Diez minutos de paz

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Lo que hace a las personas son sus rituales. El desayuno por la mañana, el almuerzo a la tarde y la cena por la noche son partes de una rutina demasiado infravalorada porque es lo que nos diferencia de las bestias. Al menos así se excusaba Tweek en su declaración, dejando a los policías con los vellos de la nuca encrispados como gatos, ante los ojos fríos que seguían las vueltas del café en su pequeño vaso de cartón.  Volvieron a preguntarle, como si él no hubiera comprendido la pregunta o la gravedad de sus actos sin obtener más que un " ah" satisfecho al darle un sorbo al líquido caliente y volver a dejarlo en la mesita de interrogatorios, mirando por la ventana como si estuviera en una cafetería y no detenido, con al menos cinco policías nerviosos rozando de tanto en tanto sus armas para asegurarse que de necesitarlas, no les tomaría más de dos segundos alcanzarlas. Tweek recargó su mentón en su mano, mirándolos sin burla ni temor. Sin nada absolutamente.

-En la mañana veníamos de regreso en la carretera. Paramos en un restaurante y me sirvieron un café tibio- volvió a decir, sin cambiar ninguna palabra, haciendo que los policías comenzaran a enfadarse.

-Niño ¿ Entiendes que estás en un problema muy grave?- sacó los papeles de la carpeta, dispuesto a releerle los cargos, sintiendo la cabeza hervirle al verlo rodar los ojos y volver a la ventana-¿Puedes al menos prestar atención?-

- Ya tuve mi café ¿ Por qué debería interesarme lo que deba decirme?-

-Porque estás a punto de ir a prisión- sólo sus años de experiencia lo detuvieron de perder el control y comenzar a gritar, sin obtener nada. Ese chico parecía un maniquí.

-Un café caliente, señor. Un maldito café caliente. No uno obtenido con las más exigentes técnicas de extracción manual, ni siquiera de una puta cafetera. Un asqueroso café instantáneo que al menos estuviera caliente, es todo lo que pedí. Pude haber pasado que el pan de mi novio estuviera un poco más que tostado o que olvidaran llevarnos la fruta que venía incluída en el paquete. Pero ¿ Qué clase de imbécil no puede ni calentar un poco de agua para un café instantáneo? Señor, por las mañanas, un hombre todo lo que quiere es un café para comenzar a soportar el calvario  de vivir en un pueblo abandonado por Dios. A mis ojos, los monstruos fueron ellos, negándole a un hombre uno de los pocos placeres que lo mantienen cuerdo.



-Le destrozaste el rostro al mesero con un tenedor, le disparaste al menos a cuatro comensales y después estuviste disparándole a gente al azar en la carretera hasta que te atrapamos¿ Por un café?- 

-No es el café, es el hecho de merecer un café. Se lo he dicho desde que llegué aquí. Los rituales hacen al hombre, señor-

-Tú no eres un hombre, eres un mocoso de quince años-sonrió con tanta suavidad que pensó ( rogó) haberlo imaginado- y sólo por eso no fuiste procesado como adulto-

-Como sea, voy a estar en la correccional sólo diez minutos-

-Niño, tenemos pruebas para darte mínimo veinte años-

-Serán diez minutos- volvió a sonreír, esta vez contra la palma de su mano, mirando un gorro azul moviéndose tras la ventana.



Los rituales hacen al hombre, sonreía Craig mientras mordía el filtro de su cigarro para que no cayera, ocupando sus manos en cargar el pesado cuerpo y echarlo a los asientos traseros del coche. Pasó sus dedos por el tapizado, preguntándose si Tweek aceptaría conseguirle uno de esos después. Sería una lástima incendiar ese, pero los rituales hacen al hombre. Porque los judíos tienen sus Bar Mitzvah, los Amish sus Rumspringa pero ellos, ellos tienen el asesinato. Oh, todavía recuerda su primera vez, casi con los ojos llorosos. Fue un borracho que se atrevió a poner su asquerosa mano en la falda de su hermana, cómo va a olvidarlo. Aunque claro no fue nada tan excesivo como Tweek, nada tan deslumbrante. Ocho confirmados y al menos cinco en estado grave. Estaba tan orgulloso que dudaba poder controlarse en cuanto lo viera. No era como si a Clyde o a Token les importara un carajo verlos follarse como animales o a ellos cubrirse, de todas formas. Su primer asesinato y había estado a su lado. Eso debía ser una señal del destino para decirle que eran almas gemelas o una mierda de esas. 

