Un pitido intermitente suena lejano en mi cabeza acercándose cada vez más, junto con un leve dolor en la sien.
¿Un despertador?
Mientras mi mente vuelve a la consciencia, noto algo, no, este no es el sonido de mi despertador. Abro los ojos con pesadez y mi mano choca contra el aparato, haciéndolo caer al suelo y silenciando su pitido, un momento, ésta tampoco es mi cama.
- Adela, despierta y sal de aquí, ya sabes que no tardan en llegar - la voz de Isabella me molestó, me trajo aquí anoche para... Ya no lo recuerdo, puse un pie en su casa y no sé que más sucedió.
- ¿Qué diablos pasó anoche? - pregunté ya erguida, el movimiento causó que el dolor de cabeza aumentara.
- Nada, sólo quería que te rieras un poco, después de todo somos amigas y ese es mi deber ¿No es así? - lo decía como si de un chiste se tratase - oh vamos, no me mires así, fue sólo un poco en tu bebida, si te contara lo feliz que estabas no me creerías - dijo riéndose.
Empujé a Isabella antes de salir de su habitación, ella no se quejó, al contrario se reía a carcajadas como la loca que era. Al pasar por la sala de estar un recuerdo nubloso arribó frente a mis ojos, lo corté de inmediato, era demasiado vergonzoso para pensar en ello.
Era más que obvio, me había drogado.
La rabia me hizo ignorar el dolor de cabeza, y yendo rumbo a casa revisé el bolsillo de mi pantalón, en el cual se hallaba mi celular.
30 llamadas perdidas de Jull, 15 de mamá.
- Maldita sea, Jull me va a matar - dije por lo bajo.
Me sentía culpable, no por mamá, ella me llamaba por obligación, pero Jull... Justo antes de ir a esa casa me había advertido de Isabella, no le pareció correcto prohibirme ir, pero aún así discutimos por ello, y él tuvo la razón.
Decidí cambiar de rumbo, iría a casa de Jull.
Al llegar, casi no podía ignorar el persistente dolor en mi cabeza, dudé en tocar la puerta, tenía miedo de lo que sucediera después, de todas maneras lo hice y al cabo de unos extenuantes minutos él abrió la puerta.
- ¡Adela! - dijo sorprendido, los ojos me pesaban y me sentía cada vez más débil - cariño pero qué te ha suce...
El dolor llegó a su límite, mi cuerpo no aguantó más y me desmayé.
Otra vez otro pitido, pero ésta vez lo reconocí, era mi alarma, abrí los ojos con cansancio y miré el reloj.
7:00 de la mañana, lunes.
- Vaya pesadilla - dije levantándome de la cama, escuchaba a mamá lavando los platos en el primer piso, como cualquier otro día. Bajé las escaleras, y me senté junto a mi madre, quien ya tenía servido el desayuno, al verme noté enojo en su mirada.
- Adela ¿Qué haces sin arreglarte a esta hora de la mañana? - la miré confundida - ¡Ya deberías haberte ido a estudiar! - ¿Estudiar? hace poco más de un mes me gradué del instituto, ¿de qué está hablando? Me levanté y corrí a ver las noticias en la televisión, tosí y escupí todo. Según esa fecha, faltaban seis meses para graduarme.
¿A caso este era el sueño?
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Real
FantasyAdela es una adolescente como cualquier otra, con un único detalle, sus sueños amenazan con quitarle su realidad ¿O es al revés?