C a p í t u l o 12

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Dudas.

Midoriya Izuku se había sentido muy angustiado esa semana. "¿Y ahora qué?", solía preguntarse de cuando en cuando.

«Le gusto a Todoroki... ¿Y ahora qué pasará?».

Estar junto a él, o al menos en la misma habitación era demasiado para él. Ya no se atrevía ni siquiera a acercarse por ningún medio, ni a dirigir hacia él su mirada (por lo menos de forma consciente).

Pero joder, sí que le extrañaba. Aunque sea hablar entre ellos, como solían hacer. Estar sentados en la misma mesa, compartir el puesto. Lo que sea.

Midoriya extrañaba a Todoroki Shouto. Pero no sabía cómo iba a hacer para tenerle cerca.

Y de todas formas, ¿cómo podía tener la certeza de esos sentimientos? ¿Y si solo era una confusión, como fue con Uraraka hace tanto tiempo?

Midoriya Izuku tenía muchas dudas todavía. Pero al parecer, alguien necesitaba de sus respuestas.

—Midoriya-kun, necesito de tu ayuda, por favor. Disculpa las molestias.

El de cabellos esmeraldas salió de su ensimismamiento abruptamente, al ser llamado por su amigo de lentes con tal vehemencia. Se encaminó a la puerta y la abrió para encontrarse a Tenya con, ¿un portafolios?

— ¿Iida-kun? ¿Qué sucede? —le preguntó Izuku, confundido—. No es ninguna molestia, pasa.

Tenía que admitirlo, sentía curiosidad por lo que sea que tuviera que decir su amigo. Se sentaron en el suelo de la freak habitación de Midoriya y este lo animó a hablar.

Si su amigo lo necesitaba, podía contar con él.

—Midoriya-kun, no sé qué me sucede —comenzó a hablar el chico, haciendo sus exagerados gestos con las manos—. Es decir, he investigado mucho en Wikipedia, foros de psicólogos de una tal universidad de Carabobo, historias, películas, revistas. Pero mi investigación no estará finalizada hasta que haya conseguido el testimonio de dos personas.

La confusión de Izuku iba en aumento, mientras Iida hojeaba sus observaciones en el portafolios.

—Eh, Iida-kun, ¿me podrías decir al menos de qué va todo esto?

El aludido se acomodó los lentes antes de hablar, como evaluando la frase con la que su amigo le interrumpió. Midoriya lo veía expectante a una explicación; Tenya no se lo perdonaría a sí mismo si terminaba causándole problemas a sus amigos.

Decidió exponer su situación lo más pronto posible, seguramente Midoriya ya estaba haciendo conclusiones precipitadas.

—Midoriya-kun, lo que quiero decir es que, según he leído en internet y en otras fuentes, creo que alguien ha hecho que en mi sistema comenzara un proceso bioquímico desde el hipotálamo causado generalmente por la segregación excesiva de dopamina en mi organismo.

Iida soltó esa retahíla con una seriedad profesional, mientras Midoriya trataba de terminar de procesar toda esa sarta de palabrerías.

«¿Proceso bioquímico del hipo qué?».

Iida pudo adivinar que probablemente había confundido a su amigo, así que añadió.

—Que creo que me gusta alguien.

Bien, si Midoriya hubiera sido Uraraka, seguramente se hubiera reído. Y bien fuerte.

Era irónico que Tenya se tomara todo tan en serio, inclusive el amor.

Realmente parecía un robot.

—Vale, Iida-kun. ¿Y en qué quieres que te ayude?

El otro chico suspiró, sentía que debía dar todo y más allá con eso. Que debía tomárselo muy, muy en serio.

—No puedo estar completa y absolutamente seguro hasta que consiga el par de testimonios. Cuento contigo Midoriya-kun —dijo con una reverencia.

—N-no hagas eso, Iida-kun —pidió Midoriya incómodo, instándole a que se levantara—. Y claro, pero, ¿testimonio de qué?

Tenya abrió el portafolios y sacó una especie de cuestionario, extendiendo la hoja a Midoriya.

— ¿Q-quieres que haga un cuestionario?

—La información que me proporciones será de gran utilidad para poder entender mis sentimientos —explicó—. Las preguntas están seleccionadas previamente.

—Woah, Iida-kun, ¿cuánto tiempo te tomó hacer todo esto? —preguntó Izuku asombrado.

—No mucho. No puedo descuidar mis deberes como un buen presidente de la clase y alumno de la prestigiosa U.A. —dijo con orgullo—. Tienes quince minutos.

Izuku miró la hoja, completamente consternado. Su amigo era tan... Extravagante.

No conocía a ningún chico de esa edad que tuviera que expresar sus sentimientos de esa manera tan particular. De todas formas contestó el cuestionario que el chico le dio. Luego de los quince minutos, se lo devolvió al cuatro ojos, que lo guardó para su posterior evaluación.

—Oye, Iida-kun —le llamó Izuku, y el de lentes volteó—. Aún no me has dicho quién es la persona que te gusta.

—Ah, ¿cómo pude haberlo olvidado? —se cuestionó el de cabellos azules—. Es... Uraraka-kun.

Bien, Midoriya no podría decir que le sorprendía. No era extraño verlos juntos la mayor parte del tiempo, compartiendo como buenos amigos. Sin embargo jamás llegó a imaginar que Iida terminaría viendo a la chica como algo más.

— ¿Y qué sientes cuándo estás con ella? —quiso saber Izuku, en un intento de ayudar a Iida a entender sus sentimientos.

Y tal vez, así podría entender los suyos, porque debía de admitir que el cuestionario había respondido algunas de sus dudas.

—Eso no lo sé, Midoriya-kun. Muchas cosas pierden el sentido cuando estoy cerca de ella —admitió el chico—. Por eso necesito saber si debería ser así.

—Ya veo... Y ¿qué es lo que más te gusta de ella?

Iida empezó a hacer su extraño baile que normalmente hacía para demostrar su emoción.

—Uraraka-kun tiene un gran corazón —dijo finalmente.

Definitivamente Iida estaba perdido por ella.

Luego de hablar un rato más, Iida abandonó la habitación antes de que fuera el toque de queda, dejando solo a Midoriya con sus dudas existenciales de nuevo.

Izuku necesitaba respuestas, pero por alguna razón no se atrevía a pedirlas como su amigo había hecho.

«Supongo que para no es tan fácil».

Debía cargar con sus sentimientos, pero algo de lo que jamás podría dudar era que en algún momento sus sentimientos dejarían de ser un secreto.

Midoriya Izuku, el próximo héroe número uno, tenía miedo de que ese momento llegara.

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My Hero's LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora