CAPITULO 36

99 13 2
                                    


     Claire

Llegamos al apartamento de Alex después del gimnasio para tener la cita que el tanto quería, solo tenia que esperar se diera un baño para que preparáramos la cena juntos... créanlo o no, vivir en Francia me ayudo mucho, mas bien vivir con mi abuelo, el dijo que les enseño a cocinar a Rosa y a Jake... la única que nunca aprendió a cocinar con el fue mi hermana Lia ya que fue a la única que enviaron a otro lugar diferente y tenia prohibido viajar a Francia... esos eran los ideales de mi madre, no los de mi hermana.

Mientras Alex estaba en el baño yo comencé a preparar los ingredientes para la cena, no se que es lo que el tenia en mente, pero yo comencé a lavar las verduras, la fruta entre, etc. Comencé a cortar las verduras y puse agua a hervir para poner las papas, para ponerme a picar la cebolla, me había centrado en la cocina que no me había dado cuenta de que ya tenia un platillo listo y casi iba por el otro.

-Wow, veo que tienes todo bajo control- me dice Alex apareciendo en la puerta de la cocina, me di la vuelta para verlo y darle una sonrisa amable.

-Si, digamos que no me pueden dejar una cocina, cuando era pequeña mi abuelo me enseño a cocinar, el era chef- dije recordando a mi adorado abuelo, no esta muerto, pero si esta en un asilo, aun no sabemos en cual, mi hermana aun sigue buscándolo.

-¿Que le paso a tu abuelo?- pregunto el con cuidado de no decir algo que me hiciera mal.

-Katherine, le paso- le dije sin mirarlo, continue con lo que hacia- ella fue lo suficientemente inteligente como para poder enviarlo a un asilo donde no pudiéramos encontrarlo... fue antes de que la mataras, extrañamente viajaba mucho a Europa.

-¿Antes de que la matara, dices?- me pregunto algo extrañado, yo solo asentí haciendo un sonido raro con mi garganta- Bueno, ella viajaba mucho a Italia, quizás tu abuelo este en un asilo por allá.

Al escuchar aquellas palabra me corte con el cuchillo sin querer, pero escuchar eso me hizo tener esperanzas de que el estuviera en Italia, extrañaba a mi abuelo y estoy segura de que ella lo encerró porque el sabia algo que no quería que nosotros nos enteráramos de ello, y probablemente el imbécil de su hermano estaba involucrado en ello, con tal de haber cobrado la herencia del abuelo ellos hubieran hecho lo que sea.

-¿Estas bien? Déjame revisar eso- dijo acercándose a mi para tomar mi mano, sabia que no era la gran cosa, pero como no puedo ni caerme porque de mi propio pie porque el esta ahi... lo dejo, es muy tierno.

-Si estoy bien, fue solo una pequeña cortadita en el dedo, no es nada del otro mundo- le dije dulcemente pero sin quitar la mirada de mi dedo.

-Ven, te curare eso- dijo haciéndome mirarlo y llevándome a sentar.

Mientras el buscaba el botiquín de emergencias yo le enviaba un mensaje a mi hermana para que iniciara una búsqueda de inmediato por Italia, ella me contesto que primero investigaría las actividades que hacia nuestra madre junto a su hermano, la envidia y la ambición de nuestra familia por parte de nuestra madre es tan grande que ellos eran capaces de involucrarse en cosas peligrosas, prueba de ello era Katherine, ella murió por su maldita ambición.

Alex volvió a mi lado y curo mi dedo herido, no le quite los ojos de encima en ningún momento, cuando termino de curarme intente volver a lo que estaba haciendo, pero el muy idiota no me dejo, el termino todo el solito sin dejarme ayudarlo ni siquiera a poner los platos en la mesa lo que me pareció tierno de su parte ya que no son todos los hombres que hacen eso.

La cena ya estaba lista y nosotros estábamos cenando en silencio, desde que hablamos sobre lo de mi abuelo no hablamos, el solo se comunicaba conmigo a través de señas, como si fuéramos dos sordo-mudos comunicándonos, aunque entre nosotros no hacían falta muchas palabras, el era un hombre reservado y yo una mujer un poco seria... de hecho, yo fui la que saco todas las características de todos mis hermanos, pero también tengo mi propia característica y esa es que soy la mas racional de los seis.

POR CULPA DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora