Parte única

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Ranma observaba con confusión el vaso frente a él. Analizando el divertido nombre con el que se denominaba al pequeño artefacto de vidrio

—Caballito— balbuceó tomando su contenido de un trago. Había sido una divertida historia de cómo terminó tomando sake. Su padre era estúpido y él aún más creyendo que su resiliencia al alcohol era buena

Nada tenía sentido ya. Solo habían sido dos pequeños tragos cuando empezó a marearse y pensar cosas incoherentes

El vasito en su mano le devolvió el reflejo diciéndole que debía parar ahí o de verdad no recordaría nada después. Se levantó tambaleándose pero aún bastante coordinado para andar sin problemas

Subió las escaleras sintiendo el mareo de la ebriedad pero continuó su camino hasta llegar arriba. A unos metros de él Akane salía del cuarto de lavandería con un cesto de ropa vacío

—¿Ranma?— le dijo al verlo extraño —¿Te sientes bien?

Él por su parte no paraba de mirar con intensidad a su prometida, en todo ese tiempo nunca le había parecido tanta la necesidad de hacer algo más que protegerla para demostrar su afecto. Sus manos sudaron y se guió hábil hasta tenerla de cerca, oliendo su perfume. El aromatizantes de telas que se usaba para su ropa se mezclaba con su perfume

Aquel olor lo ponía ansioso y estando un poco ebrio no se detuvo a pensar que invadir el espacio personal de la chica representaba peligro pues Akane comenzaba a enojarse por su atrevimiento. Más eso no lo detuvo cuando se acercó aspirando con fuerza

—Oye me estás poniendo nerviosa ¿Qué rayos te ocurre?— le increpó mirandolo de mala manera mientras el rubor se esparcia por sus mejillas

Fue entonces que él le quitó la cesta dejándola a un lado para después tomar la cintura de Akane y posteriormente entrelazar sus dedos. Se acercó más cerrando los ojos para oler bien el cuello de su vestido con vuelos

Ella estaba el shock, intentando asimilar cómo había terminado en esa situación. Ranma se separó de su hombro dedicándole una mirada pícara a la joven; sin pena sonrió más aún sostrniendola se le vino a la mente el nombre del vasito para licor

Sus pensamientos se coordinaron con sus palabras dejando escapar una pregunta sin mucho sentido —Akane ¿Quieres jugar al caballito?

Entonces la chica pudo entender la situación y preguntó de vuelta —¿Estás borracho?— a modo de respuesta él asintió con timidez

—Solo un poco— le aseguró agachado la cabeza como regañado —¿Estás enojada conmigo? ¿No vamos a jugar al caballito?

Akane no pudo hacer nada más que reír —Hoy no— lo hizo caminar hasta su habitación —Mejor ve a dormir— lo dejó en la puerta pero antes de poder alejarse lo suficiente Ranma la tomó de la cintura y se acercó una vez más —¿Ranma?—

Entonces ocurrió algo que por mucho tiempo planeó como un momento especial dentro de su cabeza. Sin mucho que hacer respondió tímida al beso

Su primer beso

El azabache se separó sonriente —Vamos a quedarnos despiertos— le propuso dejándola entrar. Se sentaron en el futón platicando de tonterías que en su mayoría se le ocurría preguntarlas él. Entre respuestas y besos tímidos el tiempo pasó rápido

Cuando el efecto del alcohol realmente afectó sus sentidos se quedó dormido en el regazo de Akane con una boba sonrisa a lo que la pequeña Tendo terminó acariciadole el cabello con mucha sutileza —Si mañana te acuerdas... Ojalá no te arrepientas

A la mañana siguiente la chica de pelo azulado salía de su cuarto notando como el cesto se quedó a medio pasillo la noche anterior. Lo recogió y de pasó entró a la lavandería para sacar su ropa

Un momento después Ranma entró provocándole un sobresalto —Buenos días— saludó animadamente —Llevaré eso por tí— le dijo tomando la canastilla y depositando un beso en su mejilla

Caballito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora