Ross había ayudado a Julie el dia anterior y ahora le comtaba a Spencer lo sucedido.
- Amigo, me abandonaste por una chica.
- Sí, pero no cualquier chica.
- No debiste ayudarla, ella es parte de la familia enemiga y además su tío es un enfermo, y ya sabes que los frutos del mismo árbol son iguales...
Ross estaba enojado, ¿acaso él era su amigo? Realmente se sintió solo, cuando antes creía que podía confiar en sus amigos y contarle detalles de su vida, ahora creía todo lo contrario. Ross pensó.
- Tienes razón...- fue lo único que se atinó a decir.
Al salir de la escuela también vio a Julie saliendo y decidió que hablaría con ella.
- Buen día Julie, ¿cómo te sientes hoy? ¿Estás bien? - Julie lo miró con sus ojos llenos de lágrimas.
- ¿Cómo crees que me siento? "Los frutos del mismo árbol son todos iguales". Como sabes, estoy enferma ya que mi tío también lo está. No me molestes más, ni siquiera trates de ayudarme, porque no quiero saber nada de ti, eres un tonto.
Julie corrió hasta su casa para llorar en su habitación.
Ross estaba preocupado, se había enterado de que Julie había escuchado las estupideces que Spencer había dicho.
Esa tarde Julie no salió a su ventana, Ross golpeó la puerta de su casa.
- Lo lamento, Julie no quiere verte, tampoco saber nada de ti. ¿Saludas a tu madre por mí?
Fue todo lo que dijo la señora Ross.
En la cena, su madre le comentó a toda la familia que había invitado a los Edwards a cenar el viernes por la noche, que le parecía una buena oportunidad para que sus familias comiencen una amistad o al menos a llevarse mejor, su padre estaba en desacuerdo, él los odiaba.
- Mamá no va a cancelar nada papá.
- Tu hijo tiene razón, no puedes seguir odiándolos, los problemas que tuvieron sus antepasados no deben influir en el presente, porque afecta a todos.