Capítulo 10: ¡De compras! (¡¡Como las Nancys!!)
La mañana acaba con mil caídas por mi parte, risas por parte de él y falsos enfados por mi parte de nuevo.
Es frustrante no saber hacer algo cuando él sí que sabe. ¡Y cómo sabe! Parece un profesional... Hace unos saltos y giros impresionantes.
En cierto modo me recuerda a mi hermano Roberto, se parecen bastante (y no estoy hablando de físico, aunque los dos estén impresionantes). Les gusta el deporte, las chicas, los coches caros, picarme a la mínima y estudiar poco (o nada, mejor dicho). Creo que se llevarán bien.
Llegamos al coche y, cuando va a arrancar, el BMW de mi hermano para a nuestro lado con un frenazo. Es que es un escandaloso, siempre llamando la atención por donde va.
Hago una mueca.
- ¿Qué haces tú aquí?-pregunto, saliendo del Audi de Saúl.- Creía que habíamos quedado en casa.
Baja la ventanilla, lleva sus eternas gafas de sol (caras carísimas), que se baja con picardía, dejando ver la grandeza de sus ojos azules.
- Cambié de opinión.
- Eres un tocapelotas.-me quejo.
- Lo sé, encanto.-mira a Saúl, que también se ha bajado del coche.- ¿Quieres venirte de compras? No creo que pueda soportarla yo solo mucho rato.
¡Qué idiota es, Dios!
- No tengo nada mejor que hacer.-contesta Saúl, riéndose.
- Entonces hecho. Vamos a tu casa, dejas el coche allí y nos vamos en el mío.
Saúl asiente con un gesto, montándose de nuevo.
- Hermanita-me llama, con retintín.- ¿Con quién te vas?
Clavo mis ojos en los suyos azules.
- Con él, a ti no te soporto.
Le oigo reírse mientras vuelvo a montarme en el asiento del copiloto, al lado de Saúl.
- ¡Qué honor!-exclama con una sonrisa torcida.
¿Es que no dejarán de picarme nunca?
Me echo para atrás en el asiento y miro por la ventanilla, cabreada.
- Vamos, peque, no te enfades.-noto su mano sobre mi pierna y empiezo a ponerme de los nervios por dentro.-Sabes que no lo digo en serio.
Me da unas palmaditas en la pierna y vuelve a ponerla sobre el volante.
- Más te vale.-digo en un susurro.
No se me ocurre otra cosa, sinceramente.
En pocos minutos llegamos a la verja que da a su casa, al lado de la mía. Es bastante parecida, rectangular, con dos pisos, encalada de un tono marrón, las puertas y ventanas blancas, y espléndidamente inmensa.
Para el coche y mira a su alrededor.
- Parece que tu hermano aún no ha llegado.-comenta como casualmente.
- Se habrá cruzado con alguna nena por el camino.
Se ríe y me mira.
- Voy a avisar a mi abuela y coger dinero, ¿Quieres entrar?
- ¡Claro! Me encantaría saludarla.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
HumorLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...