03 El cuadro observa

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Me desperté, la niña todavía dormía en el regazo maternal. Siempre las veo a madre e hija en la misma habitación, cada día, cada hora. Reposan en el suave sofá donde la niña se siente entre nubes de almidón y la madre con la mirada engolosinada, le cuenta historias y acaricia los inocentes hilares castaños.

Esperan el regreso del padre. Desde el ventanal pueden ver asomarse el carruaje negro entre los árboles, con el ocaso de fondo que inunda de matices y atraviesa el rectángulo del ventanal. Esta vez el cuento ya empezó y casi no puedo escucharlas; sus palabras brotan como susurros. Si no estuviera presa entre estos cuatro barrotes, me acercaría.

En lo profundo asoma el carruaje, las damas se alegran, la pequeña se incorpora de un salto y corre al patio. La madre se pone de pie, alisa su vestido con las manos y da unos pasos. Me dirige una mirada y se acerca, endereza mi marco y sale a recibir a su esposo.

Feria de SensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora