Salir de un capítulo para entrar en otro, así es la vida: una novela o un cuento largo, si se quiere. Y en este, tenemos a un escritor principiante que se encuentra con picazón. Es de noche y va a ser insoportable.
Este Antihéroe esconde la locura bajo lentes y una sonrisa que le dan la apariencia del tipo más calmado de Renacentía. Pero el ardor en la piel en cualquier instante va a romper su voluntad. La picazón se transforma en nervios y los nervios destruyen el control.
Nuestro escritor sale a las 3 de la mañana en una bicicleta destartalada hacia el Hospital de día "Yohana Austral". Son 8 cuadras de viaje y, en el transcurso, sus brazos, piernas, torso, caderas y cuello, son invadidos por un ejército de hormigas astrales; invisibles a los ojos pero que actúan con la disciplina necesaria para la victoria total. Ellas recorren cada porción de su masacrada piel y la hacen una obra arte colorada entremezclada con rosa.
Al llegar al hospital, se encuentra con el sereno que le comunica que no tienen servicio de guardia. El regreso es interminable y los minutos igualan la duración de una guerra mundial librándose en su superficie.
Ya en su hogar se mete en la cama. Intenta dormir, aunque no lo consigue. Da vueltas y termina por agarrar un libro que, al cabo de media hora, ¡arranca algunas páginas y las come!
Entra a un estado en donde le pesan los ojos por fatiga; siente como su cuerpo late, es un corazón enloquecido que pelea contra sus propios deseos de rascar a profundidad.
Siendo las 6 de la mañana se levanta, toma un café y lee un poco de Stephen King. Su novia, con el sueño en la cara, le dice "Andá al médico".
La locura asume el control y accede pero el café no ha sido tan buen combatiente como la alergia: el joven se duerme y no acude hasta el mediodía.
La espera de ser llamado al consultorio es intolerable; descubre que la picazón es la peor tortura posible, y sus manos se debaten entre no rascar, moverse con aire nervioso y golpear las paredes. Por fortuna tiene el segundo turno y lo llaman:
Pastillas, jarabe y pinchazo en el brazo, esa es la fórmula, ese el tratamiento.
La locura bajo control, nuevamente, y el escritor escribe un relato similar a este.
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Feria de Sensaciones
Random23 historias cortas de intriga, suspenso, pasión y delirio... mucho delirio.