CERO

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Caminé sin rumbo unas cuantas cuadras mientras tarareaba un hit del momento.

¿Pero pa' qué les voy a mentir?

Por dentro me estaba cagando de frío y pena.

Apuré el paso cuando las gotas de agua se hicieron más brígidas y seguidas.

Retiré los mechones de pelo mojado que me estorbaban la vista para ver con mayor claridad, y corrí al primer local que vi abierto.

El olor a comida y café inundó mis fosas nasales, al mismo tiempo en que el calor del lugar envolvía mi tembloroso cuerpo.

Andaba caminando peor que Bambi, ese nivel de frío.

Me revisé los bolsillos del poleron y casi salté de felicidad al sentir el billete seco e intacto.

Necesitaba entrar en calor por completo o me iba a agarrar una hipotermia aquí mismo.

Me acerqué al cartel que mostraba los líquidos que tenían para vender y se me hizo agua la boca al segundo.

Yo creo que hasta mis ojos adaptaron formas de corazones.

Caminé hasta la caja mientras metía una mano en el bolsillo, sacando el billete. Levanté la mirada al llegar, encontrándome con un par de ojos cafés.

Me tomé el tiempo de examinar con la mirada al mino frente a mí y parecía casi increíble lo lindo que era.

Debería ser ilegal ser tan rico.

- Lo mismo digo - respondió sonriéndome divertido.

Abrí las pepas, ¡¿Webéame que lo dije en voz alta?!

Tonta, tonta, tonta.

Me pasa por andar pensando hueás impuras.

Opté por ignorar la situación incómoda y hacer rápido el pedido - Un capuchino, por fa.

Soltó una risa - Normal, ¿o de vainilla? - preguntó tecleando mi pedido en la computadora.

La pensé harto, ¿cuál es el normal? Ah - De vainilla - me decidí, entregándole la plata.

Asintió, y me sonrió - En unos tres minutos estará listo - dijo entregándome la boleta junto con mi vuelto. La recibí y me fui a sentar entera cohibida por lo intensa que era su mirada.

Me senté lo más lejos posible. Solo entonces le tomé el peso a lo ocurrido hace unas horas, y la tristeza se volvió a adueñar de mí.

Justo en el momento en que dejé mi celular sobre la mesa, éste vibró por milésima vez.

Lo tomé y entré en Whatsapp.

Amor 💏💗
En línea

Fran contesta el celular, porfavor
[20:23]

Dejame explicarte cómo fueron las weas po amor😞
[20:23]

Oye
[21:39]

No quiero perderte
[21:39]

😞💔
[21:40]

Fran voy yendo a tu casa, hablemos,te tinca?😞
[22:35]

Dónde estas?
[22:56]

Nadie sabe donde andas, contestame porfsvor
[23:01]

Amor no me hagai esto
[23:57]

Salí de ahí y entré en el siguiente chat; al de mi mejor amiga. O mejor dicho, la persona que fingía serlo.

Jeshuu piciosa😍❣
Últ. vez hoy a las 23:49

Estaré en donde mi abue bb:( no podré ir hoy.
[12:56]

Fran, se que la cagué pero dejame arreglar las cosas😭
[20:19]

Amiga:( contestameeeeee💔
[21:33]

Fue una calentura, algo de curaos
[21:51]

Porfavor hablemos! 😭
[21:51]

Los mensajes seguían, pero no estaba preparada para seguir leyendo tanta mentira junta.

Con un grande nudo en mi garganta vacíe ambos chats y apagué mi celular. Solo entonces reaccioné y sequé mis mejillas húmedas.

Puta que erís patética, Francisca.

- Un capuchino de vainilla para la pena - escuché a mis espaldas y me giré.

El mismo mino de la caja se venía acercando con mi capuchino en una mano, y un brownie en la otra.

Dejó ambas cosas en la mesa y se sentó en la silla de al frente.

- No pagué por el brownie - hablé.

- Y no espero que lo hagas, invita la casa - me sonrió.

Rodé los ojos y suspiré - Mira, puede que con otras minas te haya funcionado ésta técnica de pelación, pero créeme, conmigo no eso no va a pasar. No tengo cabeza pa' esto.

Él me miró fijamente, y fue inevitable no removerme en el asiento.

Había algo en su mirada que me intimidaba.

Tomó aire y lo miré con atención. Parecía como si estuviera debatiendo consigo mismo sobre algo que yo desconocía.

Abrí tres sobres de azúcar y los eché en mi café.

- Conozco a la dueña de esta cafetería desde que tengo memoria. - lo miré - Cuando era niño y las cosas en mi casa se ponían feas, siempre, de una u otra forma, terminaba en este lugar. La tía Mónica siempre me servía una taza de leche y un brownie de estos mismos, decía que no había nada mejor que un brownie de chocolate para detener las penitas del corazón.

Tragué saliva y pensé harto en qué responder a eso.

Sin embargo, él pareció entender lo confundida que estaba y continuó hablando - No se por qué, pero sentí la necesidad de ayudarte a sentirte mejor. No quiero pelarme contigo, aún - añadió y reí - Solo pensé en que una mina linda estaba pasando por un mal momento y necesitaba ayuda. El brownie no solucionará tus problemas, está claro, pero no está mal endulzar un poquito la vida de vez en cuando.

Le sonreí, y por dentro estaba que moría de vergüenza - Perdóname, no quise sonar así de malagradecida. Y de verdad te agradezco por el brownie, ya veremos si me endulza un poquito la vida.

Se rió.

¿Es posible quedar embarazada con tal solo escuchar una risa así de ronca y sensual? Díganme que no, porfa.

No quiero ser mami aún.

- Fue un gusto conversar contigo, pero si no me ven atendiéndo soy hombre muerto y sin sueldo a fin de mes - rió y se paró - Y, sea lo que sea que te tenga con tanta penita, espero que se solucione. Las cosas malas pasan por algo y estoy seguro de que vendrán cosas mucho mejores para recompensarte.

Me quedé mirándolo hasta que volvió a su puesto en la caja, y reí al verlo intentar calmar a una señora que parecía estar reclamando.

Miré el brownie frente a mí y sonreí.

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2019 ⏰

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Un capuchino, por fa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora