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Todo comenzo una noche, las cosas fuero demasiado inesperadas y jamás me pasó por la mente todo lo que podía suceder la noche del baile de graduación.

Durante los últimos años mi mirada se limitó solo a observar a la azabache de ojos azules que se encontraba sentada en la primer banca, a ella y sólo a ella. Me parecía una chica de lo más dulce, no sólo era preciosa, también posee un corazón noble y amable, y eso fue lo que me cautivo, para ser sincero nunca me había enamorado entonces las emociones que sentia para mi eran totalmente desconocidas.

Ella siempre se limitó a una sonrisa acompañada de un buenos días, y yo era tan cobarde que en tres años jamás le dedique una sonrisa o un le respondi un buenos días, solo me limitaba a un sonrojo que cubría con ambas manos, que lastima siento por ese chico que solía ser.

Nunca crei que ella podría romper mi corazón, siempre estaba en mi mundo, dibujando o escuchando música así que jamás preste atención a mi alrededor, si lo hubiera hecho me hubiera dado cuenta de los evidentes sentimientos de la azabache por el Rubio de ojos verdes que se encontraba atrás de ella, no fue hasta esa noche que su actitud me dio un golpe de realidad.

Una noche que pintaba a ser la mejor de las noches, el baile de graduación, durante meses me prepare mentalmente para acercarme a marinette, mi plan principal era tratar de invitarla a salir, no me tenía la suficiente confianza pero estaba decido a arriesgar mi corazón.

Mi madre me dio como Consejo ser caballeroso y saludarla de beso, pero llevar a cabo esa acción parecía algo complicado, estaba tan concentrado en concretar el plan que me acerque sin pensar, sin darme cuenta que cierto Rubio tenía el mismo plan. Antes de poder recibir el beso en la mejilla se apartó del lugar, fue tan repentino que no nos dio tiempo de reaccionar y nuestros labios se unieron en un corto beso, sus enormes ojos verdes estaban llenos de sorpresa y vergüenza, por un instante en mi mundo solo existía el, no siquiera me imaginaba a marinette.

La pena que sentía fue tanta que no dure más de dos minutos, mi madre presenció esa terrible escena y con gusto me llevo a casa, me dejó solo para poder aclarar mis ideas, ella regresó al evento, pues era ella quien lo coordinaba.

Fue una noche llena de emociones, no podía dejar de pensar en ese beso accidental, fue entonces cuando me cuestione mi sexualidad, porque pensaría tanto en el beso de otro chico, además no era cualquier chico, se traba de Adrien Agreste, un modelo bastante reconocido en todo París.

Tuve días, minutos, incluso semanas de confusión, fue una situación que no duro más dos segundos pero marco mi vida para siempre. Fueron días difíciles, pero ahora 3 años después, solo lo pienso y me causa gracia, a veces tan sólo me pregunto cómo jamás mire a ese chico, todas morían por el.

Hace dos años comenzamos una relación amorosa que hasta el momento ha sido secreta, evidentemente no porque me cause vergüenza pero aún no me puedo permitir causarle en dolor de arruinar si carrera, desde el inicio de nuestra relación he sido de la idea que si nuestra relación se hace pública su carrera se irá en picada y no podría hacerle eso a alguien que amo.

Dicen que las grandes historias comienzan con un error, la nuestra comenzo con un beso accidental.

Tres años atrás..

Todo marchaba como un día normal, jamás me pasó por la mente que la chica a la que siempre me límite a ver, ahora iba a romper mi corazón.

— Sabes, siempre te considere el mejor compañero de clase, dulce y amable pero jamás me imaginé que eras gay —

— No lo soy —

— Todo el mundo pensaba que yo era quien te gustaba, pero aquella noche demostraste lo contrario —

— Eso fue hace dos meses, además de que fue un accidente fue tu culpa, eso no me hace Gay —

— Le robaste su primer beso al modelo más famoso de París y dices, ¿Qué fue un accidente? —

— Si, si lo fue, ese beso iba dirigido a tu mejilla —

— Me quite porque me das lastima, todos los días te decía un buenos días porque sabía que solo te ibas a limitar a eso, no me gustas, jamás me gustaría un afeminado —

— ¿Quien carajos eres? —

— Soy una chica enojada, solo te advierto que mantengas distancia de Adrien, no entiendo como tuviste la suerte de quedar en las misma Preparatoria y en la misma aula que nosotros —

— Jodete —

Ella me aventó contra el suelo, me tiro agua encima y continuó gritando, no le importó, pero sólo rogaba que terminará con esta situación tan humillante.

— No eres nadie, además el no es gay, el jamás se va a fijar en ti —

— Eres una horrible persona, esta bien si te quieres desquitar conmigo, estas enojada pero es contigo con quien debes estarlo ese beso fue tu culpa y no duró más de dos segundos, no significa nada. Estas mal de la cabeza —

— Asqueroso gay —

Adrien entró en ese momento, sus ojos reflejaban sorpresa con una combinación de enojo, alguien fuera del aula se encargó de contarle lo que había sucedido.

— Basta Marinette, siempre te quejabas de Chloe o Lila, pero dejame decirte que no estas muy lejos de ser igual a ellas —

Ella se sorprendió bastante, salió llorando del aula un par de segundos después. Adrien me ayudó a levantarme y me ofreció llevarme a casa, estaba tan avergonzado que acepté.

Fue a partir de ese momento donde dio inicio nuestra historia de amor.

Amor ¿Oculto? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora