4. Costosa

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En new Orleans han aparecido seis mujeres muertas en callejones de la ciudad, todas ellas prostitutas, encontradas con un corte en la garganta y las entrañas fuera. Al parecer es algún tipo de imitador de jack el destripador, en ese momento dos de los agentes de la UAC se encontraban intentando hablar con algunas de las prostitutas del lugar para averiguar algo de las víctimas y ponerlas en alerta.

-soy Dereck Morgan y el es Spencer Reid, somos del FBI, necesito saber si conocías a Amber Rose- hablo el moreno a una de las mujeres, era bonita de piel morena, ojos verdes, 1.75 de estatura y tenía la figura de una super modelo.
- bien guapos, no se mucho de la chica llego hace poco creo.... que de minesota, la última vez que la vi dijo que regresaría a su casa- la chica masticaba dudosamente su goma de mascar mientras hablaba, situación que ponía de mal humor al doctor.
-¿recuerda algún cliente extraño o frecuente que la visitará antes de su desaparición?- pregunto Spencer intentando desviar su atención de la ruidosa chica.
-No, en realidad no prestamos mucha atención por acá vienen todo tipo de gente y siempre que hay algún tipo agresivo o con gustos extraños se corre rápidamente la voz- volvió a contestar la chica, era impresionante que coperara, la mayoría de estas chicas huían cuando escuchaban que eran del FBI. El que la chica quisiera ayudar conmovió a Morgan.
-sabes que hay otras maneras de sobrevivir, si tu quieres yo puedo ayudarte a salir de aquí a comenzar de nuevo- pregunto el moreno, pues el en su pasado conoció muchas chicas como ella y sabía que su vida no era fácil.
-gracias guapo, pero esta es mi vida es lo que hago. Aunque conozco una chica a la que podrías ayudar ella no es como nosotras, ella está aquí obligada por su manejador, se llama Madeleine Y se contrata por celular- la chica les entregó una tarjeta con un número de teléfono escrito en el para darse la vuelta y caminar lejos de ellos por la acera.

Tardaron cuatro días en resolver el caso, en esos días se encontraron con dos chicas más entre ellas la mujer con la que habían hablado, la misma que les pidió ayuda para su colega. Era triste para todos pero en especial para Morgan y Reid, se quedaron después de que el resto del equipo regreso a Quantico sentían la obligación de honrar la última petición de jennifer, si el nombre de la hermosa Chica era jennifer.

Llamaron al número donde acordaron una cita en un hotel lujoso del centro pues al parecer era un servicio de lujo para hombres ricos, esperaban que funcionará y la chica aceptará la ayuda puesto que habían pagado 2000 dólares por una hora, decidieron que fuera Reid quien recogiera a la mujer, por su complexión física y su manera correcta de hablar y vestir sería sencillo que no levantara sospechas. Al día siguiente a las 4 de la tarde Spencer recogió en un parque a Madeleine en una de las camionetas de la agencia que parecía ser muy costosa, la jovensita aparentaba unos veintidós años, era delgada, con un busto y caderas amplias pero no exageradas, debía medir un metro sesenta, tenía el cabello negro, labios de un color rosado intenso, piel blanca como de porcelana y los ojos azules más hermosos que el joven doctor hubiese visto jamás, ahora mientra ella subía a la camioneta el podía entender la fascinación con la chica y el porque del costo de estar con ella. Ciertamente la joven no parecía una prostituta, parecía una mujer de clase alta vestía ropa cara, un vestido amarillo cortó con estampado de mariposas y zapatos de piso rosados, arrancó la camioneta mientras avanzaban ella mo dijo ni una sola palabra y Spencer no podía parar de pensar los horrores por los que habría psado ya, con la figura delicada y cara de inocencia podía imaginar cuántos malditos depravados la habrían dañado y le era más sencillo imaginarlo después de haber llamado para contratar su servicio ya que el tipo del otro lado de la línea le advirtió de costos extras si le causaba algún tipo de daño notorio que durará más de dos días en desaparecer y debía cubrir cualquier gasto médico por lesiones que le pudiera ocasionar así que que era fácil imaginar el tipo de enfermos que la frecuentarian.
Después de avanzar unos kilómetros la chica agachó la mirada y empezó a jugar con el dobladillo de su vestido.
-pareces distinto- dijo en un susurro apenas audible -dime que eres distinto por favor- está vez su voz sono apenas unos decibeles más alta.
-te voy a ayudar- afirmó el genio, pies de apreciar su belleza y escuchar su preciosa voz era imposible que no la sacará de aquel mundo.
La chica sentada en el asiento del copiloto comenzó a llorar mientras susurraba -gracias- una y otra vez.

one shots Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora