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—¡Juntos por siempre! —alzó su meñique el azabache que se encontraba en un auto rumbo a otro país.

—¡Juntos! —correspondía el agarre de meñique, lágrimas empezaron a salir.

—Oh, Jisung-hyung... —al azabache le rompía el corazón al ver en ese estado a su hyung— No te sientas triste. Prometo que volveré lo más pronto posible. —con su mano acarició la mejilla del contrario y con su pulgar limpio las lágrimas que amenazaban salir en la cara de su hyung.

Lo prometiste, Seungmin.

Han sollozó.

—Es que... —sorbió su nariz— ¿Por qué debes irte? Tienes una vida aquí.

—Ya hablamos de eso. Y prometimos que cuando volviera nos casaríamos con la luz de la luna de fondo, hyung.—sonrió tiernamente.

—Seungmin, sube la ventana. Tenemos que irnos.

—Papá... —rogó.

—Seungmin. —habló firmemente sin voltearlo a ver.

—Está bien. —abulto sus labios.

—Te tienes que ir. —Jisung sollozaba bajito.

—Sí pero, quiero hacer algo para que nunca de los nunca me olvides.

Gran error.

Acerca tu rostro. —Han obedeció, el azabache tomo de las mejillas a su hyung y se dieron un dulce beso.

El papá de Seungmin los separó y subió al asiento de conductor del auto.

—¡Nunca me olvides, Han-hyung! — gritó Seungmin desde el coche que ya estaba en marcha.

—¡Seungmin! —gritó el peli-plateado mientras corría en un intento en vano por alcanzar aquel coche.

Y esa fue la última vez que te ví.
Pasaron los años... cada día miraba afuera de mi casa y le preguntaba a mi mamá si volverías.

Continué mi vida.

Aunque sin amor, solo quería tu amor Seungmin... sólo quería estar a tu lado, abrazarte y que... pudieras cumplir la promesa que hicimos cuando eramos más jóvenes; pero no fue así.

Después de que pasarán años.

Una tarde en mi casa.

Uno de mis mejores amigos, Bin-hyung llegó con una invitación, yo de antemano le dije "No iré, hyung", pensando que era una de las tantas fiestas en las que quiso invitarme para que mi ánimo subiera.

Mi mayor negó suavemente solo para  entregarme la dichosa carta pidiéndome que la leyera... mis ojos se cristalizaron, lágrimas cayeron por mis mejillas regordetas que me hacían recordar aquel beso, el cual me diste.

Era la invitación de tu... boda.

Changbin se quedó a consolarme.
El día de tu boda con ese tal Hwang Hyunjin llegó, como en la película de Shrek quería detener esa boda a como fuera lugar.
Y así ese día llegó... el momento donde alguien debería oponerse.

—¿Alguien se opone a la unión de estos dos? —oí la voz vieja de aquel clero, era mi momento.

—¡YO ME OPONGO! —grité fuerte y claro, las miradas de todos incluyendo la de Seungmin estaban en mí.

—¿Jisung-hyung? —Seungmin volteó a un lado su cabeza mirándome.
Aún me recordaba...

—Seungmin-ie... tu promesa...

someone like you | hanseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora