~Muerte, reencarnación y un futuro incierto~

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Hace 500 años

-Maldición- Al castaño se le estaban complicando demasiado las cosas, esos humanos parecían cucarachas, no podía acabar con ellos, su posesión había cambiado por una espada totalmente de fuego, los cuerpos de cientos de humanos estaban en el suelo mientras otro pelotón de humanos se dirigía hacia ellos –Huyan...- Dijo con dificultad el castaño a los pocos hombres que quedaban, pues varios habían sacrificado sus vidas para evitar que sus esposas e hijos salieran heridos –Pero señor, no podemos dejarlo aquí- Le respondió otro joven mientras Hao desaparecía su posesión -¡He dicho que huyan!- El castaño había cambiado su expresión, era realmente aterrador, los demás se observaron unos a otros para luego asentir y obedecer a su general, le hicieron una reverencia y salieron corriendo en dirección al norte para así poder encontrarse con sus familias y huir de ese lugar –No tenía que llegar a utilizar esto, pero no tengo otra opción, tendré que aparecer a Onis para que me ayuden...­­- El castaño bufó completamente enfadado, pues los Oni son criaturas creadas por aquellos que poseen la habilidad del Raishi, nacen a partir de preocupaciones, esperanzas y oraciones, algunos son muy poderosos y precisamente con Hao aquellos Onis que provenían por culpa de aquel poder eran sumamente peligrosos también, algunos incluso eran capaces de hablar como a un humano, el castaño cerró sus ojos y varios espíritus hicieron su aparición, dos eran extremadamente grandes y peligrosos, los demás se veían normales –Espero que con esto se distraigan un poco- Hao se giró y salió corriendo hacia donde se encontraba aquel remolino, él se detuvo y no podía creer lo que observaba, Melody se encontraba en medio de aquel tormentoso lugar.

- ¡Melody! – Exclamó Hao, sin embargo, no tenía previsto que al acercarse sería absorbido por aquel remolino, únicamente sintió un golpe y al poder reaccionar vio a Melody que tenía un extraño brillo a su alrededor, su mirada estaba completamente en blanco... y es que la azabache se había dejado controlar por aquel poder – Melody ¿Qué tienes? – Hao sostuvo con cuidado el hombro de la joven, ella giró su mirada hacia él y un golpe eléctrico apartó su mano de su hombro, se podía observar en la expresión de su rostro que ella estaba sufriendo demasiado, el castaño por su parte no entendía nada de lo que estaba sucediendo ¿Cómo llegaron las cosas a este punto? De pronto a lo lejos se podía escuchar que aquellos Onis habían iniciado su batalla con los humanos, no tenía mucho tiempo y debía encontrar una forma de salvar a la azabache.

-Eso será inútil- El castaño escuchó la voz de Jeanne a lo lejos –Es increíble que hayas podido retrasar a los humanos para intentar salvar a tu amada, pero ya es demasiado tarde, su corazón está totalmente quebrado- Aquella risa malévola se dejó escuchar mientras Hao presionaba sus puños –Tú, lo sabías desde un inicio ¿¡Qué fue lo que le hiciste!?- Exclamó totalmente alterado el castaño -¿Yo? No he hecho nada, fue tú absurda decisión la que ocasionó todo- Fue la respuesta de la joven ¿Su decisión? ¿Por qué? ¿Él había tenido la culpa de todo esto? –Te contaré una pequeña y rápida historia sobre tú amada, ella es hija de la adorable y poderosa Shiro, creo que ese nombre te sonará muy familiar- Hao abrió sus ojos totalmente sorprendido ¿Cómo es que ella podía ser la hija de aquella mujer? Él había escuchado hablar de aquella joven que había sido considerada como una diosa por los shamanes, antes de que la guerra por el poder iniciara, ella era quien gobernaba y protegía a los shamanes, incluso aquella barrera que él solía mantener también con ayuda de su poder espiritual había sido colocado desde un inicio por ella –Es interesante ver cómo las cosas suelen dar un giro especial ¿sabes? El error de esa estúpida diosa fue haberse enamorado de un humano que lo único que buscaba era destruir esa barrera... que lamentable, que incluso alguien tan pura como ella, haya tenido que sufrir un destino tan cruel, después de todo fue él quien la mató- Aparentemente la azabache no podía escuchar aquellas palabras, o eso pensaba en aquel instante Jeanne, Hao estaba perplejo con aquellas palabras que salían de la boca de la peli plateada –Pero él no tenía en mente que su preciosa hija, no sólo heredaría la belleza de la diosa, sino también heredaría su poder espiritual ¿Por qué crees que la barrera siguió existiendo aún después de que ella fue asesinada por ese sujeto? Porque cuando su hija nació, ella le cedió su poder en aquel instante, ella lo que más deseaba era proteger a su pueblo y su padre al enterarse de esa noticia, me llamó a mí, yo siempre desprecié a Shiro, mi madre era quien debía ser la más poderosa y hermosa diosa en aquel entonces, pero ¡No! Ella nunca fue reconocida a pesar de que su poder y belleza eran similares a los de Shiro, pero bueno, la justicia suele...- Sin embargo, la joven ya no terminó de hablar pues de la nada aquel remolino se había detenido, y ella tenía enterrado en su estómago una espada de color blanco, Hao únicamente logró percibir unos cascabeles sonar en aquel instante, cuando giró su mirada Melody ya no estaba en aquel lugar, él levantó la mirada y la joven azabache quien no había dejado de emitir aquel brillo había eliminado a Jeanne tan rápido –Bueno... será mi fin- Fueron las palabras de Jeanne en aquel instante mientras dirigía aquellos ojos rojos a Melody –Pero...al menos pude destruirte- Al terminar de decir aquellas palabras Melody jaló aquella espada y Jeanne cayó al suelo, ya no respiraba, Hao únicamente podía observar perplejo aquella escena. Melody se giró hacia donde estaban aquellos humanos y su sed de sangre había aumentado ¿Qué estaba pasando?, su velocidad era sumamente rápida, a penas percibida por los ojos del castaño, él fue corriendo hacia donde se encontraban los humanos y únicamente podía ver aquella tétrica escena, Melody estaba acabando con facilidad con aquellos hombres, como si tuviera miles de cuchillas, ella danzaba entre ellos y aquella espada se había teñido de rojo ­–No...esto no está bien...- Murmuró Hao y con la ayuda de su espíritu intentó detener a Melody pero ella lo lanzaba una y otra vez, aquellos golpes habían sido demasiado fuertes, de la nada eran pocos humanos los que habían quedado y a lo lejos la azabache pudo observar al que había ocasionado todo, su padre –Tú...- Su voz sonaba como un eco potente y ¿Cómo no hacerlo? Al estar de esa forma... era una diosa completa, no necesitaba ni a un espíritu acompañante para poder utilizar su energía espiritual... ella eliminó a aquellas personas que acompañaban a su padre y aquel viejo cayó de su caballo totalmente aterrado –Querida hija... detente por favor ¡Soy yo! ¿Acaso no me reconoces?- Le empezó a suplicar aquel hombre mientras ella le apuntaba con su espada -¿Mi padre?- A pesar de que ella no dejaba de resplandecer, el odio y vacío en sus ojos se podía percibir –Tú, no eres mi padre- De pronto ella agitó la espada pero antes de cortar a aquel viejo Hao logró sostener su brazo y aquel choque eléctrico empezó a hacerle daño pero él se resistió a dejarla, de pronto él la jaló y la abrazó con su fuerza, él estaba siendo lastimado gravemente, sí seguía así su cuerpo no resistiría lo suficiente y moriría –Es suficiente, ya no te lastimes más- Habló con dificultad –Suéltame- Fue su respuesta, pero él se negó y seguía aferrándose a ella –No manches más tus manos, Melody... por favor- Aquella cálida voz empezó a hacer efecto en su cabeza y ella empezó a sentir como su poder volvía a descontrolarse ¿qué estaba pasando? De pronto aquel poder espiritual se liberó alrededor de ellos, Hao por su parte se negaba a soltarla, pero su cuerpo ya estaba sufriendo mucho daño... -Suél...tame...o morirás- Fueron las palabras de la azabache, su voz había vuelto a ser la misma de antes, Hao negó con la cabeza mientras seguía abrazándola –No te soltaré... no lo haré nunca más-

Un mundo casi perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora