Llegamos a la mansión que teníamos que investigar, la gran casa estaba oscura totalmente y eso me ponía los pelos de punta, baje del auto en compañía de Elif y Evans, en todo el camino se había mantenido cayado y tal vez era el hecho de que no había querido decirle que me había pasado en las muñecas. La casa parecía fantasmal, en un silencio supremamente sepulcral y la oscuridad no ayudaba mucho, desde está mañana se habían presentado altos grados de actividad demoníaca en el lugar, y más adentro de la casa. Nos quedamos unos segundos afuera observando el panorama.
A lo lejos escuchamos el motor de una moto acercarse, la mansión quedaba a unos metros de la carretera a las afueras de “Blacksburg” por el sendero que guiaba a la casa vimos las luces acercarse, esperamos que llegara a nosotros y para mí sorpresa era Derek, apreté la los dientes, no sabía como carajos se había soltado y eso me enfureció. Se quito el casco y descendió de la motocicleta, me sonrió con superioridad como queriendo decir; “No puedes vencerme, soy superior a ti” estaba enojada, mucho, pero aún así no podía dejar mí profesionalismo de lado. Elif se acerco a mí y se cruzó de brazos.
-¿No que el maldito no venia?- preguntó.
-Ese hijo de puta, no se saldrá con la suya- conteste.
-Anais, ¿qué sucede?- preguntó Evans, lo miré a los ojos, quería, deseaba decirle la verdad pero no sabía como.
-Mi amor, te lo diré después, lo prometo- el me miró y asintió sobando sus nudillos en mi mejilla.
-No me digas, querida Ana que pensaste que te librarías de mí- hablo Derek.
-Entremos- indiqué, no quería discutir con él.
Abrimos la puerta y lo primero que vimos fue un gran vestíbulo con dos puertas a cada lado, había un candelabro colgado del techo y unas escaleras centradas que conducían al segundo piso, lo que más me llamo la atención fue un objeto que parecía una fuente en medio del recibidor. Mi hermana encendió la luz, todo fue iluminado dejándonos ver un panorama mejor, habían mesas de decoración en el lugar y cuadros colgados del techo, el piso de cerámica blanca que era manchado por pequeñas gotas de sangre. El objeto Que era hecho de piedra solida tenía grabadas algunos símbolos que parecía griego pero no reconocía nada, cuando nos acercamos el objeto estaba lleno hasta la mitad de sangre.
Habían dos opciones, habían asesinado a alguien y querían su sangre para algo importante, o, habían asesinado a toda la familia y estaban juntando la sangre de estas víctimas y otras para hacer un sacrificio humano, sentí como un escalofrío me paso por la espalda, tenía esa sensación de ser observada. Tuve que asegurarme y mirar a todas las esquinas, puertas y ventanas para hacerme a la idea de que sólo estavamos nosotros, seguí a mí hermana por la puerta de la izquierda era la cocina, era moderna con una estufa automática, con alacenas hechas de madera fina. Había un gran mesón de desayuno y diagonal estaba la estufa la cual estaba encendida.
Mi hermana y yo caminamos hasta ella y en el suelo encontramos nuestra primera víctima, era una mujer de mediana edad, con un uniforme de servicio, parecía ser la cocinera. Sus ojos estaban salidos de sus orbitas, su columna vertebral estaba quebrada y su quijada partida, era raro no había rastro de sangre, parecía haber estado poseído, el olor a descomposición empezaba a emperfumar todo el lugar. Derek entró por la puerta de la cocina haciéndonos sobresaltar un poco, nos devolvimos al vestíbulo donde me permití admirar mejor la fuente llena de sangre, el líquido bajaba por las rendijas del recipiente y habían palabras escritas en griego antiguo.
-¿Qué dice?- me preguntó Derek.
-No lo sé- conteste.
-¿No que sabes hablar griego?- volvió a preguntar.
ESTÁS LEYENDO
Sueños #2
Vampire-Vamos- dice él con la respiración cortada- de muestrame que mereces el lugar que tienes, que mereces llevar el apellido una Braus. -No necesitó demostrarte nada- conteste con la quijada apretada. -Tienes razón, pero claro, ¿qué se puede esperar? sí...