la cocina para beber un poco de agua y de paso comprobar en que condiciones estaba por si había que cambiar algo.
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Ⓕⓤⓒⓚ the International ⓟⓛⓐⓨⓑⓞⓨ! || Kookmin
Fiksi Penggemar《¡𝑸𝒖𝒆́ 𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒏 𝒂𝒍 𝑰𝒏𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝑷𝒍𝒂𝒚𝒃𝒐𝒚!》 Jeon Jungkook no se había ganado aquella reputación por ser encantador, tener labia y poseer un innegable y extraordinario físico. Si destaca es porque pese a que es joven, ha co...