-¿Ya conseguiste  contactar a la alcaldesa?- Le preguntó a Clyde, sentado en el asiento de copiloto, mirando con un brillo lascivo en la mirada las fotografías en su celular.

-Eres un jodido bastardo con suerte- se relamió los labios- ya declararon muertos a los tres que quedaban en estado crítico. Hermano, tu novio oficialmente mató a once personas en su primera vez- silbó, reclinándose en su asiento- si no te lo tiras tú esta noche, deberé hacerlo yo mismo-

- Antes de estar pensando con tu pene, deberías enfocarte en tu trabajo-

-Sí, jefe, ya contacté a la alcaldesa- dijo con fastidio, marcando de nuevo el número, carraspeando antes de volver a hablar- Hola, pequeña zorra ¿ Pensaste en nuestro trato?- Craig le pidió que pusiera el altavoz.

-¡No puedo liberar a un criminal que fue capturado manchado de sangre! Todas las evidencias fueron claras, yo no...-

-Cielos, alcaldesa, ya debería entender que sus discursos morales sólo sirven para limpiarnos el culo- rió Craig- no queremos que le den una indulgencia, sólo que lo liberen-

-Este pueblo está bastante lleno de criminales, no puedo ir liberándolos siempre que alguien me lo pida-

-Sabíamos que diría algo así. Por eso nosotros no venimos con las manos vacías- Clyde prendió la lámpara del celular, encargándose de iluminar y enfocar al bulto en los asientos traseros. Tanto él como su amigo se comenzaron a escuchar los gritos de la mujer- creo que ya lo reconoció ¿No se alegra de al menos poder despedirse de su esposo? -

-Así como está el aumento de mujeres abandonadas, debería considerarlo un privilegio- rió Craig- mire, señora. En sus manos está evitar otra muerte innecesaria. Tenemos a su hija en la cajuela, sea consciente que estamos tratando de ser personas de honor al ofrecer algo a cambio de nuestro chico. Si usted decide que al final de cuentas la maternidad no era lo suyo, le pondremos una preciosa diadema de plomo a su princesa e igual acabaremos liberándolo por nuestros medios. Tardaremos un poco más, lo cual lo hará enojarse más y más-

-No puedo- sollozó la mujer contra el teléfono.

-Qué mal...- 

-¡No, no! ¡Esperen!- comenzó a gritar cuando vio a Clyde salir y hacer el amago de abrir la cajuela- Está bien. Mandaré la orden, pero por favor. Aléjense de mi familia- Clyde cortó la llamada, mirando a Craig con victoria. Sacó a la niña, sin quitarle la venda de las ojos, sólo los amarres en sus piernas y brazos. Ellos cumplieron al liberarla, si ella no lograba sobrevivir en medio de una carretera abandonada a medianoche, ya era cuestión aparte.



Tweek se tomó el tiempo de levantarse y darse la vuelta, dejando que volvieran a ponerle las esposas antes de llevarlo al tribunal, pensando si al salir podría quedarse con ellas. Ya estaban adornando fantasías muy sucias en su mente. 

-Diez minutos de paz cuestan tres años de guerra- susurró recordando un escrito de su novio, pero el oficial que lo sujetaba alcanzó a escucharlo, comenzando a reírse.



-¿En serio crees que vas a salir de aquí en diez minutos? Cuando el jurado escuche lo que hiciste, olvidarán que eres un niño- ambos vieron al pálido encargado del caso extender el papel con las firmas y sellos oficiales, ambos escucharon que TODOS los cargos habían sido desestimados.

-Tienes razón- rió tan infantilmente que ninguno podía creer que ese sonido provenía de aquél maniaco cubierto de sangre y tierra- sólo fueron ocho minutos-



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Me encanta este AU, es mi favorito del mundo pero hay tan poco material en español :( sé que no es lo mejor del mundo pero pondré mi mejor esfuerzo por hacer que valga la pena!! 



Soda atómicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora