con un simple adios

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Ya es domingo, estamos comiendo en la cafetería, esperando a que llegue Sam.

- ¿donde estará? y ¿por que tarda tanto?- rompió el silencio, Eli.

- pues la verdad... no lo se- contesta James.

- seguramente esté con el idiota de su novio- protesta Harri quién parece algo enfadado y permanece con el ceño fruncido.

- mira, allí esta- exclama Bella señalando la puerta de la cafeterií, donde se encuentran Sam y su queridísimo y creido novio, Zac. Eli, se levanta y hace señas en su dirección. Obdervamos como Sam susurra algo en el oído de Zac, el cual nos mira con puro desprecio pintado en el rostro y se aleja hacia la otra punta del gran comedor. Mientras, Sam comienza a caminar en nuestra dirección cotoneando las caderas de manera exagerada.

- hola- saluda Eli, a su llegada.

- hola- el desprecio de su anteriormente melodiosa voz comienza a hacer florecer el enfado en mi interior. Algo ha cambiado, no se comporta como de costumbre.

- ¿que pasa? estábamos esperándote para comer- continua Harri, ocultando su anterior enfado.

- es que mira- se sienta lentamente en la mesa- Zac, me ha presentado a sus compañeros de posible equipo... y les falta fuego, a vosotros os sobra uno de fuego, así que ¿por qué complicar más las cosas?

- en su equipo si que hay fuego- protesta Bella poniendose de pie mientras que los demás meditamos palabras de nuestra anteriormente amiga.

- ya no, así que yo la sustituiré, resumiendo, ni se os ocurra acercaros a mí, ¿entendido? Y no os interpongais en mi camino, pasaremos la prueba y seremos el mejor equipo, así que ni os molestéis en practicar. Para que me molesto, es imposible que nos superéis- concluye Sam, antes de irse caminando en la dirección que tomó Zac anteriormente.

Noto mis piernas flaquear y agradezco por permanecer aun sentada, las ganas de llorar comienzan a aflorar y aprieto con fuerza mi puño para detener las saladas lágrimas, Sam era una de mis mejores amigas, y el acabar de perderla, me duele más de lo que pensé. Una única idea llena mi cabeza, ganar a Sam, combertirnos en los mejores. No puedo mostrar mi debilidad, toda la escuela esta aquí, si me ven llorar, pensarán que soy debil. Me quedo seria y con la espalda totalmente recta. Observo como Harri aprieta sus puños con fuerza, James consola a Eli, Bella insulta a Sam por lo bajo y después todos se me quedan mirando.

- no... ¿no te importa?- pregunta sollozando Eli. Yo simplemente me dedico a mantener mi mirada, posada en la mesa de Sam, que se encuentra a una gran distancia.

- ¿Cat? ¡cat!- dice James, mientras mueve su mano delante de mi rostro.

- no pienso malgastar ni una lágrima en alguién así, ni siquiera nos ha dicho un simple adios, igual que no lo haré con los padres que nunca tuve- digo seria y la frialdad de mis palabras me asusta.

- pero si tus padres...

- no. tengo. padres- digo enfadada levantándome rapidamente. Salgo del comedor con la cabeza bien alta y una falsa sonrisa en la cara, la cual cuando paso junto a Sam y alcanzó a ver su expresión de molestia se transforma en una sonrisa triunfante.

Una vez lo suficiente lejos corro al bosque, necesito tranquilizarme y ese lugar me hace sentir cómoda, como el.hogar que una vez tuve. Paso junto a la casa, donde conocí al adorable poni y lo acaricio suavemente mientras una lágrima recorre lentamente mi mejilla.
- ¿Por que todo se vuelve en mi contra?- susurro apretando los párpados para parar las lágrimas y acabar con mi llanto. El poni levanta la cabeza y me golpea suavemente y tomo su gesto como un intento de animarme, así que sonrío y lo acaricio de nuevo.
Tras un corto rato amargo, camino hasta llegar al río, donde por suerte no hay nadie.

por ser diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora